WASHINGTON.- El Senado de Estados Unidos aprobó en los primeros minutos de hoy una reforma fiscal de casi 1.5 billones de dólares, de dimensiones históricas y que se había convertido en una urgente prioridad política para el presidente Donald Trump y el partido republicano.
La propuesta se aprobó por 51 votos a favor y 49 en contra, prácticamente la división por partidos de la cámara. Ningún demócrata votó a favor del texto, elaborado a puerta cerrada por los líderes republicanos del Senado. El senador por Tennessee Bob Corker, que ha descrito la creciente deuda como una amenaza para la seguridad nacional, se sumó a los demócratas al oponerse a la reforma.
La propuesta asigna la mayor parte de sus exenciones fiscales a empresas y personas de altos ingresos, y ofrece un alivio fiscal más modesto a otros.
La ley supondría la mayor reforma del sistema tributario estadounidense en tres
décadas. Debe coordinarse con una versión aprobada el mes pasado por la Cámara de Representantes.
MEDIDAS POLÉMICAS
La reforma fiscal fue prometida por Trump en su campaña electoral por considerar que rebajar impuestos aliviará a la clase media y estimulará el crecimiento de la economía y el empleo. La idea es que se paguen menos impuestos y a la vez se simplifiquen normas y trámites fiscales.
Varios republicanos se inquietan al ver a compañeros de partido apartarse de la ortodoxia presupuestal que defendían en la era de Barack Obama.
En la próxima década, la reforma aumentará en un billón de dólares el déficit público, según una estimación de un comité legislativo especializado en impuestos.
Ningún demócrata votó a favor del texto, elaborado a puerta cerrada por los líderes republicanos del Senado.
La propuesta asigna la mayor parte de sus exenciones fiscales a empresas y personas de altos ingresos, y ofrece un alivio fiscal más modesto a otros.