Francisco Rivas Rodríguez
@ObsNalCiudadano
Día tras día, escuchamos historias o testimonios que nos dan cuenta de lo lesivo que es un secuestro en cualquiera de sus modalidades, no sólo para la víctima y sus familiares sino para la sociedad. Además del dolor y miedo que se genera directamente de la privación ilegal de la libertad, hay que estar alerta por el papel que desempeña el secuestro dentro de las redes delincuenciales que se dedican al tráfico de drogas, de armas y de personas.
Desde hace muchos años, pareciera que para las autoridades de nuestro país, el secuestro es un fenómeno que se atiende reactivamente con la aplicación de la fuerza policial y no con un proyecto transversal que incluya acciones en educación, desarrollo social, desarrollo económico, fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia, reforma del sistema penitenciario con planes específicos dirigidos a los menores infractores.
Así, si echamos la vista atrás veremos que, en las últimas décadas, las autoridades toman cartas en el asunto después de que ha sido alzada la voz ciudadana que ha sido afectada por este tipo de criminalidad y violencia, recordemos las manifestaciones sociales que desde 1997 le han exigido a los gobiernos que actúen.
Es un hecho que después de cada una de estas manifestaciones hubo reacciones oficiales por parte de las autoridades que daban a entender que por fin se estaba actuando para garantizar la seguridad ciudadana, la paz y el respeto a los derechos humanos; a partir de la creación de instituciones o del diseño de políticas públicas encaminadas al control, prevención y atención de las víctimas de la delincuencia.
Sin embargo, el fenómeno del secuestro se encuentra lejos de haber sido resuelto, recordemos hoy por hoy, que México está posicionado como el país con el mayor número de denuncias por la comisión de este delito en el mundo.
Somos conscientes de que éste, como los otros fenómenos delincuenciales, requiere de una fuerte colaboración entre ciudadanos y autoridades. Por ello, como organización de la sociedad, civil en el Observatorio Nacional Ciudadano nos dimos a la tarea de hacer una revisión histórica de los documentos y estadísticas sobre este fenómeno en México y en la región latinoamericana. Entrevistamos a autoridades y ex funcionarios, expertos en la materia, académicos, activistas sociales, profesionales de los medios de información y desde luego, víctimas de este grave delito, con el fin de tratar de entender qué ha permitido que por más de un año, entre 2013 y 2014, en México llegáramos al máximo nivel de incidencia de denuncias de este delito y proponer soluciones para poder erradicar este delito.
Esta profunda investigación nos permitió conocer dónde estamos parados para, con base en ello, desarrollar una estrategia que nos permita avanzar. Y en este sentido, entre los principales hallazgos encontrados merece la pena resaltar la relación que existe entre el número de jóvenes infractores sentenciados en una ciudad y el aumento en la incidencia de este delito; hasta el desconocimiento completo que tenemos del fenómeno del secuestro a migrantes; los problemas en materia de clasificación y registro de la incidencia de este delito en lo local y en lo federal; el total desconocimiento que las autoridades locales manifiestan sobre el fenómeno del secuestro en su modalidad de secuestro exprés; las graves asimetrías en materia de capacitación, equipamiento y protocolos en las unidades especializadas antisecuestro y el incumplimiento por parte de las autoridades de equipar los penitenciarios con bloqueadores de señal.
Las recomendaciones específicas que hacemos a las autoridades y la sociedad civil para combatir este delito y que podrán encontrar y descargar gratuitamente en el Análisis Integral del secuestro en México. Cómo entender esta problemática (ONC) son las siguientes:
1.-Para generar políticas públicas y estrategias adecuadas en la materia, es fundamental identificar y cuantificar las distintas modalidades de secuestro. No es lo mismo combatir el secuestro exprés que un secuestro tradicional (el extorsivo) o el político. En este sentido, requerimos información desagregada para generar diagnósticos más puntuales en las entidades federativas.
2.-Supervisar que las procuradurías estatales apliquen la Ley General en la materia para catalogar los secuestros, de tal forma que los criterios habituales y cotidianos que rigen sus actividades pasen a segundo término.
3.-Se deben impulsar y fortalecer políticas públicas que favorezcan la creación de oportunidades para los jóvenes, pues como se demostró, su rol en el secuestro es importante.
4.-Concretar el equipamiento de todos los centros penitenciarios del país con bloqueadores de señal de telefonía celular, de radiocomunicación, o de transmisión de voz, datos o imagen.
5.-Es necesario mejorar la sistematización de información y coordinación entre las autoridades, en lo referente al secuestro de migrantes. En urgente que las autoridades utilicen de manera armónica las plataformas tecnológicas disponibles para generar un diagnóstico certero de las dimensiones y alcances del secuestro de migrantes.
6.-Fundamentales son las acciones de parte de los gobiernos federal, estatal y municipal frente a la corrupción. No es admisible que aún hoy veamos que entidades gravemente afectadas por la delincuencia y en particular por el secuestro, donde los habitantes reportan poca o nula confianza en su autoridad más cercana: la Policía Municipal.
7.-La situación en Tamaulipas exige una respuesta coordinada por parte del Estado mexicano. Dicha respuesta no será la mejor si sólo se implementan operativos especiales o planes temporales y efectistas en particular, porque no se trata de un problema reciente sino uno histórico.
8.- Divulgar indicadores de resultados con cierta periodicidad, diferentes de las denuncias de secuestro del SESNSP por ejemplo, las averiguaciones previas iniciadas a nivel federal, la cantidad de bandas de secuestradores consignadas según la función que desempeña cada integrante, la cantidad de víctimas rescatadas o liberadas y aproximaciones de los montos de rescate.
En el Observatorio Nacional Ciudadano Estamos convencidos de que es posible erradicar el fenómeno del secuestro, algunos países en el mundo lo han logrado. Es hora que en México, tras más de dos décadas luchando contra este grave problema, logremos finalmente garantizar que ninguna otra persona deba sufrir directa o indirectamente por este terrible delito.
Del autor
Director General del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad y Consultor para México del NationalStrategyInformation Center. Licenciado en Economía y Comercio por la UniversitàdegliStudi di Perugia, Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Baja California. Cuenta con una Especialidad en Cultura de la Legalidad de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales sede México, es Maestro en Psicología por el Centro de Estudios Tecnológicos y Superiores de México y es Doctor en Estudio del Desarrollo Global por la Universidad Autónoma de Baja California y la Universidad de California en Los Ángeles.