Agencias.- Los diamantes son un lujo al que pocos pueden acceder; comúnmente se utilizan en anillos de boda o como adornos, pero hoy día, investigadores universitarios, le dieron un uso médico a estas piedras.
DINAMO 2013 es un proyecto de investigación financiado por la Unión Europea en el que científicos de la Universidad de Sídney utilizan diamantes para la detección de los tumores cancerosos con Escáneres de Imagen de Resonancia Magnética (MRI por sus siglas en inglés).
El método estudia los procesos que las moléculas humanas producen en las células vivas del cuerpo frente al cáncer; los resultados que se observaron fue que a escala nanométrica, la versión sintética de los diamantes iluminan los tumores cuando se encuentran en las primeras etapas de la enfermedad.
Uno de los autores del estudio publicado en Nature Communications, el doctor David Reilly de la facultad de física de la Universidad de Sídney y líder del proyecto, dijo que ellos estudian las capacidades de los diamantes a nanoescala para el diagnóstico de cáncer en etapas muy tempranas.
“Sabíamos que los nanodiamantes interesaban para el desarrollo de medicamentos durante las quimioterapias porque no son tóxicos y tampoco reactivos”, mencionó Reilly.
El investigador comentó que su equipo pensó que las características magnéticas de los diamantes les podría permitir actuar como faros en las resonancias magnéticas. “Transformamos un problema farmacéutico en un problema de física”, comentó. Reilly
“Unir diamantes hiperpolarizados a moléculas dirigidas es una técnica para detectar cáncer que permite dar seguimiento al movimiento de las moléculas en el cuerpo», dijo Ewa Rej , autora principal del estudio.
El siguiente paso en la investigación tiene contemplado trabajar con investigadores médicos para probar la nueva tecnología en animales.
«Este es un gran ejemplo de cómo la física cuántica puede taclear a los problemas del mundo real, en este caso, abriendo el camino para nosotros para usar una imagen y detectar el cáncer antes de que sea una amenaza para la vida «, dice el profesor Reilly.