Martín MORENO/Excélsior
El hidalguense ya no está solo en la toma de decisiones dentro de la Secretaría.
Más allá de famas públicas, pagos de favores y reacomodos rumbo a 2018, los cambios en Gobernación parecen marcar una línea tan indiscutible como irreversible: la falta de identificación, tanto política como personal, de los nuevos subsecretarios con su ahora jefe, Miguel Ángel Osorio Chong. Y esto no es coincidencia.
Que a un presidenciable como Osorio Chong le encajen un equipo nuevo, le rehagan el organigrama en Segob y le nombren a personajes que no son ni de su cercanía ni de sus afectos, sólo significa una cosa: que el hidalguense ya no está solo en la toma de decisiones dentro de la Secretaría.
¿Que no?
¿Acaso el verde Arturo Escobar es de los más allegados a Osorio?
¿O Roque Villanueva es de su confianza?
¿O la tránsfuga del PRD, Ruth Zavaleta, es de los dedos chiquitos de Osorio Chong?
Por supuesto que no. Ninguno de los tres era del primer círculo del secretario de Gobernación.
Vamos: ni siquiera el nuevo secretario ejecutivo del SNSP, Felipe de Jesús Muñoz, es del grupo de Osorio. Fue procurador de Justicia de Aguascalientes, pero su antecedente más significativo es que en 2010 fue subprocurador de Atención Especializada en el Edomex, cuando Alfredo Castillo era procurador de Justicia. Sí: durante el gobierno de Peña Nieto.
Escobar llega a la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana como un claro e indiscutible pago de facturas al Partido Verde, por la alianza político-electoral que mantiene con el PRI, y que apuntaló al gobierno peñista en su predominio legislativo en San Lázaro. No le demos muchas vueltas.
Roque Villanueva siempre fue cercano a Ernesto Zedillo y ahora es desempolvado del clóset para ubicarlo en la estratégica y fundamental Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos. Parece un cargo con demasiada responsabilidad para un político desprestigiado que, en los últimos 20 años, ha tenido que cargar con aquella famosa roqueseñal, emblema del aumento del IVA a los mexicanos. ¿Por qué Roque?
Ruth Zavaleta —algún día cuadro valioso de la izquierda— hoy es colaboradora priista. Va de un lado a otro a ver qué le ofrecen. Lo importante es estar en el radar. Los ideales pueden esperar
Es evidente que ninguno de los subsecretarios de alto nivel llegados a Gobernación pertenece a la cercanía de Osorio Chong. Sus arribos políticos —justo dentro de la dinámica de los recientes cambios en el gabinete y casi a mitad del sexenio— tienen aroma a 2018. Ya lo veremos.
Y si no es así, que se lo pregunten a Manlio Fabio Beltrones, a quien le encajaron la cuña de Carolina Monroy del Mazo (prima del presidente Peña Nieto) en la secretaría general del PRI.
En política, señores, no hay coincidencias.
Mucho menos ahora que se comienzan a reacomodar las piezas para la sucesión presidencial del PRI.
Osorio parece estar cediendo terreno. Le nombran, en una sola jugada, a su nuevo equipo.
Todo huele y apunta hacia 2018.
ARCHIVO CONFIDENCIAL
AYOTZI. Cada vez más desvanecida la “verdad histórica” de que los 43 estudiantes fueron quemados en una pira humana (Murillo Karam dixit) en Cocula. Improbable que los hayan llevado a todos allí, según testimonios de sicarios. Imposible que a todos los hayan quemado, según informes periciales. Y, a todo esto, ¿dónde está el exprocurador general de la República? Tiene que dar la cara. Sí o sí.
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