De los 947 trasplantes renales de donante fallecido que se realizaron durante 2018 en el país, ninguno ocurrió en Oaxaca. Por falta de infraestructura, recursos financieros y humanos, la entidad, junto con otras nueve, está incapacitada para la procuración de este tipo de órgano en cadáveres.
El responsable del Programa de Trasplantes del Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca (HRAO), Ángel Ojeda Alcalá, criticó el desinterés oficial para impulsar una red de médicos especialistas y una infraestructura que permita resolver los asuntos médico legales que implican las donaciones en personas declaradas con muerte cerebral.
Este tipo de muerte, explicó, “sobreviene cuando el cerebro deja de funcionar pero el corazón sigue latiendo y mantiene con vida el resto de los órganos”, momento justo para evaluar si la persona es apta para donar y determinar qué tipo de órganos.
Para lograrlo, esa red de médicos debe estar apoyada en infraestructura que agilice los procedimientos, involucrando a los hospitales de concentración del estado donde deben existir coordinadores, personal altamente capacitado para detectar potenciales donadores, examinarlos y validar si no hay una contraindicación médica.