Cientos de feligreses acompañaron al Señor del Rayo en su peregrinación hacia el altar principal de la Catedral
José HANNAN ROBLES
Como cada año el milagroso Señor del Rayo fue celebrado con motivo de su fiesta patronal el 23 de octubre.
La venerada imagen fue bajada de su nicho y llevada al altar central de la Catedral Metropolitana. El altar lució bellamente adornado con gladiolas, alcatraces y tulipanes. Las gruesas columnas del templo también lucieron adornados dando un ambiente de solemnidad.
La devoción de miles de personas se puso de manifiesto durante la velación y Procesión de Aurora con la participación de la Hermandad de Estandartes y Relicarios del Santísimo Rosario de la Arquidiócesis de Antequera.
El arzobispo José Luis Chávez Botello ofició la solemne concelebración eucarística a las 10:00 horas.
En el atrio de la Catedral fue presentada la Guelaguetza por diferentes delegaciones y se quemó el castillo.
Desde el martes 13 de octubre hasta el sábado 24 se realizaron diversas actividades para honrar al Señor del Rayo, como celebraciones eucarísticas, convites, procesiones.
El Señor del Rayo fue traído de España en el siglo XVI, y venerado en el templo San Juan de Dios que fungía como catedral en aquel tiempo.
Se cuenta que un día despejado y sin nubes cayó un rayo provocando que la Catedral San Juan de Dios se incendiara totalmente, ya que tenía un techo confeccionado de madera.
A pesar de que todo se quemó, el Cristo solamente se oscureció.
Después, cuando se concluyó la actual catedral, se le designó una capilla y se le dio el nombre de El Señor del Rayo.
El Señor del Rayo es motivo de veneración por el sinnúmero de milagros que hace.