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El zócalo, la joya perdida de los oaxaqueños

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El Jardín de la Constitución dejó de ser el patrimonio de los habitantes de esta ciudad para pasar al poder de unos cuantos líderes y políticos, quienes controlan el comercio ambulante y se van adueñando de todos los espacios dejando a su paso inseguridad, destrucción y suciedad; en tanto, los empresarios que por décadas han luchado por recuperar este símbolo, muestran desesperanza y resignación ante la indiferencia de autoridades estatales y municipales por rescatar lo que antaño fue uno de los principales atractivos de la capital

Texto: Yolanda PEACH
Fotos: Esteban CHINCOYA

En el pasado quedó la época de esplendor del zócalo de Oaxaca, en la actualidad luce decadente y no hay visos de que pueda recuperarse a corto o mediano plazo.
Ambulantes que aumentan día con día, indigentes y alcohólicos que hicieron de la Plaza de la Constitución su vivienda, monumentos históricos pintados con aerosol. Basura, mal olor e inseguridad.
Empresarios que mantienen sus negocios en los portales observa con resignación cómo se va deteriorando la explanada. Tristemente han renunciado a pelear por el rescate del espacio ante la apatía gubernamental.

Alejan al turismo

El aspecto del zócalo capitalino ahuyenta al turismo. Los oaxaqueños evitan pasar por esta zona porque se han incrementado los asaltos a cualquier hora del día.
A pesar de que la Plaza de la Constitución mantiene su belleza estructural, está invadido de vendedores y se convirtió en el sitio preferido para hacer protestas, lo que le ha provocado diversos daños.
Ni siquiera se asemeja a las plazas que se instalan en municipios de Oaxaca, donde acuden los productores a expender sus productos.
“Ese maldito dolor no se quita con nada. Es un dolor que ataca desquiciadamente. La hierba de bálsamo negro…”, se escucha de una grabación en uno de los puestos.
Hasta se perdió la tradición del merolico. Un aparato de sonido grita a toda voz las propiedades de una planta y el puesto está vacío. Son pocos los oaxaqueños que osan pasar por el lugar y los turistas apenas y se acercan.
“El zócalo es un patrimonio cultural y está descuidado y sucio. Los turistas ya ni se quedan por lo mismo”, refiere el encargado del restaurante El Importador, Iván López Hernández, quien admite que los ambulantes afectan demasiado a la empresa.
En tanto que Claudia Santiago, a cargo de La Chocolatería, Mayordomo, reprocha que los ambulantes molesten a los turistas. No los dejan disfrutar de la ciudad.
“Afecta mucho porque los clientes ya no entran, prefieren buscar un lugar más seguro (…) ya vivimos con eso, de cierto modo estamos resignados”.
Indicó que a pesar de que tienen contratado personal de seguridad, los ambulantes entran a los establecimientos, invaden espacios y si les reclaman, se molestan.

Imagen decadente

La Plaza de la Constitución era sitio de reunión de los oaxaqueños. Paseos familiares, encuentro con amigos, citas de noviazgo. Se podía disfrutar con tranquilidad de la vista de la Catedral. Recrearse en el Kiosko. Leer el periódico o deleitarse con las melodías, ya sea de la marimba o de la banda de música.
En la actualidad, los ambulantes van ganando terreno. No sólo venden lo típico de Oaxaca, sino productos importados o fuera del contexto regional.
“Nos afecta bastante. Más que nada en la imagen. Vemos que los ambulantes crecen día con día. Todos los días llega gente nueva”, comenta Jorge Treviño, a cargo de uno de los restaurantes de los portales.
“A veces venden artesanías y lo ves como parte del folclor, pero también hay puestos de jugos y comida, o productos de dudosa procedencia”.
Señaló que con los ambulantes, llegan otro tipo de personas, como los vaguitos, quienes hacen sus necesidades en las jardineras.
Ignacio Martínez, al frente de una tienda de ropa, admitió que las ventas han bajado bastante. Aunque sus clientes son más locales, ya no quieren ir ante la inseguridad que provoca el zócalo.
“Afecta la visibilidad de los visitantes (…) Se ve muy mal el zócalo. No tiene vista”.
“No creo que los quiten”, dice apesadumbrado.
Luis Enrique de León Vasconcelos, de The Italian Coffee, opinó lo mismo. Los ambulantes afectan muchísimo a los comerciantes y, sobre todo, a la imagen que se le da al turismo.
“El aspecto al Centro Histórico es deplorable. Los propios oaxaqueños ya no se sienten confiados y los turistas ya no quieren venir al zócalo”, indicó.
Señaló que bajo estas circunstancias, las ventas han bajado.
Contó que ha tenido algunas diferencias con los ambulantes. “Se nos paran enfrente y tapan los accesos a las mesas (….) alegan que es un espacio público, pero este derecho (de ocupar el espacio) se paga”.

Plaza histórica

El cronista de la ciudad, Jorge Bueno Sánchez, publicó en su libro “Oaxaca, bajo la fronda del Huaje Milenario”, que el 24 de julio de 1529 la corona española repartió los solares (el suelo o terreno) a los conquistadores y a todos los que pretendieron poblar la entonces villa.
Se edificaron las instituciones y las viviendas de cada familia principal y se dejaron espacios para futuras construcciones civiles como la casa de la iglesia: el poder civil al sur, el poder religioso al norte y de por medio una gran plaza: el zócalo.
La Plaza de la Constitución fue trazada por Juan Peláez de Berrio en 1529.
Al diseñar el cuadro de la Villa de Antequera, Alonso García Bravo la tomó como referencia y centro de la ciudad.
En la época colonial, la plaza no tuvo empedrado ni banquetas. Una fuente de mármol fue colocada en 1739.
La quitaron para construir un primer kiosco en 1857 rodeado de una pequeña arboleda.
Este kiosko lo quitaron y en su lugar, el 15 de septiembre de 1885, se inauguró la estatua de don Benito Juárez, colocada en el centro.
A inicios del siglo pasado, en 1901, sufrió una nueva reforma. Se construyó el actual kiosco de influencia modernista. Un diseño que refleja el ambiente de la época porfiriana, con estructura, cubierta metálica y barandales de hierro forjado.
La última remodelación se realizó en 2005; sin embargo, en el 2006, sufrió graves deterioros con el movimiento social, ya que incluso los policías estatales, al recuperar el zócalo de los maestros, el 14 de junio, prendieron fuego a las casas de campaña y tiraron proyectiles, lo que dañó el piso y los edificios históricos.
Hoy en día, es un espacio habitado por manifestantes que lo ocupan como alojamiento, como los desplazados de la zona Triqui. Instalaron sus tiendas de campaña en el corredor del Palacio de Gobierno e instalaron puestos de artesanías, principalmente de vestir.
A eso se suman los ambulantes, cuyos giros pueden ir cambiando todos los días, desde puestos de comida, ropa, zapatos, mezcal, artesanías, tatuajes, discos piratas y demás.

Sin esperanza

La competencia es desventajosa. Ofrecen los mismos productos que se venden en los comercios establecidos que rodean el zócalo.
Xóchitl Martínez Carrillo, de Mezcal Oro de Oaxaca, confió que justo enfrente, se ponen los vendedores ambulantes de mezcal. Lo dan más económico pero no garantizan la calidad.
En tanto, el gobierno del estado no tiene planes de recuperar la explanada del zócalo capitalino, mucho menos el municipio, que es al que le corresponde, de quien se dice, incluso cobra “derecho de piso”, por permanecer en el lugar.
El dueño de una importante tienda, quien pidió que se reservara su identidad por temor a las represalias, lamentó que actualmente el jardín esté desecho.
“Si no los van a quitar por lo menos que les cobren derecho (….) actualmente el dinero se lo llevan los líderes”, dijo al sugerir que los impuestos que pueda generar el municipio si les cobra a los ambulantes por permanecer, debería ser ocupado para mantener el lugar.
Anotó que en la actualidad, son los líderes de las agrupaciones quienes se benefician de los puestos ambulantes, pues les cobran una cuota por estar en el zócalo.
En lo que coinciden los empresarios y encargados de los negocios, es que definitivamente, no lograrán que los quiten, pues ninguna autoridad, ni la estatal ni la municipal, tienen interés en recuperar este espacio.
“Hemos mandado mensajes, sobre todo en las redes sociales, de lo que genera tener tanto ambulante (…) anteriormente se mandaban oficios a las autoridades y se solicitaban audiencias”, señaló Jorge Treviño al referir que ya se dieron cuenta que no tendrán respuesta.
“Es terrible pensarlo, pero más que una resignación, ya te estás acostumbrando a verlos”, puntualizó.
“Hemos intentado muchísimas veces que los quiten. Se han girado oficios a las autoridades correspondientes, se han buscado firmas, se han realizado encuestas”, señala Luis Enrique de León Vasconcelos.
A unos días de la fiesta de la Guelaguetza y ante la derrama millonaria que se prevé del turismo que visita la ciudad para disfrutar de la fiesta de los oaxaqueños, los ambulantes se perfilan para ser de los principales beneficiados.

 

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