Nuevo asalto en el combate de boxeo entre las dos grandes potencias. China ha prometido este martes defender sus intereses y los de sus empresas, horas después de que Estados Unidos presentara cargos contra el gigante chino de las telecomunicaciones Huawei y la directora financiera de esa compañía, Meng Wanzhou, respectivamente por robo de la propiedad intelectual y fraude para violar las sanciones de EE UU contra Irán.
Los 23 cargos representan un nuevo aumento de la presión de Washington contra Huawei, una empresa privada pero que China considera casi un tesoro tecnológico nacional. Aunque Estados Unidos mantiene en el punto de mira desde hace cerca de una década, por sospechas de que sus equipos puedan usarse para el espionaje, los pliegos presentados por el Departamento de Justicia en Seattle (costa oeste) y Nueva York (costa este) son las acusaciones más graves presentadas hasta el momento.
Pekín considera que el hostigamiento contra Huawei —que este año sobrepasó a Apple para convertirse en el segundo vendedor de móviles del mundo, solo por detrás de Samsung— está políticamente motivado. Forma parte —a sus ojos— de los esfuerzos de Washington para contener el auge de China e impedir que ese país pueda competir o superar a la primera potencia del mundo. “Desde hace tiempo, Estados Unidos ha calumniado e intentado anular el funcionamiento de empresas chinas. Detrás de ello hay motivaciones políticas, eso está claro”, alegaba este martes el portavoz del Ministerio de Exteriores en Pekín, Geng Shuang.
El portavoz exhortó a Estados Unidos a “cesar el hostigamiento poco razonable” contra la compañía china. O China, aseguró, defenderá a sus empresas “con firmeza”.
Geng no indicó cómo su Gobierno piensa adoptar esa firmeza. Hasta ahora, ha sido Canadá, el país que el 1 de diciembre detuvo a Meng a petición de Estados Unidos, quien ha recibido la respuesta más dura por parte de China: dos de sus ciudadanos están arrestados y acusados de “poner en peligro la seguridad nacional”, y un tercero condenado a muerte por tráfico de drogas, en aparente represalia a la situación de la ejecutiva, actualmente en libertad condicional a la espera de que se decida sobre su extradición.
Pero la presentación de cargos estadounidense ha llegado en un momento clave. Al tiempo que el Departamento de Justicia daba ese paso, aterrizaba en Washington Liu He, el vice primer ministro y representante personal del presidente chino Xi Jinping para asuntos económicos, al frente de una importante comitiva. Liu y su equipo comenzarán a partir de este miércoles dos días de intensas negociaciones con los representantes estadounidenses, encabezados por Robert Lighthizer, para tratar de llegar a un acuerdo antes del 1 de marzo, cuando acaba la tregua arancelaria acordada por Xi y el presidente de EE UU, Donald Trump, en su guerra comercial.
El portavoz esquivó precisar si durante esas conversaciones China sacará a relucir la situación de Meng. “Sobre esas conversaciones y nuestra postura al respecto, Estados Unidos tiene bastante clara cuál es”, declaró Geng.
Estados Unidos insiste en que el caso contra Huawei y la alta ejecutiva, y las conversaciones, comerciales son dos asuntos completamente separados.
En su disputa arancelaria, Estados Unidos exige a China medidas contra la transferencia forzosa de tecnología y contra el robo de propiedad intelectual, precisamente este último uno de los asuntos de los que se acusa a Huawei.
El pliego de cargos en torno al robo de propiedad intelectual atañe a un caso que ya se había dirimido en los tribunales civiles y por el que Huawei había aceptado pagar compensación. El caso atañe a los supuestos intentos de la compañía china por copiar la tecnología de un robot, “Tappy”, diseñado por la suministradora de servicios de telefonía T-Mobile para comprobar el funcionamiento de los móviles que ponía a la venta. Una de las denuncias más alarmantes que figuran entre los cargos hace referencia a un supuesto programa de Huawei para recompensar a los trabajadores que consiguieran hacerse con información confidencial de rivales en el extranjero.
Las acusaciones contra Meng incluyen obstrucción de la justicia y fraude, al engañar a instituciones financieras sobre la relación de Huawei con una subsidiaria para poder pasar por encima de las sanciones estadounidenses contra Irán.
La compañía china ha rechazado tajantemente todos los cargos de los que se le acusa y ha manifestado su “decepción”. “La empresa niega que ella, su subsidiaria o filial hayan cometido cualquiera de las infracciones de la ley de EE UU expuestas en cada una de las acusaciones, no tiene conocimiento de ningún delito por parte de la señora Meng y cree que los tribunales de EE.UU llegarán finalmente a la misma conclusión”, subraya en un comunicado.