Centros de salud y hospitales abandonados, farmacias sin el cuadro básico de medicamentos, personal médico y de enfermería sin equipos de protección ante la emergencia sanitaria en algunos casos, en otros los han tenido que comprar con sus propios recursos, poblaciones enteras sin servicios médicos… es la triste realidad que enfrenta el sistema de salud en Oaxaca, un sector que incluso antes de la pandemia del coronavirus ya se encontraba colapsado, producto de la corrupción y que ahora con la crisis es exhibido en su magnitud
Alonso PÉREZ AVENDAÑO
La pandemia del coronavirus ha desnudado al sistema de salud pública de Oaxaca. Ha exhibido cómo poblaciones enteras se encuentran sin servicios médicos disponibles, ha exhibido hospitales y centros de salud inoperantes, abandonados, sin equipo médico, ha exhibido farmacias vacías, semivacías y médicos y enfermeras que para protegerse de los contagios deben pagar con su propio dinero un cubrebocas o una mascarilla.
Regiones completas, distritos con más de 30 mil habitantes, zonas que se encuentran a seis o siete horas de distancia de la capital del estado, el municipio más grande del estado, están abandonados. Los testimonios recabados por Real Politik muestran la crisis del sistema de salud de Oaxaca, el abandono, la lejanía, la inacción de las autoridades estatales y la desconfianza de la población.
EN EL ISTMO, CENTROS DE SALUD SIN PROTECCIÓN
En el Istmo de Tehuantepec, además de la crisis presentada en el hospital Macedonio Benítez Fuentes de Juchitán, cerrado en dos ocasiones por un brote de coronavirus que afectó a gran parte del personal médico, los centros de salud se encuentran abandonados desde hace diez años y el personal que en ellos labora ha sido relegado durante la pandemia.
El equipamiento que se le da a los médicos y personal de enfermería de estos lugares no solo es escaso, sino de mala calidad.
“Sí nos están dando, el problema es que la calidad está muy jodida, te dan un cubrebocas que está todo jodido, el N95 se está desprendiendo la cinta que va a la oreja, la calidad de los servicios que estamos dando está jodida la verdad, pero eso es en cadena, porque no podemos dar calidad cuando no tenemos equipo, le están dando únicamente a los hospitales y al primer nivel, que es a donde llega el primer contacto de todo paciente, casi casi está en el olvido”, expresa Lorenzo Carrasco, representante de la Sección 35 del Sindicato de Salud en el Istmo de Tehuantepec.
Asimismo, señala que prácticamente desde que se construyó la mayoría de los centros de salud no han recibido inversión para mejorar su infraestructura. “Si usted revisa los centros de salud, hace diez años que se les dio mantenimiento, hay mucha carencia, mucha negligencia, nos exigen que demos consultas de calidad, pero damos lo que tenemos”, señala.
Ante esta situación, agrega, la mayor parte de los trabajadores han decidido comprar el material de protección con sus propios recursos, “al final de cuentas es para su beneficio, se hace menos ruido y al gobierno le conviene”, subraya el líder sindical.
ETLA, EL OLVIDO AL MARGEN DE LA CAPITAL
La Villa de Etla es la cabeza del distrito de Etla, que concentra 24 municipios. Tiene 14 mil habitantes y solo sumando la población de cinco municipios vecinos (Soledad, Guadalupe, Nazareno, Reyes y San Agustín) hay 20 mil pobladores más. En este municipio, la pandemia del coronavirus también ha exhibido la precariedad de los servicios de salud con los que cuenta la población. Hay una ambulancia para todo el municipio y el centro de salud de la Villa es el único de esta zona que presta atención en los turnos vespertino y de fin de semana.
Hay un centro de salud para 34 mil habitantes y en él los médicos y el personal de enfermería pasaron los dos primeros meses de la pandemia –abril y mayo- con equipo de protección mínima que adquirieron por su cuenta.
“Estuvimos con lo mínimo, sin cubrebocas o con cubrebocas elementales, lo que traíamos era por cuenta propia, era cuestión de cuidarse uno mismo, el personal de salud es el que está sintiendo más los efectos de esta pandemia y se está viendo en las muertes que está habiendo”, cuenta la doctora Margarita Ortiz Hernández, directora del centro de salud.
Hace un par de meses, la jurisdicción de los SSO de Valles Centrales comenzó a brindar equipamiento, pero aun así resultó insuficiente. Los médicos aún se sienten desprotegidos para atender la pandemia.
“Falta más material, faltan muchos insumos, nosotros mismos compramos nuestras caretas, nuestro equipo de protección, aquí ya no queda más que cuidarse uno mismo”, agrega. “Somos siete médicos y esta vez nada más me dieron 50 cubrebocas, nada más para médicos, las enfermeras son ocho, entonces nos va tocando de dos o tres cubrebocas, si mucho, cada mes o mes y medio, un N95 dura cinco días, pero si te toca con un paciente que trae síntomas pues lo desechas de inmediato”, explica.
La farmacia de este centro de salud está casi vacía, de 134 claves incluidas en el cuadro básico de atención hay 45 en existencia. El nivel de abasto reportado no supera el 48%. Para traslados de pacientes graves a hospitales de la ciudad de Oaxaca, el municipio cuenta con una ambulancia, donada durante el gobierno de Gabino Cué, hace ocho años. Los casos graves deben ser atendidos en los hospitales de la ciudad de Oaxaca, a 20 kilómetros de distancia.
“Los servicios que se prestan son insuficientes, es un tema delicado la falta de capacidad que tenemos, la principal necesidad del municipio y del distrito es la creación de un hospital más grande, que evitara que tuviéramos que trasladar a la gente hasta Oaxaca, que fuera aquí el centro para que toda la gente de Etla pudiera concentrarse”, resalta el presidente municipal de la Villa de Etla, Roberto Mendoza Pérez.
LA ZONA MIXE, ALEJADA Y SIN SERVICIOS
Artemio Ortiz Ricárdez, profesor jubilado y presidente municipal de Tamazulápam del Espíritu Santo, murió el 5 de agosto pasado contagiado de coronavirus.
Su caso refleja la falta de infraestructura hospitalaria de este distrito de la Sierra Norte que tiene más de 35 mil habitantes. Aunque en principio fue internado en el hospital integral comunitario de Tamazulápam, debió ser trasladado al Presidente Juárez del ISSSTE, a 70 kilómetros de distancia, donde falleció.
Ortiz fue una de las personas que denunció el abandono en el que se encontraba el hospital comunitario de Tamazulápam. El hospital de este municipio, con 19 camas y un ventilador mecánico para atender a pacientes graves de coronavirus, fue cerrado en mayo pasado cuando trabajadores denunciaron la falta de material de protección y de equipo médico.
“El caso fue fuertemente ventilado en la opinión pública, incluso se abrieron carpetas de queja en la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca por un total descobijo que ha dado el sector salud a este hospital, donde se concentran pobladores de diversos municipios de la región mixe, incluso estuvo cerrado. Ahora los trabajadores de confianza han comenzado a trabajar con equipo de protección básico, jóvenes ayuujk realizaron iniciativas para poder brindar equipo de protección a los trabajadores”, señala Juan Pablo Antonio, coordinador ejecutivo de Servicios del Pueblo Mixe (SER-Mixe).
El de Tamazulápam y el hospital de María Lombardo de Caso, en el municipio de Cotzocón, son los únicos dos construidos en esta región y “se encuentran en las mismas condiciones de descuido”. Las personas enfermas de la región mixe que requieren hospitalización deben ser trasladados a Tlacolula o a la ciudad de Oaxaca para ser atendidos. Los trayectos pueden durar de dos horas y media hasta seis o siete, dependiendo de la altura en la que se encuentren las comunidades. “Varios fallecen en el camino, no todas las comunidades mixes tienen acceso a carretera y las que tienen no hay una condición óptima”, señala.
“Es una situación que ha desenmascarado el Covid-19, en los centros en salud no existen los insumos necesarios para que la gente se pueda atender, algunos médicos, médicas, pasantes, al no ver las condiciones necesarias para realizar su trabajo, al iniciar la pandemia abandonaron las comunidades para resguardarse”, acusa Pablo.
Ante el abandono, autoridades de Jaltepec de Candayoc, agencia de Cotzocón, ganaron un amparo para obligar a las autoridades a mejorar los servicios de salud, hasta ahora la única respuesta que recibieron por parte del gobierno estatal es la donación de una ambulancia el pasado 3 de agosto, lo demás “ha sido buscar evasivas, hay una resistencia para cumplir”.
EL MUNICIPIO MÁS GRANDE, ABANDONADO
Por su extensión territorial, Santa María Chimalapa es el municipio más grande de Oaxaca. Con más de 8,500 habitantes y 4,300 kilómetros cuadrados en su territorio existe solamente un centro de salud en la cabecera, el cual durante la mayor parte de la pandemia se mantuvo abandonado, pues los médicos adscritos se fueron de la comunidad desde el inicio de la pandemia.
Una serie de muertes comenzaron a ocurrir durante julio sin que hubiera intervención de las autoridades de salud para determinar si eran o no personas contagiadas de coronavirus.
Una de esas pacientes fue la señora Epifania López González, de 73 años de edad, “presentaba síntomas, no sufría diabetes ni ninguna otra enfermedad, de repente se sintió mal por el tema respiratorio, se fue agravando y a los cuatro días dejó de existir”, denuncia su hijo Amado Vásquez González, quien denunció que, pese a que los SSO enviaron a una doctora al municipio, su respuesta para entregar un acta de defunción fue tardía y esquiva.
En este municipio pobladores dan testimonio de que han muerto al menos 15 personas durante el último mes. “Me imagino que murió por coronavirus, no se le hicieron pruebas, aquí no contábamos con médico”, añade Amado, quien señala que desde que inició la pandemia “se quedó el pueblo en la nada”.