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Azota a Oaxaca la peor sequía en 50 años

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El problema se ha extendido a más del 72 por ciento del territorio estatal y está considerado como una situación extrema, de acuerdo con un monitoreo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). La región del Istmo de Tehuantepec es la más afectada y la que más reciente los efectos del cambio climático: desde hace tres años no llueve en la zona, más de mil 500 cabezas de ganado han muerto y 44 mil hectáreas de cultivo se encuentran en riesgo de siniestrarse por la falta de agua, en 27 de los 42 municipios se ha decretado Código rojo y la presa Benito Juárez se encuentra al 16 por ciento de su capacidad, el nivel más crítico de su historia. En la Costa, el 90 por ciento de la región está afectada por el estiaje y en la capital oaxaqueña la escasez del líquido se ha recrudecido en las últimas tres semanas

 

 Luis RAMÍREZ

 

El ex convento dominico resurgió de las profundidades de la presa Benito Juárez, ubicada en el municipio de Jalapa del Marqués, luego de más de medio siglo de permanecer bajo las aguas.

Oaxaca enfrenta una de las peores sequías de los últimos 50 años, producto de los efectos del cambio climático. La situación amenaza con empeorar en los próximos meses, advierten especialistas.

La sequía histórica que azota al estado se ha prolongado desde principios del año pasado hasta la fecha y se ha expandido a la mayor parte del territorio estatal, aunque la región del Istmo de Tehuantepec es la más afectada y donde puede apreciarse de una manera muy cruda el efecto del calentamiento global.

De acuerdo con el Monitor de Sequía en México del Servicio Meteorológico Nacional, al 15 de febrero de 2017, la sequía abarcaba el 72.7 por ciento del territorio estatal y está considerada como una situación extrema.

De enero de 2016 al mismo lapso de 2017, la superficie afectada se incrementó en la entidad un 15.5%. El año pasado el área afectada era de 57.2%, a la fecha ya es superior al 70 por ciento.

En el Istmo de Tehuantepec, la Conagua decretó Código rojo, en 27 de los 42 municipios que componen la región.

Las poblaciones de Chahuites, Santo Domingo Petapa, San Francisco del Mar, San Francisco Ixhuatán, San Pedro Tapanatepec y Santo Domingo Ingenio tienen sequía moderada, mientras que Reforma de Pineda, Santo Domingo Chihuitán y Santo Domingo Zanatepec están clasificadas como “anormalmente seco”.

En tanto, los municipios de Juchitán, Salina Cruz y Tehuantepec, considerados los más importantes de la región, están clasificados con sequía extrema.

La Costa de Oaxaca también enfrenta una situación severa.

Según el monitoreo de la Conagua, la Costa tiene un área afectada por la sequía del 90.1 por ciento; el área anormalmente seca asciende a 40.6%, con sequía moderada 28.9%, severa 14.2% y extrema 6.4%.

Otras zonas del estado golpeadas por la sequía abarcan áreas del Río Papaloapan, Río Coatzacoalcos y en las cercanías con la Costa de Chiapas.

Para la ciudad de Oaxaca, el manantial que anteriormente bombeaba 60 litros de agua por segundo ahora bombea 30. Los mantos freáticos, reportan, un agotamiento casi total. La escasez del líquido se ha recrudecido en las últimas tres semanas en la capital.

El rostro de la tragedia

 

El Istmo de Tehuantepec vive la peor sequía del último medio siglo. Hace tres años que no llueve en la región. Más de mil 500 cabezas de ganado han muerto por la falta de agua y más de 44 mil hectáreas de cultivos se encuentran en riesgo de siniestrarse.

La gran sequía que azota a México y que ha causa estragos en el territorio oaxaqueño ha provocado que un antiguo convento dominico resurja de las profundidades de la presa Benito Juárez, ubicada en el municipio de Jalapa del Marqués.

Ese edificio de piedra y ladrillo, que está en pie desde hace 400 años, ha permanecido casi intacto a pesar de que estuvo sumergido desde 1962.

Casi 55 años después de quedar bajo las aguas de la presa Benito Juárez, la antigua iglesia construida por los dominicos, puede ser admirada nuevamente.

Con una capacidad de 942 millones de metros cúbicos, la presa se encuentra en su nivel más crítico (16 por ciento) por la sequía registrada en el Istmo de Tehuantepec. Esto permite apreciar en su totalidad el templo construido en el siglo XVI.

Lo que para unos es una afectación porque ya no tienen espacios para pescar, para otros es la oportunidad incomparable de poder apreciar esa belleza arquitectónica, sumergida en 1962 con la construcción de la presa.

Desde hace más de medio siglo que las historias y todo lo que representaba a el pueblo viejo de Jalapa del Marqués, (Yudxi (Arena) o Guiigu’ yudxi (Río de arena) como se conoce en zapoteco) sus casas, su templo y sus muertos se quedaron sepultados bajo el vaso de la presa Benito Juárez.

Cada año, durante la temporada de sequía las dos cúpulas y parte de los contramuros de lo que alguna vez fue una de las iglesias más bonitas de la provincia zapoteca emergen, sin embargo, hoy el ex convento y su atrio pueden apreciarse en toda su magnitud, igual que hace 10 años, también por causa de la sequía.

De aquel valle fértil que abastecía a más de 50 comunidades indígenas de las etnias zapoteca, huave, mixe y chontal en el sur de Oaxaca, sólo queda una tierra cuarteada y carcomida por una presa semiseca, árboles secos que alguna vez fueron frondosos en medio del agua, ruinas de un panteón y la estructura de un ex convento dominico que vuelve a observar el paso de la historia.

La presa Benito Juárez, apenas alcanza 16 por ciento de almacenamiento, abastece al principal distrito de riego, el 019 del que dependen 44 mil hectáreas de cultivos y 7 mil 358 usuarios. Fue cerrada recientemente por el bajo nivel histórico que presenta. Aunque la Conagua autorizó la apertura de 700 nuevos pozos, perforar y operar uno cuesta alrededor de 30 mil pesos, algo inaccesible para los campesinos.

 

Angustia y desesperación

 

Los ganaderos están angustiados. Se estima que al menos la mitad del ganado se perderá por enfermedades relacionadas con la desnutrición. Los becerros son los principales afectados por la sequía, sin agua, las vacas no tienen leche para alimentarlos.

Sin lluvias, no hay pastura, y sin pastura no hay alimento.

La desesperación hace presa de los ganaderos, porque los pozos artesianos están secos, no hay pastos ni tampoco granos como maíz, sorgo y ajonjolí.

Jorge López Guerra, presidente de la Asociación Ganadera Regional del Istmo de Tehuantepec e Israel Santiago Domínguez, dirigente de la Asociación Ganadera de San Pedro Huamelula, a diario reciben reportes de sus agremiados sobre muertes de animales.

López Guerra informó que en el Istmo se llevan contabilizadas las muertes de mil 500 cabezas de ganado durante los tres años en que no ha llovido, sin embargo en estos dos meses (enero y febrero) la situación se agudizó, por lo que realizan un censo de los ganaderos afectados para ver si pueden recibir apoyos gubernamentales a efecto de mitigar la situación que enfrentan.

A su vez, el jefe del Distrito de Riego 019 de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Arnulfo Ramírez Rojas, alertó que por la sequía están en riesgo de perderse 44 mil hectáreas de cultivos en la región del Istmo.

Explicó que la presa Benito Juárez tuvo que ser cerrada tres meses antes del estiaje, cuando en una temporada normal se cerraba el 29 de mayo, al tener un abasto superior al 50 por ciento, hoy solamente tiene un almacenamiento del 14 por ciento de su capacidad.

El comité hidráulico de la Conagua decidió cerrar la presa el domingo 12 de febrero debido a que por su bajo nivel ya se estaba vertiendo agua con lodo, y estaba más vacía que nunca.

El agua ya no alcanzaba para todos los distritos de riego, en donde cerca de 44 mil 466.6 hectáreas dependen de la presa, que tenía solamente un 14.5 por ciento de su capacidad al momento del cierre.

Una vez concluida la temporada de lluvia, la presa volverá abrirse, reactivando la extracción del agua hasta el 1 de octubre del presente año. Aunque no se tiene una expectativa favorable, ya que una temporada de lluvia normal no recuperará las necesidades de la presa, cuestión que ha puesto en alerta a los productores y ganaderos de la zona.

Aunque la Conagua ha prometido realizar una inversión importante en el revestimiento de los canales de riego, y ha autorizado la perforación de nuevos pozos para abastecer el agua para ganado, existe la reserva de que el resto de la infraestructura requiere de mejor preservación y cuidado para que el agua captada no se pierda.

Otro problema es el de la deforestación, que ha favorecido la evaporación de las lluvias del suelo. Se requiere un trabajo amplio de reforestación dijo Arnulfo Ramírez Rojas.

Esta medida, agregó, podría ayudar a atraer las lluvias, lo que favorecería que hubiera menor cantidad de azolve. “Tenemos que ver como influir en la parte de arriba para que la Cuenca que es la fábrica genere más agua y nosotros tengamos en la presa”.

 

Estado de emergencia

 

En una reunión con el director general del Organismo Cuenca-Pacifico Sur de la Conagua, César Alfonso Lagarda Lagarda, usuarios del Distrito de Riego 019 pidieron su apoyo para atenuar la sequía que ya tiene sus efectos en los cultivos.

El funcionario aseguró la sequía que enfrenta Oaxaca, coloca a la entidad en un nivel de crisis de agua nunca antes visto, incluso comparable con lo que ocurre en los estados del norte del país.

“Son condiciones extremas que en otras regiones del país son comunes y en el caso de Oaxaca ya alcanza a lo que históricamente nunca se había presentado, pero el cambio climático y la deforestación están pegando en esta región. Creíamos que era imposible llegar a esto pero vemos que la realidad ya nos alcanzó”, alertó.

Lagarda, ex titular de la Conagua Organismo Cuenca del Noroeste que abarca los 72 municipios del Estado de Sonora y siete del centro-occidentales de Chihuahua, lugares considerados en condiciones extremas por falta de agua, indicó que el bajo nivel de la presa Benito Juárez tiene su origen en tres años consecutivos de sequía extrema.

Para enfrentar los meses que restan para el inicio de la temporada de lluvias, la Conagua estableció un plan emergente.

“Nos ha puesto en alerta porque contra la naturaleza no se puede hacer nada; no obstante, estamos tomando medidas junto con los usuarios agrícolas de esa región para tratar de minimizar el impacto negativo al momento en que se seque al cien por ciento y comience a recuperarse con las lluvias de este año”, declaró.

El plan emergente delineado por la Conagua proyecta el bombeo hacia las zonas más críticas debido a su elevación y lejanía. El equipo de bombeo ya se encuentra en la zona. Paralelamente se analiza la perforación de 700 pozos noria en las parcelas de los usuarios para sobrellevar la temporada en tanto comienzan las primeras lluvias estimadas para mayo o junio.

“Estas acciones se tienen que aplicar. No hay alternativa porque dependemos de lo que diga la naturaleza (…) Es la primera vez que hay una sequía tan severa. Esperemos que lo más pronto posible pase, que este episodio quede en la historia”, subrayó.

 

Programa emergente

 

Ante la grave situación que enfrenta la entidad por la sequía, autoridades del sector ambiental de los gobiernos estatal y federal acordaron poner en marcha un programa emergente para contrarrestar las afectaciones por la falta de agua.

Lo anterior fue concertado durante una reunión que sostuvieron la semana pasada los titulares de la Secretaría de las Infraestructuras y el Ordenamiento Territorial (Sinfra); de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Oaxaca (SAPAO) y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Las medidas para frenar las afectaciones comenzarán con la rehabilitación de pozos profundos, la perforación de nuevos pozos para el abastecimiento de las zonas urbanas en la entidad, y el reforzamiento de la red de distribución de agua potable, así como la disminución de las pérdidas de líquido en sistemas de riego.

También se proyecta que sean rehabilitados los tanques elevados en zonas urbanas y especialmente en la zona metropolitana de la capital del estado.

 

Zona de desastre

 

El presidente de la Comisión Permanente de Protección Ciudadana del Congreso local, Manuel León Sánchez, advirtió de la existencia de “focos rojos” provocados por la sequía atípica que se registra en toda la entidad, aunque con más intensidad en la región del Istmo, Costa y la capital del estado.

Reveló que el Gobierno del Estado y la Coordinación Estatal de Protección Civil, analizan de manera conjunta solicitar a la Secretaría de Gobernación (Segob), la declaratoria de emergencia para todo el estado, pero especialmente para la región del Istmo.

De acuerdo a la delegación estatal de Conagua, Oaxaca es el estado que tiene mayores riesgos de quedarse sin agua, principalmente en el Istmo de Tehuantepec.

Por ello, dijo el legislador, se está analizando decretar zona de desastre a todo el estado de Oaxaca, aunque la mayor contingencia ya se resiente en primer lugar en el Istmo de Tehuantepec, en segundo lugar los Valles Centrales, que incluye la capital del estado, y tercero la región de la Costa en donde los estanques naturales de los potreros ya se han secado.

El ex presidente municipal de Santa Catarina Juquila, aseguró que se está analizando que en la próxima sesión del Comité Estatal de Protección Civil, se solicite al gobierno federal la declaratoria de emergencia, para solicitar los recursos necesarios a fin de perforar más pozos y comprar pipas para surtir de agua potable a las colonias.

También se solicitará al Gobierno de la República flexibilizar las reglas de operación para la perforación de más pozos, por ser un tema de vital importancia.

Advirtió que con la situación que enfrenta la presa Benito Juárez que alimenta al Distrito de Riego número 19, ya se encendieron los “focos rojos” en los sistemas de riego y en los del agua potable en toda la región del Istmo y de la Costa, lo que pone en grave peligro la producción agrícola, principalmente el mango, plátano, caña de azúcar y sorgo.

Aclaró que a pesar de que en todo éste ciclo de lluvias se registren abundantes precipitaciones pluviales, no serán suficientes para recargar la totalidad de la capacidad de la presa Benito Juárez, ya que para ello se requieren al menos dos años para tener suficiente almacenamiento.

 

 

 

 

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