Un rebote del crecimiento de entre 4% y 7% en el 2021 de ninguna manera significa una recuperación de una economía fortalecida
Alfredo Coutiño*
EXPANSIÓN México
Si la historia puede tomarse como guía, la economía mexicana puede sorprender con un crecimiento mucho mayor al que el mercado y el mismo gobierno anticipan. No obstante, el rebote del crecimiento debe tomarse en su justa dimensión, ya que no significa fortaleza económica ni una recuperación sostenida, ya que las debilidades estructurales continuarán siendo un lastre en el corto y en el mediano plazo.
El consenso del mercado espera un crecimiento económico para el 2021 de alrededor de 3.5%, mientras el FMI acaba de actualizar su estimado a 4.3%, los cuales reflejan en cierta medida el efecto aritmético de la baja base de comparación del 2020. Bajo condiciones normales, la economía puede crecer a una tasa no mayor a 2% dado la prolongada anemia de la inversión productiva.
Sin embargo, el 2021 presenta dos grandes ventajas para la economía mexicana, lo cual puede hacer que el estimado del crecimiento para el año sorprenda a tal punto que puede despertar suspicacias y ser clasificado como inconcebible. La primera ventaja es que el 2021 es “el año después de la crisis”, en donde cualquier aumento mínimo en el volumen de actividad tiende a ser amplificado en términos de comparación anual. Los bajos niveles de producción en el 2020 crearán la ilusión de que la economía presenta una recuperación importante en el 2021.
Segundo, es bien sabido que existe una alta dependencia de la economía mexicana con respecto a la estadounidense. Sin embargo, la realidad histórica demuestra que en tiempos de crisis y recuperación, la economía mexicana muestra una respuesta mayor con respecto a la economía estadounidense. Es decir, existe una elasticidad mayor a 1 tanto en la fase a la baja como a la alza del ciclo mexicano con respecto a la economía estadounidense: Si Estados Unidos se cae, México se hunde; pero si el vecino del norte se recupera, México se acelera.
En el primer caso y con base en una trayectoria positiva esperada para la actividad económica, aún con un crecimiento trimestral moderado de solo 0.5% en cada uno de los cuatro trimestres del 2021, el crecimiento en el año sería superior a 4%. Es bastante posible, ya que ese crecimiento trimestral es consistente con la tasa promedio trimestral registrada durante el sexenio pasado.
En el segundo caso, así como la economía mexicana amplifica las caídas que se dan en la economía estadounidense, también magnifica las subidas. Durante la crisis financiera global del 2009, la economía mexicana reportó una elasticidad de 2 con respecto a la caída y recuperación de la economía estadounidense. Así en el 2009, mientras la economía del vecino del norte se contrajo 2.5%, la mexicana cayó 5.1%, pero en el 2010 la estadounidense creció 2.6% y la mexicana 5.1%.En la crisis reciente del 2020, las elasticidades de caída y subida entre México-Estados Unidos se ajustaron un poco, pero fueron mayor a 1. Así, la elasticidad de la caída de México en el segundo trimestre fue de 1.8% con respecto a la contracción estadounidense, mientras que la elasticidad de subida en el tercer trimestre fue de casi 1.5.
Si en el 2021 aplicamos la misma elasticidad de recuperación reportada en el 2020 (1.5) y consideramos un estimado conservador para el crecimiento económico de los Estados Unidos de 4%, entonces la economía mexicana repuntaría un 6% en el presente año. Sin embargo, el mercado apunta a un crecimiento estadounidense alrededor de 5% ante la llegada de la nueva administración, lo cual fortalecería la demanda por exportaciones mexicanas y el flujo de remesas, lo que podría llevar a un repunte económico mexicano de alrededor de 7.5%.
De esta forma, en base a las elasticidades históricas México-Estados Unidos en crisis recientes, no es descabellado apuntar a un crecimiento de la economía mexicana de entre 6% y 7.5% en el 2021. Sin embargo, la baja capacidad productiva de la economía mexicana y el pobre control de la epidemia que podría detonar un cierre parcial de actividades, podría resultar en un crecimiento menor para el país.
Finalmente, un rebote del crecimiento de entre 4% y 7% en el 2021 de ninguna manera significa una recuperación de una economía fortalecida, dado que la anemia estructural de la inversión continuará limitando la capacidad productiva del país. Esto llevará a una rápida moderación del crecimiento hacia una tasa consistente con el producto potencial, no mayor a 2% en el resto del sexenio.
*Director para América Latina en Moody’s Analytics