José HANNAN ROBLES
Fotos: Jairo ARAGÓN
Maestra María Teresa Ramírez Álvarez, a cargo de la materia de Seminario del Arte Mexicano del Centro de Educación Artística Miguel Cabrera (Cedart), aseguró que aunque en nuestro país tenga fuerte presencia el Halloween, nuestras tradiciones estarán siempre vigentes, pues nunca desaparecerán, porque son parte de nuestra identidad.
Consideró que la celebración de muertos en México es más importante que la misma Navidad.
Costumbre como el Halloween, fiesta de origen celta que se celebra el 31 de octubre, sobre todo en países anglosajones como Estados Unidos, ¿han ganado terreno a tradiciones mexicanas?
Yo creo que sí, tanto a nivel local como nacional. Lo más importante de esta visión es que nosotros aquí en la escuela tratamos de que de alguna manera estas costumbres no influyan tanto en la juventud, buscando recuperar este espacio que es la tradición con los elementos que tenemos en Oaxaca que son muy ricos y muy importantes.
¿El Centro de Educación Artística Miguel Cabrera (Cedart) monta cada año una ofrenda tradicional?
Hacemos una ofrenda o altar, pero no tradicional, tratamos de rescatar los elementos como el de la comida, la luz, las velas, la flor, todos esos elementos que se tienen dentro de la tradición de muertos, no ponemos el arco aunque sabemos la importancia de ello, pero tratamos de alguna manera estos elementos estén de acuerdo a las áreas artísticas que realizamos en la escuela.
Tratamos de conjuntar lo contemporáneo con lo tradicional y lo artístico como una expresión muy importante, lo que logramos es que no estén tan ligados a la parte del Halloween.
¿Cómo influyen los medios de comunicación que momento a momento amartillan con la palabra Halloween?
Sabemos que influyen, es notorio que la parte comercial esté lleno de anuncios relacionados con esta costumbre, aun así logramos que los jóvenes se sensibilicen y lo visualicen desde otro punto de vista. Se busca la manera teórica que se refuerce la importancia de la muerte en el mundo mesoamericano, el por qué todavía hasta la fecha para nosotros como mexicanos, como oaxaqueños esta remembranza de la muerte nos acerca a la vida también.
¿Llegará la fecha en que pierda arraigo el Día de Muertos?
No, yo creo que no, la gente del sur tenemos más apegado estas tradiciones. Probablemente en otras ciudades más globalizadas o en el norte del país donde de cierta forma influyen más las costumbres estadounidenses.
Es muy importante trasmitir de manera adecuada a los niños y jóvenes lo significativo de esta celebración. Los maestros y los padres de familia podemos verla como una oportunidad para que conozcan las tradiciones de nuestros antepasados.
¿Existe en México una celebración más importante que la de Muertos?
Yo consideraría que es más importante la celebración de muertos que la misma Navidad, quizá para las comunidades. La gente consigue el mejor guajolote, el mejor pan, el mejor mole y chocolate. Todo es mejor y es para recibir a los muertos.
¿La situación económica que se vive pega a estas celebraciones?
Sí les pega, pero la gente sabe de la importancia del Día de Muertos para honrar a nuestros ancestros. Hace un guardadito de dinero. No es una cosa que es del momento sino que se prepara con tiempo, desde meses antes.
¿Quién tiene la responsabilidad de que nuestras tradiciones tengan vigencia?
Somos nosotros como personas, como cultura los que les damos permanencia. Cuando tratamos que los chicos a la manera que a ellos les sea más contemporáneo esta ofrenda hacia la vida y hacia la muerte hace que permanezca porque ellos la van a perpetuar o reproducir, si eso no se da, se termina.
Pero el Halloween tiene importante presencia en México ¿No hay riesgo de que se rezague el Día de Muertos?
Tengo la seguridad que aunque festejemos el Halloween, nuestras tradiciones estarán presentes, jamás desaparecerán, porque son parte de nuestra identidad.
¿Es atractiva al turismo la celebración del Día de Muertos?
Atrae a mucho turismo. Es como que nosotros estamos preparándonos para también estar en esto que se vuelve una fiesta, y que quizá se transgrede esa parte como solemne, es la celebración a la vida a través de la muerte.
¿Las diferentes partes o elementos de una ofrenda tienen un significado?
De acuerdo a la tradición, el Día de Muertos las almas de quienes ya murieron regresan a visitar a sus descendientes y seres queridos vivos. Se acostumbra instalar un altar u ofrenda donde se ofrece a los difuntos cosas que disfrutaron en vida como la comida que preferían, las bebidas predilectas, cigarros, cerveza, y en el caso de los niños, juguetes.
Los elementos que generalmente componen un altar son:
El agua: La fuente de la vida, se ofrecen a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso. En algunas culturas simbolizan la pureza del alma
La sal: Es el elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa en su viaje de ida y vuelta al siguiente año.
Velas y veladoras: En la antigüedad se utilizaban rajas de ocote, actualmente se usa el cirio en sus diferentes formas, velas, veladoras o ceras. La flama significa la luz, la fe, la esperanza. Es guía, con su flama titilante para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada. En algunas comunidades indígenas cada vela representa un difunto, es decir el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia. Si los cirios o los candeleros son morados, es señal de duelo; si se ponen cuatro de éstos en cruz, representan los puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.
Copal e incienso: el copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses ya que el incienso aún no se conocía, este llegó con los españoles. Es el elemento que sublima la oración o la alabanza. Fragancia de reverencia. Se utiliza para limpiar el lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.
Las flores: son símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se irá contenta, el alhelí y la nube no pueden faltar pues su color significa pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños.
En muchos lugares del país acostumbran poner caminos de pétalos que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa. La flor amarilla del cempasúchil (zempoalxóchitl) deshojada, es el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas.
El petate: Entre los múltiples usos del petate se encuentra el de cama, mesa o mortaja. En este particular día funciona para que las ánimas descansen, así como el mantel para colocar los alimentos de la ofrenda.
El Izcuintle: perrito izcuintle en juguete, el cual no debe faltar en los altares para niños, para que las ánimas de los pequeños se sientan contentas al llegar al banquete. El perrito izcuintle, es el que ayuda a las almas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar a Mitlán, que en la mitología mexicana es el nivel inferior de la tierra de los muertos.
El pan. El ofrecimiento fraternal es el pan. La Iglesia lo representa como el cuerpo de Cristo. Elaborado de diferentes formas, el pan es uno de los elementos más preciados en el altar.
El gollete y las cañas se relacionan con el tzompantli. Los golletes son panes en forma de rueda y se colocan en las ofrendas sostenidas por trozos de caña. Los panes simbolizan los cráneos de los enemigos vencidos y las cañas las varas donde se ensartaban.
El retrato del difunto, que refiere el ánima que nos visitará, pero este debe quedar escondido, de manera que solo pueda verse con un espejo, para dar a entender que el ser querido se le puede ver pero ya no existe.
El mole con pollo, gallina o guajolote, es el platillo favorito que ponen en el altar muchos indígenas de todo el país, aunque también le agregan barbacoa con todo y consomé. Los platillos en honor de los seres que nos visitarán.
Chocolate de agua, la tradición prehispánica dice que los invitados tomaban chocolate preparado con el agua que usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto.
Las calaveras de azúcar medianas son alusión a la muerte siempre presente. Las calaveras chicas son dedicadas a la Santísima Trinidad y la grande al Padre Eterno.
El aguamanil, jabón y toalla por si el ánima necesita lavarse las manos después del largo viaje.
El licor es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y se decida a visitarnos.
Una cruz grande de ceniza, sirve para que al llegar el ánima hasta el altar pueda expiar sus culpas presentes.
El altar puede ser adornado con papel picado, con tela de seda y satín donde descansan también figuras de barro, incensario o ropa limpia para recibir a las ánimas. (Con información de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas).
