El hombre provocó una ligera sonrisa en el traficante mexicano, que sigue el proceso a través de una intérprete de la corte
Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera hizo ni una pequeña mueca de satisfacción cuando escuchó que uno de los potenciales jurados que podría juzgarle en Estados Unidos confesaba que era “un poco fan” de su figura. El individuo en cuestión, un colombiano de Medellín que había superado su entrevista el lunes, quedó descalificado al preguntar si era posible obtener un autógrafo del sinaloense.
Al iniciarse por segundo día consecutivo las entrevistas a candidatos a miembros del jurado para el juicio, que prevé entrar en el fondo de los cargos el próximo 13 de noviembre, el juez Brian Cogan, que preside el caso, dijo que se habían presentado problemas con algunos de los elegidos el día anterior.
Cogan indicó que un oficial de seguridad de la corte le notificó que uno de los candidatos, que nació y creció en Colombia, manifestó interés en tener el autógrafo del «Chapo», un fugitivo popular que incluso dio pie a una serie en Netflix con su nombre.
Esta persona fue traída entonces a la sala del juez donde se llevan a cabo las entrevistas de los candidatos, de los que un total de 31 pasaron a la lista de donde se elegirán los doce jurados y seis suplentes, mientras que 27 fueron ya eliminados.
Cogan le preguntó si era cierto que quería un autógrafo y tras contestar de forma afirmativa le preguntó también por qué.
«Soy su fan», afirmó el hombre, provocando una ligera sonrisa en Guzmán Loera, que sigue el proceso a través de una intérprete de la corte y que el martes volvió a presentarse con un conjunto de pantalón y chaqueta oscura, camisa azul y corbata de tonos gris y azul.
Durante el primer día de entrevistas, este candidato había dicho que veía series de crímenes y que también había visto la del narcotraficante colombiano Pablo Escobar.
Este y otros obstáculos hicieron que la segunda jornada de selección de jurado en el caso de “El Chapo” no fuera tan fluida como la primera. Quizá por el cansancio de las partes, el proceso de entrevistas pareció encallarse ayer en muchos momentos, con descartes de los entrevistados por diversos motivos.
Uno de ellos es el miedo a El Chapo y su entorno, un factor que algunos potenciales jurados están confesando en sus entrevistas personales. Un hombre afirmó que tenía “algunas emociones mezcladas con miedo” sobre el caso; una chica joven dijo estar “totalmente en pánico” cuando leyó noticias que el sinaloense había prometido no hacer matar a los jurados, hasta el punto de sentirse realmente “angustiada”.
El juez Brian Cogan informó que una de las seleccionadas le relató entre “muchas lágrimas” que no sentía miedo por ella sino que sufría por la salud de su madre, que al enterarse de que podía ser seleccionada para ser jurado del caso le dijo que “tenía que mudarse, encontrar otra casa”.
Como la vez anterior, hubo historias pintorescas entre los potenciales jurados. Una mujer incumplió todo tipo de reglas y órdenes al leer en la sala con sus desconocidos colegas jurados noticias sobre el caso; otro quedó descartado porque conocía al juez Cogan -“me resulta familiar”, dijo el magistrado-.
Entre los que pasaron la selección están un hombre de mediana edad que respondió que la persona que más admira en el mundo es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. “Oh sí”, afirmó, diciendo que las políticas anti-inmigrantes de la Casa Blanca no afectarían a su juicio, ni por “su nacionalidad ni por sus creencias religiosas”. “¿Cree que [El Chapo] es un `bad hombre’?”, le interpeló uno de los abogados del capo, Jeffrey Lichtman. “No sé mucho sobre este sujeto”, respondió el jurado.
Con todo eso, lo importante es que se consiguió el primer objetivo: tener un grupo de 40 personas aceptadas por todas las partes como válidas para integrar el jurado popular. Hizo falta entrevistar a 74 individuos.
De nuevo vestido de civil, El Chapo abandonó el estilo “disco” del primer día y su atuendo fue mucho más formal. Parecía un empresario cualquiera: traje negro, camisa celeste, corbata en tonos azules y plateados. Uno de sus abogados, Eduardo Balarezo, le ajustó el cuello justo antes de empezar la sesión.
Guzmán repitió la misma rutina que el día anterior, anotando en un bloc de notas y comentando la jugada con Balarezo y las intérpretes que se sentaban a su lado. Debido a su encierro en aislamiento en una cárcel de máxima seguridad dijo tener problemas de audición, y seguir el procedimiento a través de auriculares donde escuchar la traducción del inglés al español le daña el oído.
En dos momentos de descanso entre entrevistados intercambió bromas que le hicieron soltar una carcajada. Durante el resto de seis horas mantuvo un gesto serio, esta vez más atento a los potenciales jurados que tienen que decidir si es culpable o no de los once delitos que se le imputan.
Para este miércoles queda la definitiva fase: la elección final de los 12 titulares (y seis suplentes) que formarán el jurado popular que juzgará a El Chapo. De los 40 seleccionados, la defensa podrá eliminar a diez y el gobierno a seis. Del resto, cada bando podrá eliminar tres de los definidos como potenciales suplentes.