Se define como un periodista por vocación, cuya mayor satisfacción ha sido servir a la sociedad; a lo largo de 54 años de carrera ha visto la evolución de la actividad periodística, le ha tocado vivir desde la época en que no había boletines, grabadoras, fax, ni jefes de prensa, hasta la era del Internet donde toda la información está en una computadora. Convencido dice que aún hay periodistas que andan en busca de la noticia, pero también “hay muchachos que se copian las notas y ya ni trabajan”
“Soy de los pocos reporteros que iniciamos por vocación, no por tener en qué trabajar como se acostumbra, quería servir de alguna forma a la comunidad”
“Nos quedamos en una chocita (en una gira con Lázaro Cárdenas) y al otro día nos dieron de desayunar tortillas asadas a la leña, tasajo seco asado, café con piloncillo. Comimos con la mano, sentados en el piso (…) más noche, asistí al cambio de directiva del Club Rotario, de traje y corbata, un evento de mucho glamour. Siempre en contacto con la gente”
Carlos Cervantes, periodista
Texto: Yolanda PEACH
Fotos: Esteban CHINCOYA
Sin miedo a la verdad, Carlos Cervantes cumple 54 años en el periodismo; de prodigiosa memoria, rectitud y pasión latente, considera este oficio gratificante y edificativo, con un propósito social.
A Carlos Cervantes le ha tocado vivir importantes cambios en la evolución del periodismo. Vivió el periodismo a pie, de cambios contrastantes, de contacto con los protagonistas de la noticia, al actual, con la información en tu computadora.
Recuerda en especial una gira con el general Lázaro Cárdenas, como vocal ejecutivo de la comisión del Río Balsas. Tenía a cargo la Mixteca y se quedaba en la primera chocita que le agarrara la noche.
“Varias veces le tocó. Nos quedamos en una chocita y al otro día nos dieron de desayunar tortillas asadas a la leña, tasajo seco asado, café con piloncillo. Comimos con la mano, sentados en el piso (…) más noche, asistí al cambio de directiva del Club Rotario, de traje y corbata, un evento de mucho glamour. Siempre en contacto con la gente”.
Reconoce que todavía quedan periodistas que andan en pos de la noticia. “Creo que ahora es más fácil, todo sale en internet, los muchachos de ahí se copian las notas y ya ni trabajan”.
Amor por el periodismo
“Soy de los pocos reporteros que iniciamos por vocación, no por tener en qué trabajar como se acostumbra, quería servir de alguna forma a la comunidad”, confiesa.
Su pasión por el periodismo la tenía latente desde que estudiaba. Acostumbra escribir cartas a los periódicos, en ese entonces, Oaxaca Gráfico o El Imparcial.
Estudió contaduría pública y al poco tiempo comenzó a trabajar en Renovallantas y Muelles de Oaxaca, en ese entonces en la calle Armenta y López.
Ahí conoció al periodista Néstor Sánchez. En esos tiempos editaba la revista Oaxaca en México. Le alquilaba una camioneta a la empresa para los acarreos del impreso.
“Estábamos en contacto porque era el encargado de este servicio”. A don Néstor le llamó la atención la amplitud de los escritorios de la empresa y los pidió prestados para trabajar, por el formato de la revista.
Don Adalberto Castillo accedió gustoso, así, el contacto frecuente con don Néstor forjó una relación más cálida.
Con la confianza, don Néstor le pedía si lo ayudaba, “escribía muy rápido y eso ayudaba, también lo auxiliaba a escribir los pies de fotos; poco a poco me fui involucrando en la edición de su revista”.
Un año después del trato, don Néstor Sánchez le confió que fundaría un periódico diario y lo invitó a trabajar en este proyecto, “acepté de inmediato, ya no tendría que escribir cartas a los periódicos, ya podría escribir”.
Pidió permiso tres meses en Renovallantas que se volvieron años. Un trato que parecía desventajoso, pues de ganar tres mil 500 mensuales, ahora ganaba 600 pesos como aprendiz de reportero, “como éramos jóv
enes no teníamos mayores gastos”, se justifica.
Así, inició su labor periodística en Carteles del Sur (1965-1987), que se ubicaba en Independencia 902, en el centro de Oaxaca.
No sólo se convirtió en el reportero generador de las notas principales, sino también, en el secretario particular de don Néstor.
Su día iniciaba a las 10 de la mañana. Recibían una cátedra de periodismo. Les explicaban cómo redactar una nota informativa, una editorial, un artículo de fondo.
Salía a la calle a buscar la noticia. Tenía el campo abierto. “No había boletines, grabadoras, fax, ni jefes de prensa”.
Como taquígrafo, puso de moda usar libretas de taquigrafía, en la que escribía íntegro lo que le informaban. “Causaba extrañeza entre los compañeros, como Benito García, Alfredo Feria o Arcelia Yañiz”.
Sus temas eran de interés oaxaqueño y cotidianamente se llevaba la de ocho.
Su primera nota, la reseña de inauguración, “Desde ayer Oaxaca cuenta con un nuevo periódico diario”. El invitado de honor, el gobernador Rodolfo Brena Torres, quien dio el primer botonazo a la prensa. Los padrinos, Itandehui Gutiérrez Yañiz, doña Casilda y el empresario don Alfonso Pandal Graff.
Campañas por Oaxaca
Si algo caracterizó a Carteles del Sur, fueron las campañas. La mayoría, culminaron en beneficios para Oaxaca.
Se denunció que el Teatro Macedonio Alcalá fuera un cine de quinta y en deterioro constante. El gobierno estatal tenía un convenio con la paraestatal Operadora de Teatros, que poco se ocupaba de su mantenimiento.
Se hacían contratos cada 15 años para el alquiler del teatro, en ese entonces, el gobernador Rodolfo Brena Torres estaba por renovarlo. “Se entrevistó a especialistas en el tema, además de líderes de mercado, grupos sociales, sindicatos. Todos coincidían en que el teatro debía destinarse a fines culturales”.
Justo por esos días vino La Tigresa. Tal fue el tumulto, que derrumbaron un muro de mármol, porque los asistentes querían tocarle. “Se hacían mítines políticos, funciones de box (…) un desastre”.
La campaña fue fructífera, se logró que no se renovara el contrato y comenzaran a preocuparse por preservar el edificio. “En un inicio el gobernador anunció que el teatro lo donaría a la Universidad y afortunadamente no lo hizo”.
Poco a poco los gobiernos lo fueron restaurando. Fue el gobernador José Murat el que culminó el rescate en 1999 e incluso se restauró el casino.
Otra campaña célebre fue para impedir la deforestación masiva que hacía en las montañas la empresa pública Papelera Tuxtepec, lo que les valió muchas amenazas de muerte, pero lograron frenar de alguna manera la tala inmoderada.
También lograron que se entubara el Río Jalatlaco. “Cada año se salía y perjudicaba a los vecinos de los dos márgenes”. El gobierno estatal atendió la demanda y se realizó este proyecto de ingeniería civil.
Otro tema en el que insistieron muchísimo sobre el Río Atoyac, pasaba cerca de calzada Madero. “Muchas veces venía tan bravo que causaba destrozos en esta zona”.
Se logró que se modificara el cauce, con lo que se ganó una gran cantidad de terreno, donde después se construyó el Instituto Tecnológico de Oaxaca.
Abajo el mural
Otro de los aciertos de Carteles del Sur fue impedir caprichos del gobernador en turno, como el mural del palacio.
Rufino Tamaño había prometido que iba a pintar el mural en la escalinata, pero el gobernador alegaba, “pinta abstracto y quién sabe qué cosa va a pintar”, pero el periódico defendía, “el maestro sabrá qué pinta para los oaxaqueños”.
No sabían que la mujer del gobernador tenía su maestro acuarelista, Alfredo Guati Rojo, con quien ya habían hecho compromiso.
“O lo pinta Tamayo o no lo pinta nadie”, fue el lema de Carteles del Sur.
Incluso el gobernador propuso que fuera la Facultad de Arquitectura quien tuviera la encomienda de dictar el tema que pintaría Guati Rojo. “El arte no se puede hacer por encargo”, fue la respuesta del rotativo.
En esta pugna hasta intervino la Federación Estudiantil Oaxaqueña.
La Facultad de Arquitectura declinó la encomienda, “relévennos de ese compromiso porque no lo aceptamos”.
A pesar de que ya le habían dado un adelanto a Alfredo Guati Rojo, el proyecto se echó para atrás. Devolvió el dinero y regresó a México. “Ganamos otra vez”.
Primicias y exclusivas
La llegada de Carteles del Sur a Oaxaca sacudió el periodismo en la entidad, acostumbrados los diarios locales a hacer notas intrascendentes, e incluso, a destacar las notas nacionales, se vieron obligados a evolucionar para estar a la altura.
Carteles del Sur se llevaba las notas exclusivas, de gran impacto para Oaxaca y trabajo social.
Carlos Cervantes no puede disimular su emoción al contar una de las más significativas en su carrera.
“En ese entonces hubo un encuentro agresivo entre estudiantes de la escuela preparatoria en el bulevar Vasconcelos, que era la única que había, con la vocacional 14”.
Un partido de futbol desencadenó el pleito. Al otro día, apedrearon la preparatoria, “no quedó un solo vidrio bueno”.
“Era curioso, los vecinos, en lugar de avisar a la policía, informaban a Cárteles del Sur”.
Recibió la llamada de su director a las 7 de la mañana. Los policías no podían contener la turba. Tuvieron que llegar militares de la 28ava Zona Militar, quienes se pararon en medio de los dos grupos en pugna, cuyos integrantes, finalmente se dispersaron.
Más tarde, el periodista decidió visitar al rector, el licenciado Agustín Márquez Uribe, que despachaba en el edificio central de la UABO.
Justo estaba hablando con los estudiantes, cuando llegó su secretaria para avisarle que le hablaba el gobernador.
Al colgar la llamada, lo invitó a la reunión. “Atravesamos el zócalo, estaban en Palacio de Gobierno los directores de la preparatoria y la vocacional, Darío Calleja y Fernando Gómez Sandoval, así como otras personalidades”.
El gobernador anunció que no se desentendería del problema. “Vamos a dar una solución definitiva, la vocacional 14 se va a convertir en secundaria y vamos a crear el instituto Tecnológico de Oaxaca (….) solo le ruego señor rector que esto no vaya a trascender porque va a venir el secretario de Educación Tecnológica Víctor Bravo Ahuja a hacer el anuncio oficial”.
“El rector se me quedó viendo angustiado, así que preferí salir para que no me fuera a comprometer”.
“Al otro día, la de ocho fue: Desaparecerá la Universidad 14 y se creará un instituto tecnológico. Así ganamos la nota. Publicábamos notas muy vigorosas y exclusivas, de mucho interés para la ciudad”.
Se trataba de información novedosa, el gran auge del periódico. Se descubrían problemas de Oaxaca y lo sacaban a flote.
Carlos Cervantes era peleado en otros periódicos, le ofrecían grandes ventajas y privilegios. “No aceptaba, me decía, no puede ser tanta belleza si estoy en el periódico más importante”.
Finalmente, tras 20 años en Carteles del Sur, aceptó sumarse al proyecto de Mauricio Mauro, en el diario Rotativo, Tribuna de Oaxaca, donde sumó otros 30.
Sin miedo a la verdad
El periodista rememora que en la época en que inició, los líderes de mercado tenían mucho peso en la política oaxaqueña.
En ese entonces mandaban Macario Sánchez y Genoveva Medina, quienes peleaban espacios, por lo que publicaron un desplegado en el que pedían la intervención del gobernador para solucionar el problema de los locatarios.
Ese día, muy temprano, fue a buscar al gobernador para preguntarle su postura en el tema. Cualquiera que fuera su respuesta, era nota.
Sobre si mediaría, éste le respondió: “No joven, es gente muy conflictiva y muy chismosa”.
Al otro día, la nota de ocho fue que el gobernador no intervendría en el conflicto de locatarios
Más tarde, el gobernador lo interceptó cerca de palacio y le reclamó la nota. Le recriminó duramente, “lo que le dije no era para que lo publicara”.
“Entonces para qué preguntamos los reporteros”, le reviró, pero la respuesta del gobernador fue contundente: “le ruego que no se vuelva a parar por ese edificio”.
Al contarle al director del periódico, éste le ordenó que hiciera una nota de lo sucedido; así, la cabeza del siguiente día fue: condenable actitud del gobernador con un reportero.
¿Miedo? El periodista reconoce que sólo lo sintió una vez. Lo invitaron a la destrucción de un plantío de mariguana en Güilá, Tlacolula. Viajaban en el helicóptero de la PGR. Al estar cerca, tenían que brincar como dos metros para llegar al piso.
Justo brincaban cuando empezó una ráfaga de balas. “Métanse entre las matas”, fue la orden que escuchó. “Nos van a matar, fue lo que pensé, pero en eso llegó otro helicóptero y repelió la agresión (….) es la única vez que sentí miedo.
Durante su trayectoria, además de amenazas y desaires, también recibió intentos de soborno, propuestas de una “dieta” mensual. Nada lo detuvo para escribir sin censura. “Aprendí que la única condición para escribir, es que lo publicado sea cierto”.