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Benjamín Robles Montoya, una historia turbia de traiciones y corrupción

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Sus ex amigos y opositores definen al ex senador y actual diputado federal del PT como un personaje corrupto, traidor y ambicioso. Su trayectoria política está ligada a funcionarios y gobiernos vinculados al desvío de recursos, espionaje y nexos con el narcotráfico. Como exitoso operador político del PRI, en 2002 llegó a Oaxaca invitado por Gabino Cué y Jesús Martínez, a quienes traicionó. Hoy, bajo el lema de la cuarta transformación pregona un discurso de cambio y austeridad y allana el camino para convertirse en el próximo candidato de Morena al gobierno del estado

 

David Méndez

 

Corrupto, turbio, ambicioso y traidor, son los calificativos que pintan de cuerpo entero a Benjamín Robles Montoya.

Así describen sus allegados y opositores al político oriundo de la Ciudad de México que en 17 años ha tejido una red de corrupción, abuso de poder, nepotismo y enriquecimiento ilícito con la que hoy busca allanar su camino para hacer realidad su más grande ambición: convertirse en Gobernador de Oaxaca.

Nacido en 1959, para Robles da lo mismo ocultar su lugar de origen, que disfrazar su ideología política fraguada a la vieja usanza priista o traicionar a los “padrinos” que le han permitido llegar a  puestos privilegiados dentro de la función pública.

Su astucia le ha permitido ganarse la confianza de dos gobernadores de los que fungió como operador político; sin embargo, ambas administraciones terminaron hundidas en el descrédito, entre múltiples acusaciones de corrupción, represión, espionaje e incluso, nexos con el narcotráfico.

“Benjamín Robles es traidor, ladrón y malagradecido”, sentenció en 2016 el ex gobernador de la entidad Jesús Martínez Álvarez, quien a principios de la década de 1990, acogió a Robles dentro de su equipo de trabajo en el Distrito Federal, cuando el político oaxaqueño se desempeñaba como Secretario de Gobierno y director de la extinta Ruta 100.

“No tiene autoridad moral para señalar, porque se enriqueció del gobierno que hoy critica”, añadió Martínez Álvarez, luego de que el entonces senador de la república comenzara una campaña en medios estatales y nacionales para denunciar los actos de corrupción en los que había incurrido la administración de Gabino Cué Monteagudo.

Con aquel mensaje, Martínez Álvarez hizo referencia a que, en 2002, fueron precisamente él y el propio Gabino Cué quienes lo invitaron a participar en la vida política de la entidad.

 

Historia turbia

 

Ángel Benjamín Robles Montoya se formó políticamente al estilo del viejo PRI, bajo la protección y el apoyo de Juan Benito Coquet Ramos, político veracruzano, hijo de Benito Coquet, ex embajador de México en Cuba entre 1947 y 1952, durante el régimen de Fulgencio Batista.

A principios de 1990, cuando Robles tenía poco más de 30 años de edad, Coquet, quien se desempeñaba como jefe de asesores del entonces senador michoacano Víctor Manuel Tinoco Rubí, lo incorporó al equipo de trabajo del ex gobernador de Oaxaca, Jesús Martínez Álvarez, en la Ciudad de México, quien fungía como uno de los más cercanos colaboradores del entonces regente del Distrito Federal, Víctor Manuel Camacho Solís.

Ahí se forjaron los vínculos de Robles Montoya con políticos oaxaqueños, pues, al lado de Martínez Álvarez, permanecían en el equipo otros priistas, entonces jóvenes, como Alberto Esteva Salinas y Gabino Cué Monteagudo (entre las esposas de Cué y Robles, Mané Sánchez y Consuelo Villalobos, también existían lazos amistosos).

El Cara Sucia, como le apodan, se integró exitosamente a la cofradía, pero en 1993, cuando Camacho Solís renunció como regente del Distrito Federal y se distanció políticamente de Carlos Salinas de Gortari, tras ser desplazado de la candidatura a la Presidencia de la República, el grupo se separó.

 

Michoacán, su escuela

 

Mientras Cué y Esteva se incorporaron al gobierno de Diódoro Carrasco Altamirano en Oaxaca, Coquet Ramos rescató nuevamente a su “ahijado” y lo llevó al estado de Michoacán, donde en 1995, ambos, se sumaron al equipo de campaña de Víctor Manuel Tinoco Rubí, quien había sido designado por el PRI candidato a la gobernación.

La primera función de Robles Montoya fue elaborar para el aspirante discursos y fichas informativas sobre los problemas que imperaban en las regiones de Michoacán, así como fotografiarlo al lado de sus seguidores. Su sueldo, de acuerdo con archivos periodísticos, era de 12 mil pesos mensuales.

Ya instalado en la primera magistratura de su estado, Tinoco distribuyó el poder entre amigos y aliados. Los hermanos José Antonio y Eduardo García Torres, acusados hasta la fecha de tener vínculos con el narcotráfico, ocuparon dos de las carteras más importantes de la administración estatal: la Secretaría General de Gobierno y la Procuraduría General de Justicia.

Por su parte, Juan Benito Coquet Ramos, primero, fue nombrado director del Centro de Investigación para el Desarrollo de Michoacán (Cidem); luego, fue enviado a la Secretaría de Educación Pública local y, finalmente, en el cuarto año de gobierno, a la Secretaría General de Gobierno, en sustitución de José Antonio García.

Según reportes de los periódicos Mural, de Grupo Reforma, y La Jornada, así como de la revista Proceso, tanto los hermanos García Torres como el equipo de Coquet Ramos, del que formaba parte Robles Montoya, crearon una de las redes de espionaje telefónico más grandes de las que se tenga memoria en la entidad michoacana, de las que, incluso, el propio Gobernador fue víctima.

Además, las estructuras de García Torres y Coquet Ramos tuvieron que actuar de manera coordinada para borrar los rastros de los millonarios desvíos de recursos orquestados por el gobernador y que fueron reconocidos por éste en un escucha ilegal que fue divulgada en 2000.

Cuando Coquet dejó la dirección del Cidem, Robles ocupó su lugar y, posteriormente, fue enviado al Centro de Desarrollo Municipal de Michoacán (Cedemun), que tiene bajo su potestad al Comité de Planeación para el Desarrollo Municipal.

Fue entonces que comenzó a participar en la estructuración, según aseveraciones de medios de comunicación, de las redes de espionaje y cooptación, pues se le había encargado la atomización de los grupos disidentes y radicales que existían en el aquel estado.

Benjamín Robles hizo equipo con otros personajes afines a Coquet conocidos como La legión Extranjera o la Chilanga Banda, porque sin ser de Michoacán poco a poco asumieron un rol principal en la vida política interna de la entidad.

Con recursos estatales, Robles y sus aliados  “sobornaron” a las dirigencias de partidos minoritarios, como Convergencia por la Democracia.

También infiltraron y espiaron a organizaciones sociales, periodistas y grupos políticos, incluida la Sección 18 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Benjamín Robles, agregan los reportes, logró convencer al gobernador Tinoco Rubí de crear una “ventanilla única” a través de la cual circularan recursos no auditables para ser entregados a líderes estudiantiles para “sofocar” posibles insurrecciones y mantener bajo su control al estado.

Años después de su arribo a la entidad, Montoya edificó una residencia cotizada en 3 millones 500 mil pesos; esto, de acuerdo con información atribuida al columnista michoacano Jorge Hidalgo Lugo.

 

*****

 

Entre 1996 y 2001, gracias a Coquet y a su operación política, aquel personaje vivió años de protagonismo. En 2000, coordinó la campaña interna del PRI del aspirante presidencial Francisco Labastida, “aunque la figura visible fue Francisco Corona Núñez”, dicen las reseñas.

Después, de la mano de su padrino político, formó parte del grupo que hizo la “campaña negra” de Alfredo Anaya Gudiño, candidato del PRI al gobierno de Michoacán y quien perdió ante el perredista Lázaro Cárdenas, en 2001.

En ese mismo proceso electoral, Robles Montoya recibió la venia de Tinoco Rubí para competir como candidato del PRI a la diputación por el décimo distrito local Morelia Noroeste, donde fue derrotado por Isidro Fausto Gutiérrez, de la Coalición Unidos por Michoacán (PRD-PT-PVEM y Convergencia).

 

Escándalos de corrupción

 

Al concluir el sexenio –refieren los datos recabados– uno de los mayores escándalos que se suscitaron fue el descubrimiento de varias cuentas de dólares en el First Chicago Bank, donde Benjamín Robles Montoya aparecía como poseedor de 240 mil dólares, junto con varios funcionarios del régimen extinto. En el Bank of Texas, con la cuenta 090098324 191-B73, volvía a aparecer Benjamín Robles Montoya, con 96 mil dólares.

En 2004, dentro del expediente SR-24/2002, Juan Benito Coquet Ramos fue inhabilitado durante seis años para desempeñar cualquier puesto público en el estado de Michoacán, al confirmarse irregularidades dentro de su gestión en la Secretaría de Educación Pública.

 

“Borra” su pasado

 

Colapsadas las estructuras creadas por Tinoco Rubí, el operador político priista Robles Montoya regresó a la Ciudad de México y entabló contacto nuevamente con Jesús Martínez y Gabino Cué, quienes ya habían abandonado las filas del PRI y emigrado al partido Convergencia por la Democracia, que a nivel nacional encabezaba Dante Delgado, paisano de Juan Benito Coquet.

En las filas de Convergencia, el grupo de Cué y Álvarez, había logrado ganar la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez.

Robles se afilió a Convergencia y, en 2002, fue nombrado asesor de la Presidencia Municipal de la capital oaxaqueña e integrante del primer círculo de Martínez Álvarez y Cué Monteagudo.

Robles se olvidó de sus más de 10 años de militancia en el PRI y a partir de ese momento, se autodenominó un férreo opositor del régimen priista, y se dedicó a arremeter en contra de los regímenes de José Murat y Ulises Ruiz.

De su currículum borró su participación como colaborador de Tinoco Rubí.

“El primer movimiento democrático en Oaxaca, que nació con el Siglo 21, se convirtió desde entonces en el principal motor de su carrera política. Fue la victoria de este movimiento en la capital del estado, el Municipio de Oaxaca de Juárez, en el año 2000 (sic), la confirmación de que se encontraba en el camino correcto”, dice una de sus autobiografías publicadas en la web.

En 2003 Montoya se convirtió en representante estatal del Partido Convergencia (PC) y en 2004 coordinó la primera campaña a la gubernatura de Cué, del lado de la alianza PAN-PRD-PT, la misma que le había quitado la posibilidad de ser diputado local en Michoacán.

 

Tras la derrota ante Ulises Ruiz Ortiz, se declaró enemigo de aquella administración a la que descalificó en múltiples ocasiones y la acusó de haber recurrido en un fraude electoral.

En las elecciones de 2006, gracias al efecto López Obrador, Robles Montoya ganó la diputación local bajo las siglas del PC, con el apoyo de Gabino Cué, Jesús Martínez y Dante Delgado.

“Durante la 60 legislatura fue un aguerrido y sistemático opositor al gobierno, ni Gabino Cué Monteagudo como senador de la República fue tan incisivo como él”, recuerda una editorial divulgada en abril de 2012, titulada El curioso caso de Benjamín Robles.

En 2010, Benjamín Robles volvió a operar la campaña política de su aliado y su segundo padrino político. Con el apoyo de los ex gobernadores Diódoro Carrasco y José Murat, la alianza PAN-PRD-PT logró obtener la victoria sobre Eviel Pérez Magaña, delfín de Ulises Ruiz.

 

Encumbrado

 

Benjamín, identificado ya como la gente más cercana a Cué, se convirtió en el consejero personal del nuevo mandatario e incluso llegó a ser candidateado como titular de la Secretaría General de Gobierno (Segego).

La Segego no le fue concedida; sin embargo, se convirtió en Jefe de la Oficina de la Gubernatura, primero, y en el secretario particular del gobernador, después.

A partir de ese momento, de acuerdo con fuentes consultadas por este medio, Robles Montoya, como lo hizo en Michoacán, comenzó a consolidar una red de complicidades y poder paralela a la del gobierno en turno, que había estructurado durante casi una década bajo la sombra del grupo político al que pertenecía.

 

La traición

 

Desde 2010, Robles comenzó a fraguar el camino que lo llevaría a la gubernatura del estado, como sucesor de Cué Monteagudo.

Sin embargo, las fracturas entre Robles y el grupo de Jorge Castillo –otro de los operadores principales de Cué– llegaron de manera inmediata por el control político y financiero del gobierno.

 

Montoya fue acusado de haber sostenido un encuentro con Bulmaro Rito Salinas, mano derecha de Ulises Ruiz, con el que negoció inmunidad ante las diversas acusaciones de corrupción que afrontaba a cambio de la entrega de tres camionetas de lujo y tres millones de pesos.

En 2012, con el apoyo de Gabino, Robles Montoya fue nominado como candidato al Senado de la República, por la alianza PAN-PRD (partido al que se sumó en 2010) y obtuvo el triunfo.

Ello garantizó su salida del Gabinete estatal y la consolidación interna de la corriente política de Jorge Castillo Díaz.

Conforme se acercaba el proceso electoral 2016, que renovaría de nueva cuenta la gubernatura de la entidad, Robles Montoya intentó negociar con Gabino Cué su postulación como candidato; sin embargo, fue rechazado ante las presiones de sus opositores

Datos no confirmados, aseguran que Castillo Díaz alertó al entonces gobernador de que Robles Montoya estaba en vías de signar un acuerdo con el ex gobernador Ulises Ruiz Ortiz para formar una coalición de cara a los comicios de 2016.

Al menos dos audio-escándalos filtrados meses después, en donde se escucha hablar al entonces operador político de Robles, Jesús Romero, con el ex gobernante, al que le pide apoyo, y otro, donde el propio Ulises Ruiz habla sobre una propuesta hecha por el ex amigo de Gabino Cué de renunciar al PRD para sumarse a las filas del PRI, confirmaron las imputaciones.

 

La venganza

 

Tras ser relegado de la candidatura, Montoya comenzó una campaña mediática y legal en contra del mandatario y Jorge Castillo, a los que acusó de haber fraguado un desvío de recursos que rebasaba en aquel momento los 7 mil millones de pesos.

Luego, renunció al PRD y promovió la ruptura de la coalición PAN-PRD-PT, algo que logró de manera parcial, al lograr la salida del PT, institución que, finalmente, lo postuló como candidato gubernamental en 2016.

 

Nepotismo

 

Repudiado por las dirigencias del PRD y PAN, Benjamín Robles continuó su camino político en Oaxaca, ahora bajo la figura de Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México.

Tras los comicios de hace dos años, se apoderó de la estructura estatal del PT a donde comenzó a llevar a amigos y familiares.

En contra de la campaña anticorrupción que él mismo tabasqueño ha promovido, el Cara Sucia busca perpetuarse en el poder a través de la imposición de su esposa, Maribel Martínez, oriunda de Michoacán; su hijo, Luis Alfonso Robles, y su vocero, César Niño, como diputados federales y locales.

Robles Montoya incurrió en las mismas prácticas que criticó durante el proceso electoral de 2016, cuando acusó al gobernador José Murat de pretender una monarquía a través de su hijo, el actual mandatario Alejandro Murat.

Por medio de amarres con el Partido Encuentro Social y la dirigencia nacional de PT, Montoya logró que Maribel Martínez fuera inscrita en el primer lugar de la lista de candidatos plurinominales por la tercera circunscripción electoral.

Además, pactó con el PES que su hijo, Luis Alfonso Robles Villalobos, apareciera en el tercer lugar de su lista estatal de representación proporcional, con lo que, tras la victoria arrasadora de López Obrador obtuvo su pase al Congreso del Estado.

Robles Villalobos, en 2008, cuando era un adolescente, fue hallado culpable del homicidio imprudencial de Irving Echeverría, hijo de José Luis Echeverría Morales, ex presidente del Instituto Estatal Electoral.

Los hechos ocurrieron el 16 de enero de aquel año, cuando Robles Villalobos conducía con exceso de velocidad un vehículo Ford tipo Mondeo, propiedad del Senado de la República, y que estaba bajo el resguardo del entonces legislador, Gabino Cué Monteagudo. Como copiloto viajaba el ahora extinto.

Una de las pruebas aportadas durante el proceso legal, reveló que el joven pilotaba la unidad bajo el efecto de alcohol y estupefacientes.

Otro de los beneficiados con el nepotismo del actual diputado federal por el distrito ocho, es su vocero César Morales Niño, quien ganó por el PT la diputación local por el distrito de Nochixtlán. Amira Cruz González, también vocera, fue propuesta como diputada federal plurinominal, pero no pudo acceder a la curul, debido a que fue inscrita en el número 13 de la lista de la tercera circunscripción.

Según especialistas en materia anticorrupción, la postulación de todos aquellos personajes puede tipificarse como tráfico de influencias y abuso de poder; en tanto que su designación como legisladores podría dar pie a conflicto de intereses, actos prohibidos dentro de la función pública.

Desde 2015, cuando anunció sus pretensiones de convertirse en gobernador del estado, Benjamín Robles ha afirmado que nació en el municipio de Matías Romero, en la región del Istmo de Tehuantepec, e incluso maniobró para que esos datos fueran tomados como ciertos por el Senado de la República al momento de elaborar su perfil público.

Sin embargo, la CURP del funcionario especifica que es oriundo de Azcapotzalco, Ciudad de México. En Michoacán dan como hecho que es originario de Hidalgo.

En prácticamente todos los currículums digitales que existen de Benjamín Robles, ha sido suprimida su historia como priista y como parte del gobierno de Michoacán durante el sexenio 1996-2002, administración vinculada con la represión, corrupción y el narcotráfico.

 

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