Enrique ARANDA/Excélsior
El Presidente apuesta a repetir, el próximo 2016 y hasta el 2018, lo que no pocos identifican como “la hazaña de Sonora”.
Al margen de los múltiples e innegables méritos de su trayectoria político-partidista que, en los próximos días, serán exhibidos para intentar explicar por qué Enrique Peña Nieto acabó aceptando su postulación como candidato de unidad y futuro dirigente del Revolucionario Institucional, lo único cierto y evidente es que, con Manlio Fabio Beltrones al frente del priismo, el Presidente apuesta a repetir, el próximo 2016 y hasta el 2018, lo que no pocos identifican como “la hazaña de Sonora”.
Ello, como ninguna otra cuestión, explica cuáles fueron las razones por las cuales el gran (y único) elector en este proceso optó por dejar de lado las múltiples reflexiones que, se sabe, fueron realizadas en su entorno sobre el sonorense y, en consecuencia, asumir tan importante decisión, aun sabiendo que no pocos de sus cercanos, algunos secretarios incluidos, serían cimbrados al conocer la misma.
Nadie ignora que tras asumir como titular del tricolor el aún coordinador de la bancada que, bajo su conducción, sacó adelante las reformas estructurales, cumplirá también un papel alterno, pero no por ello menos trascendente, en la toma de muchas decisiones de la administración en funciones.
Al margen de lo anterior, sin embargo, igual que su disciplina institucional e innegable experiencia en el manejo de la cosa pública, lo verdaderamente relevante es que, si el presidente Peña Nieto actuó, finalmente, como ya se sabe fue, en buena medida, por el impecable manejo de Manlio que, el 7 de junio, permitió al PRI rescatar su natal Sonora: una elección que todo el mundo daba por perdida dado que, al arranque de campaña, la priista Claudia Pavlovich inició con una desventaja de 14 puntos porcentuales, que no sólo fue remontada sino que revirtió para terminar ganando por 6 puntos al candidato del gobernador Guillermo Padrés Elías, Javier Gándara, con todo y el apoyo del exsecretario de Gobernación Santiago Creel y su personero in situ, Humberto Aguilar Coronado, que poco o nada pudo hacer para evitar la debacle blanquiazul.
Beltrones Rivera no sólo probó en Sonora saber cómo rehacer una maquinaria electoral local, sino que supo hacer alianza con medios electrónicos —en particular con Televisa— para romper la veda informativa que mantenía el gobernador Padrés en la entidad pues, apenas la principal televisora nacional comenzó a dar cobertura y difusión a los excesos del gobernante, a la inseguridad existente en varios puntos del estado y los negocios que le involucraban, igual que al candidato de Acción Nacional, la opinión pública apostó por un cambio.
Más aún, valdría destacar, la cobertura de Televisa generó un reposicionamiento de los medios impresos y electrónicos de todo Sonora que, para no quedar al margen de la noticia, debieron seguir el ejemplo de la televisora… con la sola excepción de la estatal Telemax que, a decir de quienes de ello saben, perdió no sólo audiencia sino que, al término de la campaña, debió enfrentar algunos litigios de orden electoral.
Así entonces, insistamos, más allá de la personal disciplina institucional, experiencia y conocimiento del entorno político nacional, lo que en verdad movió al presidente Peña Nieto a optar por Beltrones fue la decisión de apostar, otra vez, por repetir “la hazaña de Sonora”.
¿Que no…?
ASTERISCOS
* Todo está listo ya para la realización de la jornada en la cual el exmaderista, y ahora morenovallista, Ricardo El Cerillo Anaya será designado nuevo dirigente del Partido Acción Nacional. Ayer, la Comisión responsable de organizar y vigilar este singular proceso y que, vale decir, de manera ejemplar conduce el senador Héctor Larios, publicó la lista de los casi 10 mil funcionarios de las mil 909 casillas que, el 16, se instalarán a todo lo largo y ancho del país para recibir el voto de los militantes panistas… y de algunos otros que, de manera ilegal, forman parte del padrón partidista.
