Para el dirigente de los pequeños comerciantes, Pedro Corres Sillas, no es suficiente que el gobierno federal suspenda por dos semanas el alza a los combustibles y pide que dé marcha atrás al nuevo esquema de venta de gasolinas, porque la medida sólo ha provocado irritación social
José HANNAN ROBLES
La Cámara Nacional de Comercio en Pequeño, Servicios y Turismo de Oaxaca (Canacope) en Oaxaca demandó al gobierno federal dar marcha atrás al nuevo esquema de venta de gasolinas, porque ha provocado una grave irritación social que abre la puerta a otros factores como la escalada de precios de productos básicos.
El presidente del organismo en Oaxaca, Pedro Corres Sillas consideró que no basta con suspender de manera temporal los llamados gasolinazos como ocurrió el pasado fin de semana, que la presión social obligo a la federación a mantener los precios de los combustibles sin incrementos hasta el 17 de febrero próximo.
Luego del gasolinazo del 1 de enero de este año, cuyo incremento alcanzó el 20 por ciento en el precio de los combustibles, el Gobierno Federal tenía contemplados dos actualizaciones más, el 3 y el 11 de febrero, posteriormente los ajustes al precio de las gasolinas serían diarios.
Sin embargo, debido a las protestas sociales ocurridas en enero por el alza a los combustibles, la Secretaría de Hacienda suspendió dos semanas los gasolinazos que tenía previstos para las dos primeras semanas de febrero y anunció que los precios de los combustibles se mantendrían sin movimientos hasta el viernes 17 de febrero.
El presidente de la Canacope en Oaxaca, dijo que el gobierno federal no sólo be suspender temporalmente los gasolinazos, sino frenar el nuevo esquema en la venta de combustibles, porque los gasolinazos propician un panorama económico negativo al desatar un alza generalizada en productos y servicios, lo que sin duda representa un duro golpe a la economía familiar.
El alza de los combustibles que no fue hecho de manera programática, explicó el dirigente, hace mover lo que se puede decir que son las fuerzas naturales del mercado: la demanda, la oferta, y sobre todo, la especulación.
Ante estas fuerzas al subir los energéticos, porque no solo ha subido la gasolina, sino el gas y la electricidad, se presentarán serios problemas, indicó.
Puso como ejemplo, que una tiendita que en promedio paga de cinco a seis mil pesos de energía eléctrica, porque le aplican tarifas comerciales, el costo de la electricidad se reflejará en el precio de los lácteos, carnes frías como jamón, refrescos, bebidas frías, entre otros.
El precio del gas ya se está reflejando en el precio de la tortilla, así como en las cocinas económicas, taquerías, entre otros, porque estos negocios requieren este energético al igual que algunas industrias ligeras para desarrollar sus actividades.
Las mercancías para que lleguen de la fábrica al centro de distribución, y de este a las tiendas requiere combustible, lo que provoca un alza generalizada en los precios de los artículos que tienen que ser movidos, abundó.
El empresario sostuvo que será hasta abril o mayo cuando las fuerzas naturales estabilicen el mercado permitiendo tener una referencia de lo que subirá de precio, “mientras no tengamos una estabilización en el mercado la especulación seguirá siendo el factor que determine los precios”.
El gobierno federal anunció que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), tal vez como una manera de controlar los precios, va a estar vigilando que no haya alza excesiva en ellos, sin embargo las fuerzas naturales del mercado van a actuar por varios meses hasta lograr su estabilización, comentó.
Citó que el precio de la tortilla ya es una especulación, porque esta industria reclama gas para su actividad y gasolina o diésel para los vehículos que transportan los insumos que utiliza.
Los patrones han empezado a recibir con todo el fundamento del mundo, quejas de sus trabajadores porque el precio de la vida va a la alza, por lo tanto el dinero que reciben por la venta de su mano de obra, ya no les alcanza para cubrir los satisfactores necesarios para tranquilidad de su familia, comentó.
Los patrones, agregó, tienen la obligación moral de reajustar salarios, lo que repercutirá en los precios de los productos y servicios que ofrecen, lo que significa que hay un desplazamiento en el mercado, es decir al subir el precio de un producto o servicio, menos gente lo puede adquirir.
Pagar menos al trabajador significa sacrificar factores muy importantes de la empresa, como es la productividad.
Aumentar el salario conlleva a hacer ajustes en los precios de los productos y servicios, para poder solventar las necesidades sin sacrificar otros rubros, expuso.
Las empresas sacrificarán una parte de sus utilidades, que va entre cinco y 10 por ciento, afirmó el entrevistado.
Sacrificar utilidades consiste en tener menos oportunidades de crecimiento de los negocios, de contratar a un mayor número de empleados, y menos oportunidades de inversión a factores que influyen en la productividad, como la capacitación.
El recorte de personal o reducción de horarios de trabajo, explicó se dan en situaciones generadas por un momento atípico, y lo que vamos a empezar a vivir es una espiral inflacionaria, es decir que todo se va a correr para ajustarse; en estos ajustes lo que se hace es alzar los precios.
Una situación atípica, explicó, es cuando bloquean las carreteras, sucede un asesinato en la vía pública, cuando hay una manifestación, una marcha, cuando hay vandalismo y saqueos, estas son situaciones atípicas que generan miedo, y cuando la gente tiene miedo consume menos, pero se necesitan productos y servicios que son indispensables para la vida. Si a eso sumamos los gasolinas, estamos perdidos, concluyó.