El plantón que durante cuatro meses mantuvieron en el primer cuadro de la ciudad integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), dejó una estela de destrucción de luminarias, instalaciones eléctricas, jardineras, bancas y escalones. Tras el desalojo de maestros y vendedores ambulantes, el Jardín de la Constitución quedó desecho
José HANNAN ROBLES
Suciedad, olores nauseabundos, toneladas de basura, la destrucción de bancas y jardineras, entre otros daños dejaron comerciantes y maestros de la Sección 22 en el Zócalo capitalino, tras mantener su plantón durante cuatro meses ininterrumpidos.
La madrugada del domingo 11 de septiembre, en un operativo conjunto, policías estatales y municipales desalojaron a los aproximadamente 260 comerciantes semifijos que desde el 15 de mayo mantenían invadidas la plancha de la Alameda Central y las cuatro calles adyacentes al zócalo capitalino.
El Jardín de la Constitución luce a medias el colonial esplendor que lo caracteriza por la presencia de algunas casas de campaña que todavía se encuentran replegadas en los alrededores del kiosko.
El titular de la Secretaría de Servicios a la Comunidad del Ayuntamiento citadino, Julián Santillana Suárez del Real dijo que luego del desalojo de maestros y comerciantes recibió el Zócalo desecho.
Calificó de infamia la actitud de maestros y comerciantes ambulantes, pues destruyeron luminarias, instalación eléctrica, jardineras, plantas, bancas y escalones de donde obtuvieron piedras para utilizarlas como proyectiles.
Seis bancas fueron despedazadas, así como las jardineras, indicó.
Ante la pérdida de las plantas, se estaba analizando la posibilidad, en coordinación con el Gobierno del Estado, de sembrar nuevas flores y arbolitos, aunque difícilmente los arreglos estarían listos para los festejos patrios de la semana pasada, explicó el funcionario municipal.
Comentó que los ambulantes al “colgarse” del sistema eléctrico causaron cortos circuitos, lo que provocó que el Zócalo se quedara a oscuras.
Santillana dio a conocer que fueron retiradas 70 toneladas de desperdicios, entre basura, cartones, pedazos de estructuras, lonas, colchones, plásticos, entre otros objetos.
El Ayuntamiento de Oaxaca destinó a 25 trabajadores, mientras que el Gobierno del Estado una cuadrilla de 15 personas, para arreglar hasta donde fuera posible el Zócalo, ante la presencia de los días patrios, fechas en que los oaxaqueños llegan a este espacio, considerado como el corazón de la ciudad, informó.
Las actividades comerciales y de servicios en los negocios ubicados en el primer cuadro de la ciudad se normalizaron el domingo 11 de septiembre, sin las molestias generadas por el pésimo aspecto, la inseguridad y los malos olores generados por los vendedores ambulantes y semifijos.
Comerciantes y prestadores de servicios establecidos en los portales del Zócalo y de calles adyacentes, Esther Merino Badiola y Mario Rodríguez, condenaron la actitud omisa y tibia del Gobierno del estado, al haber realizado un “desalojo a medias”, que deja muchas dudas al permitir que un grupo de maestros que no rebasa los 200, sigan dando una imagen denigrante en el Jardín de la Constitución.
La Alameda de León y la Catedral Metropolitana, lucen su monumental imagen colonial en todo su esplendor. El lunes, un día después del desalojo, inició el traslado de los vendedores semifijos que habían sido ubicados temporalmente sobre las calles de Hidalgo y Las Casas, con lo cual el primer cuadro de la ciudad recobró su imagen cotidiana.
En los corredores de Palacio de Gobierno continúa el campamento de mujeres triquis desplazadas de San Juan Copala, encabezadas por Reyna Martínez, con su exigencia de viviendas con todos los servicios urbanos, amparados en las medidas cautelares emitidas a su favor por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.