Agencias
El Vaticano determinó invalidar una fórmula del bautismo modificada por los sacerdotes «arbitrariamente» la cual proclama «nosotros te bautizamos», por lo que la misma Iglesia Católica solicitó volver a impartir el sacramento a los fieles que lo hayan recibido del modo no oficial. La Congregación para la Doctrina de la Fe estudia hace muy poco algunos casos en los que el proceso sacramental del bautismo se ve modificado sin autorización y pasando por alto lo que se estipula en los libros litúrgicos, explicó hoy la Santa Sede. Te recomendamos: Papa Francisco y Benedicto XVI buscarían la misma tumba En concreto algunos curas, a la hora de impartir el sacramento, habían dejado de decir «Yo te bautizo…» para emplear la fórmula «Nosotros, el padre y la madre… te bautizamos». Esto con la intención de subrayar su «valor comunitario» y para expresar «la participación de la familia y de los presentes y evitar la idea de la concentración de un poder sagrado en el sacerdote». Sin embargo la Congregación desautorizó estos cambios y determinó presentar su postura al papa Francisco, quien el 8 de junio aprobó su decisión y ordenó que fuera publicada. A la pregunta de si es válido para la Iglesia Católica el bautismo recibido con la fórmula ‘Nosotros te bautizamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’ desde Ciudad del Vaticano responden que «negativo». Ante la pregunta de si deben ser bautizadas «en forma absoluta», las personas que se proclamaron con la frase no autorizada, la Iglesia Católica responde que «afirmativo». El prefecto del antiguo Santo Oficio, el español Luis Ladaria, aclaró que es «fundamental» que la acción sacramental se realice «no en nombre propio, sino en la persona de Cristo, que actúa en su Iglesia, y en nombre de la Iglesia». «El ministro no solo carece de autoridad para disponer a su gusto de la fórmula sacramental (…) sino que tampoco puede declarar que actúa en nombre de los padres, los padrinos, los familiares o los amigos y ni siquiera en nombre de la misma asamblea reunida para la celebración», dijo Ladaria. Agregó también que «alterar la fórmula sacramental significa, además, no comprender la naturaleza misma del ministerio eclesial, que es siempre servicio a Dios y a su pueblo, y no ejercicio de un poder que llega hasta la manipulación de lo que ha sido confiado a la Iglesia con un acto que pertenece a la tradición».