Con base a investigaciones hechas por Canica, los menores que trabajan en el Centro Histórico, obtienen ganancias de entre los 3 y 4 mil pesos mensuales
José HANNAN ROBLES
Fotos: Jairo ARAGÓN
Explotación laboral, violencia familiar, drogas, prostitución son factores que acechan continuamente a los niños y niñas en la calle que se dedican a la venta de dulces, chicles, a limpiar parabrisas o a hacer malabarismo o simplemente a pedir limosna.
De acuerdo a datos proporcionados por el director general del Centro de Apoyo al Niño de la Calle de Oaxaca (Canica), Carlos Castillo, reveló que existe el caso de una niña que posiblemente cayó en las redes de una organización de trata de personas, quien ha llamado a Canica para que le avisen a su madre que se encuentra bien.
La menor se niega a proporcionar datos sobre dónde y con quién se encuentra, haciendo caso omiso de las peticiones para que vuelva a Canica, y se cree se encuentra en otro estado. El caso es tratado por Canica como corresponde.
También puso en la mesa el caso de un niño que aparentemente era explotado laboralmente por su madre. Del hecho tomó conocimiento la Procuraduría del Menor del DIF, instalando al pequeño en un albergue.
En otros casos de explotación, precisó el entrevistado, se ha pedido la intervención de la Defensoría de los Derechos Humanos.
“Es evidente que los papás ponen a trabajar a los niños. Si le preguntamos a los papás que son apoyados económicamente por sus menores hijos, si es correcto o incorrecto que esto suceda en su familia, probablemente la mayoría diría que está bien, porque es un paradigma, las circunstancias y falta de educación”, expuso.
Carlos Castillo manifestó que Canica carece de las metodologías para determinar si va en aumento el número de niños en la calle, sin embargo, se ha detectado que se incrementa por temporadas, ya que muchos de los niños y sus familias proceden de otros municipios del estado, de ahí que fluctúe mucho la niñez trabajadora en calle.
Mercado de Abasto, zona de mayor incidencia de niños trabajadores
En el Mercado de Abasto se concentra el mayor número de niñez que se dedica al ambulantaje o acompañan a sus papás en sus actividades comerciales. Muchos vienen d e fuera y en ese gran centro comercial les prestan un lugar donde vivir, revela el director de Canica.
El Centro Histórico y cruceros de gran afluencia automovilística son seleccionados por los menores para llevar a cabo sus actividades en busca de algunos centavos.
Trabajadoras de Canica llegan hasta estos lugares para hacer el primer contacto con los niños y adolescentes.
Llegan a ganar entre 3y 4mil pesos
Con base a investigaciones hechas por Canica, los menores que trabajan en el Centro Histórico, obtienen ganancias de entre los 3 y 4 mil pesos mensuales.
Desafortunadamente, dice Carlos Castillo, los pequeños y sus padres no son conscientes de que en algunos años no van a tener la misma facilidad de vender en la calle “muchos niños venden porque llegan al corazón, son bonitos, tiernos. Ya mayores sin educación ni formación buscarán recursos económicos delinquiendo.
La violencia intrafamiliar y la mala comunicación en la familia, son apenas algunas de las causas que caracterizan a estos niños principalmente, reveló el director general de Canica.
No dejan de estar presente problemas en el lecho de la familia, como el divorcio, alcoholismo, drogas, problemas de maltrato psicológico, acoso, abusos sexuales, muchas veces por los mismos padres, padrastros o el tutor a cargo del niño.
Son las principales causas para que lleguen a vivir en las calles, consideró.
Estos pequeños quieren dormir, sentir, querer, jugar en un sitio equivocado, la calle y la violencia provocan que vayan perdiendo los lazos familiares.
A su corta edad saben lo que significa salir a la calle a trabajar, ganarse el pan de cada día vendiendo dulces, gomas de mascar, y artículos diversos.
Ellos caminan entre los carros siendo latente el peligro que acecha a los infantes.
Mientras unos niños juegan en el parque, otros viven una cruda realidad: trabajar para contribuir al sustento familiar. Su infancia robada es parte de las estadísticas que reportaba la Comisión Estatal de Derechos Humanos, casi 5 millones de menores entre 6 y 14 años trabajan en el país.
Misión de Canica
La Misión de Canica es promover el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes vinculados a la calle o en situación de calle para que puedan mejorar su realidad de vida, es un programa educativo, explicó su director.
En el Centro Comunitario hay menores de 3 hasta 17 años. En el tema de nutrición se atiende desde los cero años.
Las actividades de Canica se desarrollan en tres etapas:
Contacto y Sensibilización, en la que las trabajadoras sociales salen a las calles, cruceros, mercados, Centro Histórico, entre otros puntos, para hacer el primer contacto con los niños, adolescentes o padres de familia, para que conozcan qué es Canica y qué les puede ofrecer.
Dentro de esta etapa, se sensibiliza a los papás para que sean conscientes de lo importante de que los niños en lugar de trabajar, de estar acompañándolos en la calle, se involucren en temas educativos, buena alimentación, juegos, seguridad, etc.
Actualmente en esta primera fase, de manera directa se benefician entre 28 y 35 niños, e indirecta, hermanos que por la edad, de 3 a 18 años son beneficiados con el programa al involucrar a los papás entre 50 y 70 niños.
En este periodo de contacto es muy irregular, porque se empieza a trabajar con familias, muchas de las cuales de forma inesperada se retiran.
Una vez que las familias pasan la fase de sensibilización se genera un compromiso por parte de los papás para involucrarse en el programa educativo, pasando a la segunda fase, de servicios intensivos.
Aquí con más plenitud se atienden a los niños, niñas, adolescentes y papás en el Centro Comunitario, con una duración que va de los tres a los cuatro años.
Llevan 23 años ayudando a niños de la calle
Canica cuenta con una metodología de 23 años de experiencia, con temas específicos orientados a los cuatro campos de desarrollo humano; cognitivo, emocional, social y salud.
Tiene educadoras de madres y padres que sesionan con ellos para trabajar en la mejora de hábitos y perspectiva de vida.
Cuenta con una escuela de apoyo para tareas, comedor donde se brinda desayuno y comida, también se ofrece actividades culturales, deportivas, artísticas, entre otras.
A los niños se les apoya en las gestiones para que obtengan su acta de nacimiento y la Clave Única de Registro de Población (CURP).
Cuando alcanzan un nivel educativo de acuerdo a su edad se canalizan a escuelas públicas, aunque no siempre es posible porque en ocasiones hay niños de 10, 11 o 12 años cuyo nivel académico corresponde a primero de primaria.
Canica, como un cuerpo intermedio entre los entes superiores y la población que se atiende sirve como un medio para hacer llegar becas económicas a los niños.
La fundación de los bancos apoya con 50 becas de 800 pesos para cuotas escolares, uniformes, material didáctico, entre otras.
Añadió que un niño en la calle obtiene mucho más que estos 800 pesos, lo que complica que los padres entiendan que sus hijos estudien en lugar de trabajar porque esto no deja de ser un golpe económico.
En el ciclo de servicios intensivos se atienden de manera directa entre 57, 60 y 75 de forma indirecta.
En la última fase, Participación y Compromiso Social, se entrega a las familias su propio proyecto de vida sin la participación de Canica.
“Hasta aquí Canica ha sido solidario, subsidiario, sin caer en el asistencialismo”, recalcó Castillo.
Está en proceso la creación de la Red Ciudadana de Canica, cuyo objetivo será buscar apoyo para esta institución proveniente de personas físicas, empresas,universidades, y extienda sus beneficios acolonias donde habitan muchas de las familias que son atendidas.