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El fracaso de la educación en línea

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La emergencia provocada por la pandemia del coronavirus no sólo puso a prueba al sistema educativo, también dejó al descubierto sus deficiencias: la falta de conectividad y herramientas, así como el desconocimiento digital, tanto de profesores como alumnos, obstáculos que se interponen a la estrategia de clases a distancia que puso en marcha la SEP para hacer frente a la contingencia. La situación se agudiza en estados como Oaxaca, donde hay comunidades que ni siquiera tienen acceso a la energía eléctrica y en muchas otras el internet no ha llegado

 

Yolanda PEACH

 

La pandemia del coronavirus ha puesto a prueba el estado de salud del sistema educativo nacional y particularmente de Oaxaca, donde durante cuatro décadas la educación ha sido atropellada por paros, marchas y movilizaciones del magisterio “democrático”.

A lo anterior se suma la pobreza y marginación que impera en la entidad, donde hay comunidades que ni siquiera tienen acceso a la energía eléctrica y en otras tantas aún no llega el internet.

La radiografía tomada arroja que tenemos un sistema educativo infartado, en terapia intensiva y lo peor, la mayoría de los funcionarios que están al frente de este sector no tienen idea de cómo enfrentar la crisis.

La emergencia provocada por el Covid-19 ha dejado al descubierto las fuertes deficiencias de nuestro sistema educativo.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció la continuación de su plan de clases a distancia -para los 37 millones de estudiantes que hay en México- que durará hasta finales de mayo, a fin de cumplir con las medidas necesarias ante la pandemia del coronavirus.

Sin embargo, hay dos grandes obstáculos que se han identificado para llevar este plan a cabo: la falta de conectividad y herramientas, así como el desconocimiento digital, tanto de profesores como alumnos.

“México está dentro de los países que tienen una estrategia sólida, digital y televisiva (…) sí hay un avance importante, pero evidentemente hay brechas”, reconoce Paola Gómez, Oficial de Educación de Unicef en México, agregando que además de la ausencia de recursos tecnológicos “hay una carencia en los mismos estudiantes y docentes que no tienen aptitudes para el estudio en línea o para dictar las clases de manera digital [respectivamente]”.

 

LA DESIGUALDAD TECNOLÓGICA

 

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) -obtenidos en su Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019- solo alrededor del 40% de los hogares en México cuentan con una computadora.

Para Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México, esto representa un problema de brecha de desigualdad tecnológica y advierte que, al no proveer a los alumnos de las herramientas necesarias, el gobierno está incumpliendo con el derecho a la educación de los estudiantes.

“Hay una grave violación a sus derechos [de los alumnos], el Estado mexicano está obligado a garantizar el derecho a la educación, y a los insumos para ello”, agregó.

En el mismo sentido se expresa el presidente de la asociación Mexicanos Primero, David Calderón: “el núcleo del derecho a la educación pues es el derecho a aprender, entonces eso es lo que hay que resguardar en primerísimo lugar”.

Ambos especialistas coincidieron en la necesidad de que el gobierno otorgue, a estudiantes y maestros, las herramientas necesarias para poder realizar las actividades correspondientes a la educación a distancia.

“No es una tarea sola de la Secretaría de Educación, sino que (las dependencias de) Economía y Hacienda deberían de estar trabajando con los proveedores de los servicios de internet para que, en el caso de los niños, a sus familias se les habilite esa posibilidad de trabajar con datos sin costo”, indica el presidente de Mexicanos Primero.

Además, advirtió que la falta de conectividad puede ser un elemento de costo que le quite el sentido de gratuidad a la escuela pública.

 

RESPUESTA DOCENTE, INSUFICIENTE

 

El otro gran motivo que obstaculiza la educación a distancia en estos momentos es, lo que algunos especialistas consideran, la analfabetización digital de la mayoría de los maestros en México.

“Ya los maestros tienen esa dificultad, que no son expertos en crear esa experiencia de aprendizaje digital; ni esa formación está bien establecida en las escuelas normales”, indica el presidente de Mexicanos Primero.

Además, agregó que, aunque ya algunos maestros a nivel nacional empezaron capacitaciones para el uso de plataformas digitales, “está muy diferenciado el dominio que tienen de la tecnología, empezando por el acceso, ya que una buena parte de los profesores, hoy por hoy, no cuenta con un dispositivo suficientemente fuerte como para dar clases en línea”.

Por otro lado, la SEP informó también, en un comunicado, que el actual ciclo escolar no se perderá subrayando que se trabaja para el debido aprendizaje de los contenidos por parte de los estudiantes.

Pero padres de familia han externado su descontento y preocupación ya que denuncian que, desde que se suspendieron las clases presenciales a mediados de marzo por la contingencia, las escuelas de sus hijos no implementaron ningún tipo de estrategia o plan a seguir para continuar con su programa educativo.

“Desde que se declaró la cuarentena, en la escuela de mi hijo solo nos mandaron un cuadernillo de unas 18 hojas para tres semanas. Ni las maestras ni la escuela nos informaron sobre los pasos a seguir para continuar con las clases en casa”, contó Citlalli Araujo, madre de familia, quien atribuye esta situación a la “falta de organización” en el plantel de su hijo.

 

OAXACA, TRISTE REALIDAD

 

La triste realidad de la educación en Oaxaca se agudizó con la pandemia por el Covid-19.

Sin estrategias definidas, limitación de la conectividad a internet, renuencia a utilizar plataformas electrónicas, marginación en las comunidades, dificultades para sostener la motivación de padres de familia, carencia de liderazgo en directivos, y, sobre todo, la falta de recursos económicos, fueron los obstáculos para el aprendizaje de los infantes en escuelas públicas.

Los profesores, por su parte, tuvieron que apelar a la creatividad y a su experiencia, en otros casos, al instinto para crear un plan coherente y funcional.

La diferencia entre la forma de resolver entre escuelas públicas frente a las particulares, marcó en forma agresiva, el privilegio de las clases sociales para concluir el ciclo escolar.

 

PASE AUTOMÁTICO

 

Al profesor Eduardo Castellanos, adscrito a la Escuela Secundaria Técnica 64, no le dio tiempo de nada. “Sabíamos del Coronavirus, pero no lo veíamos tan cerca (…) de un día para otro nos dicen que se suspenden clases, creo que dos días antes de que se oficializara y no hubo más qué hacer”.

Sin poder ponerse de acuerdo con sus alumnos, se encontró que no tenía datos de ellos, números telefónicos, correos electrónicos. “En otras escuelas me había enfrentado al problema de que, los maestros, al pedir ese tipo de datos, daba lugar a que se les acusara de acoso, así que mejor ahorrarse problemas”.

Sin embargo, no considera que, el no estar en contacto con sus alumnos sea problema, “las crisis educativas son la esperanza social, los paros magisteriales han enseñado mucho a los estudiantes en los últimos 38 años”.

Respecto al ciclo escolar, cuyo calendario se aproxima a su fin, no le ve mayor problema. “La calificación es subjetiva, a veces depende del humor del profesor”.

Para el profesor, integrante de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), lo más justo, sería pasar a todos con 8.

“Sé que algunos padres de familia brincarán, sobre todo de esos que se enfadan cuando su hijo saca 9.5, pero la verdad, en los cuadros de honor, también se mira la desigualdad. Sólo salen los que están mejor “socialmente”, hijos de profesionistas (ambos) nunca verás al hijo de un jornalero u obrero”.

Añadió que las calificaciones no definen quién será la persona en un futuro, “me he encontrado a ex alumnos dieceros, que terminan como empleados en un banco, o a otros que nunca destacaron en clases que ahora son brillantes profesionistas”.

 

OAXACA, SIN TECNOLOGÍA

 

La profesora Blanca Rosa Nahúm Vásquez, quien imparte las clases de Formación Cívica y Ética en primer y tercer grado de secundaria en la Federal 27 de Septiembre de Santiago Etla, informó que ya los habían citado en la escuela, de manera urgente, sólo a los docentes, para ver la dinámica de evaluación.

“Vamos a rescatar los trabajos vía plataforma, Hotmail o WhatsApp para calificar a los alumnos”.

Explicó que implementaron la dinámica de mandar trabajos cada 15 días para dos semanas, por ahora, ya tenían varias propuestas de cómo evaluar el ciclo escolar.

Respecto a si cabría casos de reprobados, lo descartó, “no sería correcto (…) definitivamente no están aprendiendo más, aunque esta cuarentena los obligó a volverse autodidactas, en algunos trabajos se nota la mano de los papás, pero ya de por sí es terrible la situación que están viviendo como para que encima reprueben”.

Coincide la profesora Eva Torres, de la CNTE respecto a la situación que se enfrentan, tanto maestros, como alumnos y padres de familia.

“Nos encontramos de todo, papás muy comprometidos con la educación de sus hijos, pero también papás apáticos, lo mejor es dar por concluido el ciclo escolar y después dar regularización para aprovechar actividades que no tuvieron (…) es un trabajo laborioso”.

Informó que, en los llamados pueblos de la esperanza, el maestro sí quería regresar, pero el requisito era guardar 15 días de confinamiento antes de estar frente a su grupo.

En muchos de estos pueblos, se vio la forma de enviar los trabajos a un alumno y éste se encargaba de repartir la tarea que daba el maestro con sus compañeros, “sé de varios compañeros que están repartido las actividades”.

“Estamos preocupados por esta situación porque Oaxaca no tiene la tecnología que se necesita, las colonias pobres qué van a tener”.

 

DIFERENCIA DE CLASES

 

La profesora Rosa Isela es docente en una secundaria particular. No suspendió ninguna materia.

“Tenemos clases en línea, estamos evaluando y trabajando normal. Se prevé no regresar al ciclo escolar, sino iniciar el nuevo en agosto”.

Explicó que se dividen los días para impartir materias: español, matemáticas y geografía de 8 a 12:40 horas los días lunes, miércoles y jueves; martes y viernes tienen filosofía para niños, cómputo e incluso educación física, “se están cubriendo los temas, no como debería ser ya que no es lo mismo que estar en el salón de clases”.

Los grupos también se dividieron, mientras alrededor de 12 niños reciben la clase de inglés, otro número similar está con la maestra de español. “Se hacen grupos pequeños y se ven las actividades del programa. Como se redujo el tiempo, se lleva una secuencia didáctica”.

Admitió que el trabajo es mayor para los maestros, se debe comprar material, compartir pantallas, comprar un pizarrón, “son gastos para uno”.

Los padres de familia también se están enfrentando a una nueva forma de trabajo. Al inicio comenzaron grabando videos y enviándose a los alumnos, los niños realizaban los trabajos, pero después los papás pidieron clases en línea, y así se hace, desde preescolar hasta preparatoria.

“He notado que los niños sí investigan, por ejemplo, al ver las cuatro etapas de la Independencia se interesaron un poquito más”, ejemplificó.

Abundó que se pretenden retomar contenidos que no se terminaron o no se vieron bien, “se harán reajustes en el programa”.

Precisó que tienen bien definidos los criterios de evaluación, se califica cada semana y los profesores entregan un reporte, concentrado de tareas y la calificación de desempeño.

Los alumnos también comenzaron a cambiar la actitud, “al inicio llegaban a la clase hasta con pijama y mascota, definitivamente es una nueva forma de aprender, ahora toman más en serio que asisten a la escuela, están llegando con uniforme y bañados, al principio no”.

La intervención de los padres tampoco era la adecuada, “los papás les llevaban el jugo, el yogurt, eso hacía que los niños no se enfocaran, son aspectos que no te favorecen”.

El apoyo de los padres es fundamental, aunque en algunos casos los sobreprotegen. “Lo positivo de esta crisis sanitaria es que les favoreció a muchos niños porque los papás los atienden más, incluso a veces se ve la sombra, que la mamá está escuchando las clases. Algunos papás se involucran bastante y otros incluso les hacen las tareas, están pendientes de cómo responden los niños y cómo están aprendiendo”.

Admitió que se han estado acoplando a esta nueva realidad. “Se les dificultó (a los alumnos) esta nueva forma de trabajar, ellos mismos lo dicen, como tenemos psicóloga, los viernes platica con ellos de cómo se sienten, a muchos les gustaría estar con sus compañeros (…) ya se están acoplando, ya no se quejan y ya empezamos con las evaluaciones”.

 

PROPENSOS AL COVID-19

Eduardo Castellanos, afiliado a la CNTE, indicó que, si bien no se han sabido casos de profesores que hayan dado positivo al Covid-19, sí están propensos a contraer la enfermedad.

“En teoría no debería, ya que debemos estar en casa y no exponernos a salir a la calle”.

Sin embargo, dijo, por su labor, la gran mayoría sufre diabetes, hipertensión, obesidad y, sobre todo, estrés. “Eso nos vuelve más vulnerables”.

Regresar a clases, por este motivo, sería impensable. “No existe, en Oaxaca, ni siquiera en las escuelas particulares, un aula donde se pueda guardar la sana distancia”.

Volver sería desatinado, a su parecer. “Imagínate que, por volver, se enferme un niño e incluso muera. El trauma que generaría para todos sus compañeros. Sería algo que no olvidaría toda su vida”.

Aun cuando el gobierno estatal cantaba victoria por su buen manejo de la pandemia, el discurso dista mucho de la realidad.

Isabel Nava, vocal de la Asociación de Padres de Familia de la Moisés Sáenz, está en comunicación diaria con los profesores y padres de familia, “la mayoría de padres de familia no estamos de acuerdo en que nuestros hijos vuelvan, incluso una mamá ya dijo que prefiere que su hija pierda el ciclo escolar, a que se contagie”.

Una pandemia que agarró a todos los sectores desprevenidos. Los alumnos, profesores y padres de familia han tenido que adecuarse a estos tiempos como mejor les acomode. Será, por tanto, la “generación del coronavirus”, una escuela que, en algunos años, se verán sus frutos.

 

 

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