CARTA ABIERTA
Oaxaca, Oax., 20 de abril, 2020
- LIC. ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR,
PRESIDENTE DE MÉXICO
- DRA. OLGA SÁNCHEZ CORDERO,
SECRETARIA DE GOBERNACIÓN
A LA OPINIÓN PÚBLICA:
Desde mediados del Siglo XX y en plena consolidación del monopartidismo en el poder, la segregación, la discriminación y el soslayo a la prensa del interior del país, fue una realidad. Cualquier intento de protesta o reclamo era apagado ipso facto. Los regímenes llamados hoy neoliberales tuvieron muchas formas para “apretar” a los medios impresos. Una de esas formas fue el control de los insumos, sobre todo del papel. Todo eran aplausos, panegíricos y loas a lo que don Daniel Cosío Villegas llamó: “el estilo propio de gobernar”. La prensa libre e independiente estuvo supeditada a las miserias que vía publicidad le otorgaban, siempre a la cola de la mal llamada “prensa nacional”.
En los regímenes neoliberales pues, pese al reiterado respeto a la libre expresión y a la libertad de prensa de los discursos oficiales, tan legendarios en aquellos besa-manos del 7 de junio, día de la celebración oficial a los medios y panegiristas incondicionales, las formas poco convencionales de exigir lealtad y sumisión, siguieron prevaleciendo. El razonamiento era muy simple: nunca han existido las relaciones prensa-gobierno, mucho menos con los periódicos del interior del país, que es en donde la verdadera prensa nacional no es un mito. La industria periodística nacional, fuente de empleo de miles de trabajadores.
A pesar de nuestras carencias y limitaciones; de nuestras batallas diarias y golpes económicos, jamás arriamos banderas. Hicimos como hoy, un auto de fe de la libertad de expresión y una responsabilidad en el manejo ético de la noticia. Tampoco nuestras páginas derivaron por los sinuosos caminos del ensalzamiento absurdo de los regímenes del pasado ni, mucho menos, en nuestros medios impresos confundimos información con publicidad. Jamás hemos hecho apología del régimen en turno ni, mucho menos, nuestros contenidos han tomado partido. Tampoco hemos sido voceros o amanuenses ni, mucho menos, la ideología ha pervertido el profesionalismo que ha prevalecido en la prensa independiente.
Dar la nota con veracidad, oportunidad y transparencia, dista mucho de sumergirse en las turbulentas aguas del partidismo o la ideología. Esto puede ser amarillismo panfletario, pero nunca periodismo. No creemos –señor presidente López Obrador- que sea eso lo que le interese al gobierno de la Cuarta Transformación. Sin embargo, nos sorprende que después de anunciar su política de austeridad republicana y acotar beneficios a los “medios consentidos” del ancien régime, el favoritismo siga prevaleciendo, haciendo una disparidad absurda en la política mediática, de su administración.
Hoy en día, en que el país vive uno de los momentos más complejos de su historia; en que los mexicanos estamos al alba de una crisis económica nunca vista, cuando el mensaje de unidad debe prevalecer, nada hay tan grave como seguir abonando el mensaje ideológico, teniendo ante sí una sociedad fracturada e incierta. Si la Cuarta Transformación va encaminada a cambiar los arquetipos de un pasado infame, es necesario ponderar el papel de los medios impresos del interior del país, aquellos que penetran hasta los sitios más recónditos de la geografía nacional.
Los medios que suscribimos esta carta abierta, hemos sido forjados en el esfuerzo de generaciones. Los editores y directivos somos mexicanos, convencidos de la grandeza de México y de sus instituciones, dispuestos a trabajar por nuestra Patria. Sólo pedimos en materia de publicidad oficial, un trato equilibrado, justo y racional. Nos negamos a seguir discriminados y segregados de lo que suponemos es una mala percepción de nuestra labor diaria o sumergidos en el abismo de la injusticia, como producto del maniqueísmo subjetivo, de los buenos y los malos.
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