Tras el incendio en la refinería Antonio Dovalí Jaimes, el gobierno federal debe cumplir con un estricto monitoreo para determinar el nivel de contaminación en suelo, ríos, mar y fuentes de abastecimiento de agua potable, para erradicar moléculas cancerígenas que invadieron el ambiente a causa del siniestro, alerta investigador de la UNAM
David Méndez
Las sustancias químicas liberadas al ambiente tras el incendio en la refinería “Antonio Dovalí Jaime”, el pasado 14 de junio, pueden persistir hasta 20 años en el suelo y el agua y, si no son tratadas y eliminadas correctamente, pueden ocasionar a largo plazo daños celulares e incrementar el riesgo de cáncer entre la población, sostuvo el especialista de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Omar Arellano Aguilar.
Tanto Petróleos Mexicanos (Pemex) como la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) –organismo encargado de investigar las contingencias vinculadas con hidrocarburos– deben cumplir con un estricto monitoreo para determinar el nivel de concentración de moléculas nocivas en el suelo, ríos, mar y fuentes de pozos de abastecimiento de agua potable y de riego para poder así establecer el nivel de toxicidad en, al menos, un radio de entre siete y 10 kilómetros de donde se registró el siniestro.
El también vicepresidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y parte del Comité Consultivo Nacional para la Gestión de Sustancias Químicas de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), aseguró que la zona aledaña a donde se encuentra el complejo de Pemex debe ser considerada “sitio altamente contaminado y de alto riesgo de exposición”, lo que “nos habla que podemos estar en contacto con las sustancias químicas que quedaron depositadas en el suelo”.
En entrevista, manifestó que las autoridades federales y estatales deben mantener un monitoreo permanente del lugar durante al menos un año, para confirmar que la ciudadanía y el ecosistema no están expuestos a sustancias peligrosas, pues la interacción con dioxinas y furanos, nombres comunes con que se conoce a las moléculas que se generan durante una deflagración como la ocurrida en la región del Istmo de Tehuantepec, pueden traer repercusiones en la salud de los seres vivos.
Incluso, indicó que lo ideal es el desalojo de los asentamientos humanos ubicados en las cercanías de las instalaciones de Pemex hasta que las autoridades confirmen, a través de los estudios mencionados, el grado de peligro que implica permanecer en la zona.
“Desafortunadamente se atiende la contingencia, la emergencia ambiental, pero, posteriormente, el monitoreo, la vigilancia, y las campañas epidemiológicas se dejan de lado, y ese es el problema”, comentó, el doctor en Ciencias y docente de Evaluación de Riesgo Ecológico y Taller de Investigación en Ciencias Ambientales.
Asimismo, indicó que el gobierno mexicano debe ajustarse a los estándares internacionales y, una vez que culmine la etapa de seguimiento a la contingencia, publicar un reporte al que tenga acceso toda la población y que pormenorice las causas del accidente, el nombre de las moléculas que estuvieron expuestas, cuáles fueron los riesgos de exposición, los radios de exposición y los niveles de contaminación.
Esos estudios prácticamente se llevan cabo tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea.
Aunque dijo que desde la Ciudad de México, era imposible determinar el perímetro en riesgo luego del incendio, indicó que el hecho de que se hayan reportado lluvias en las horas subsecuentes al percance, hace suponer que las sustancias se precipitaron en zonas cercanas a la refinería y no se extendieron por toda la región.
Sin embargo, lo anterior, también se traduce en que el riesgo de exposición “subcrónica” –distribución de partículas dañinas en un área determinada—recaen en la población de las colonias cercanas al lugar de los hechos.
No cumplir con un seguimiento con las características que describió, advirtió, elevaría el riesgo de los ciudadanos a contraer enfermedades, pues podrían consumir tanto agua como verduras y carne –ganado y pescado—contaminados.
“Por su cercanía a la costa, también se debe analizar a las especias acuáticas; podría repercutir en la pesca; es el riesgo. Lo recomendable es eliminar cualquier duda porque, si no, estamos con esa incertidumbre y no sabemos si es o no algo para preocuparnos”.
–Se debe suspender la pesca, entonces.
–Dependería del tipo de pesca que existe; hay animales que son de la columna de agua y se mueven por toda la costa y no están en riesgo, pero los que son de la parte bentónica; por ejemplo, la langosta y el pulpo, serían los focales.
Seis meses para
concluir investigación
Pemex tiene un plazo de hasta seis meses para notificar las causas que originaron el incendio del pasado 14 de junio en la refinería “Antonio Dovalí”, informó, en su momento, la ASEA, responsable de esclarecer y, en su defecto, sancionar a los responsables de aquellos hechos, cuyo saldo fue de un muerto y nueve heridos.
La ASEA indicó que solicitó a la empresa productiva del estado una Investigación Causa-Raíz (ICR) –elaborada por un tercero– para determinar qué fue lo que desencadenó el siniestro y “emitir las recomendaciones preventivas y correctivas para evitar su repetición”.
Mientras Pemex no entregue el ICR “es pronto para hablar de alguna sanción”, indicó al respecto, Carmen María Gallardo Ortega, subdirectora de Información y Medios del departamento de Comunicación Social de aquel ente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Desde que este medio se puso en contacto con ella, vía telefónica y por correo electrónico, Gallardo sostuvo que personal de aquella entidad permanecía en Oaxaca supervisando los equipos involucrados en el incendio y verificando la aplicación de planes de contingencia, medidas de emergencia y acciones de contención para contrarrestar derrames, infiltraciones y descargas de residuos peligrosos.
Sin embargo, este medio en reiteradas ocasiones le solicitó cuáles habían sido los resultados de esas inspecciones, qué tipo de moléculas invadieron el ambiente y el daño ecológico que éstas podrían desencadenar, pero en todo momento respondió con evasivas y, finalmente, optó no responder las llamadas ni los correos electrónicos.
Por su parte, el director de Comunicación Social de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) respondió que la ASEA era la única instancia que podía dar informes sobre las investigaciones que actualmente se siguen por aquel siniestro, que le costó la vida a un empleado.
“Desafortunadamente se atiende la contingencia, la emergencia ambiental, pero, posteriormente, el monitoreo, la vigilancia, y las campañas epidemiológicas se dejan de lado, y ese es el problema”
Omar Arellano Aguilar, académico de la UNAM
“El percance es resultado de la falta de mantenimiento a las instalaciones, derivado de las pretensiones del gobierno por acabar a Pemex”
José Márquez Pérez, presidente de ProOax
El siniestro más grave
de la historia: Pro-Oax
Por su parte, el presidente del Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca (Pro-Oax), José Márquez Pérez, sostuvo que la contingencia registrada en Salina Cruz podría desencadenar una contingencia sin precedente en Oaxaca.
De hecho, Márquez manifestó que el siniestro es el más grave que se ha registrado en aquella planta desde su apertura en 1979.
Incendio fue provocado
Sin embargo, el activista, cercano al pintor Francisco Toledo, aseveró que tal contingencia pudo haber sido provocada o, bien, permitida por la propia empresa productiva del estado para tener argumentos para cerrar su principal refinería del país.
Indicó que el gobierno mexicano se ha comprometido con los grandes capitales de Estados Unidos a exterminar su producción de combustible con el objetivo de adquirirlo en el mercado de aquella nación.
En entrevista, el activista sostuvo que, de manera sistematizada, Petróleos Mexicanos comenzó desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari el desmantelamiento de esta entidad, a pesar de que generaba a favor del Estado grandes cantidades de riquezas.
“El percance es resultado de la falta de mantenimiento a las instalaciones, derivado de las pretensiones del gobierno por acabar a Pemex”, refirió.
Por su parte, la directora de la organización Fronteras Comunes, Marisa Jacott, coincidió con la versión de Márquez Pérez: “Lo que puedo decir es que espero que no haya sido intencional; sin embargo, intencional o no, sirve mucho a los intereses del Estado para terminar con Pemex y que entren de lleno las compañías extranjeras”.
Sin embargo, al solicitarle su punto de vista sobre lo acontecido en el Istmo de Tehuantepec, subrayó que “para esta catástrofe, en particular, no tengo otra información salvo la publicada en medios”,
Greenpeace -México, a través de su vocera, Edith Martínez, indicó que “siempre hemos dicho que debemos cambiar los combustibles fósiles, que son más sucios, caros y agotables”.
Al igual que Jacott, Martínez manifestó que la organización no daba seguimiento especial a lo acontecido en el Istmo de Tehuantepec, pero resaltó que “(los combustibles fósiles) están identificados como uno de los factores para incrementar el calentamiento global”.
Y agregó: “La solución son las energías renovables”.
Greenpeace puso a disposición de Real Politk un informe sobre los accidentes más graves suscitados en todo el mundo, relacionados con el derrame de combustible, que serán divulgados en la siguiente entrega de este reporte.