Debido la suspensión de clases presenciales en todos los niveles escolares por el brote y propagación de la COVID-19, comerciantes dedicados a la venta de uniformes escolares aseguraron que registran estrepitosas caídas en sus ventas, las cuales alcanzan hasta un 90 %.
“De hecho, nosotros ahorita ya estaríamos con la tienda abarrotada y pues nada. Ventas no hay. De pérdidas, pues un 90 % realmente de lo que nosotros estaríamos ganando anualmente, un 90 % porque nuestro negocio es básicamente la venta de uniformes escolares, gira en torno a eso”, afirmó Elizabeth, comerciante.
En ese sentido, resaltó que mantener un negocio también implica gastos como pago de renta, de servicios como luz o agua y el sueldo de empleados, por lo que no generar ingresos, les representa una afectación directa.
“Pues nos afecta que los niños no estén en clases presenciales, en la escuela, porque eso implica no comprar uniformes. Virtualmente pues ellos pueden seguir tomando sus clases pero mientras no regresen a clases presenciales no va a haber ventas para nosotros. Sí nos está afectando demasiado”, contó.
Por otra parte, relató que el panorama para ellos no luce claro, pues el hecho que las autoridades, tanto estatales como federales, no anuncien una fecha tentativa para la reanudación de actividades, los limita a planear estrategias de inversión y proyección de su negocio.
“Aunque los niños regresaran a clases a fin de año o a inicios del próximo año, este año ya es perdido para nosotros, no habría ninguna recuperación porque son pérdidas, pérdidas porque no hubo clausuras, porque no hubo regreso a clases en este ciclo escolar”, dijo.
De igual forma, aseveró que hasta el momento no han sido contactados por alguna dependencia o autoridad para integrarlos a algún programa de apoyo con el que puedan solventar gastos primarios de su negocio. También compartió que no les han informado de algún subsidio o estímulo fiscal.
Finalmente, Elizabeth lamentó la actual situación e hizo una comparativa de este año con los anteriores, en los que meses como julio, agosto y un poco de septiembre eran fechas altas, buenas para la venta de uniformes escolares.
“Así es, de hecho, generalmente siempre prevenimos desde el mes de febrero, marzo, entonces pues sí nos vino a afectar esto de la pandemia, porque con anticipación nos prevenimos y aún así nos quedamos con el stock, no hay salida de mercancía, la mercancía está ahí y no hay ventas”, concluyó.