El desempleo, la pobreza y la inseguridad en su país, son las principales causas que han empujado a muchos jóvenes hondureños a incorporarse a la caravana que pretende llegar a los Estados Unidos; han migrado de un país centroamericano donde las pandillas controlan, barrios, colonias y ciudades
Alonso PÉREZ AVENDAÑO
“Ese es el problema, no hayamos empleo, no nos dedicamos a nada porque no hay nada que hacer”, son las palabras de José Funes y Bryan Flores, compañeros en la caravana migrante que desea atravesar el país para tocar las puertas de Estados Unidos, un país que ha decidido reforzar militarmente su frontera para evitar que el contingente busque el “sueño americano”, que significa tener un trabajo, cualquiera, ganar dinero y que no te lo arrebate la Mara.
En Honduras las cifras oficiales señalan que la tasa de desempleo para jóvenes de entre 19 y 24 años como ellos es de 12%, tres veces superior a la de personas mayores. De los 291 mil desempleados, 73.79% son menores de 30 años. El 70% de las personas trabajando tienen un empleo informal.
Los estudios de ambos se quedaron en la primaria y “ahí la primaria no vale nada, es como si no hubieras estudiado” y dar el siguiente paso, la secundaria, implica tener recursos con los que no cuentan “debes tener fondos, todo está muy cara, ahí a empujoncitos haces la primaria, de ahí para delante es difícil”, aseguran.
El empleo es esporádico, a veces de un solo día como ayudante de albañilería o con algún turno en la maquila, “una cosa por acá, otra por allá”, ganando 120 o 150 lempiras que alcanzan “para medio medio”.
Ambos de 23 años, encuentran en el desempleo la primera razón, más no la única, para participar del éxodo que el pasado 12 de octubre salió de San Pedro Sula, de donde son originarios. En lo que va del año, 400 hombres menores de 22 años han sido asesinados en Honduras. De acuerdo con Save the Children, Honduras ocupa la posición 144 de 175 países en la clasificación del Índice de Peligros para la Niñez 2018.
En América Latina y el Caribe se encuentran 12 de los principales países con las tasas más altas de homicidio infantil en todo el mundo. Las cifras más elevadas se registran en Honduras, Venezuela, Colombia, El Salvador y Brasil.
“Debido a la situación de la pobreza está aumentada la violencia, nos afecta porque a veces usted gana su dinerito con un gran esfuerzo, y van y se lo quitan”, dice José.
“Tienes que pagarle renta, a la buena o a la mala, si no les pagas la renta te pueden matar, varias veces les tuve que dar mi dinero”, agrega Bryan.
Las pandillas, aseguran, se dedican a todo: robo, drogas, al sicariato. Incluso la Policía de Honduras ha verificado que la Mara Salvatrucha controla la mayor parte de Tegucigalpa, la capital hondureña.
“La pandilla controla más que la seguridad en Honduras, la policía existe pero no se mete para nada, ahí sucede algo, llamas a la policía en la noche y tal vez vienen al día siguiente, si vienen”.
“Las maras están mejor organizadas que la policía, están en barrios, colonias, en todas las ciudades, está rodeado”, agregan.
¿Por qué no aceptar estar en una banda?, “tal vez uno que es buena gente no quiere hacer eso, porque si se dedica a andar con las pandillas no vas a querer hacerle daño a otro, si fuera fácil toda la juventud estaría metida en eso”.
Primera vez cruzando
Para ambos, ésta es la primera vez que intentan cruzar hacia Estados Unidos y quedarse en México, como ofreció intentando una imposición el presidente Enrique Peña Nieto, es solo una segunda alternativa.
“A ver qué oportunidad nos sale, a ver qué destino viene para nosotros allá, si no podemos pasar, a lo mejor buscaríamos un permiso o algo para poder trabajar aquí, pero lo que queremos primero es pasar”, aseguran.
En su trayecto por Chiapas y Oaxaca, a donde llegaron el sábado 27 de octubre, han estado “al 100, con comida, agua”.
De Oaxaca hasta ahora no sabían nada, “solo por unas novelas que graban aquí, nada más”, dice Bryan, que descansa en una vieja casa abandonada en San Pedro Tapanatepec, a donde llegaron tras una estadía de ocho días en Chiapas.
-¿Alguna vez en tu vida habías caminado 40 kilómetros diarios?
-No, jamás en la vida, hasta ahorita que nos hemos aventurado por acá, se mira difícil, pero es por la esperanza que tiene uno. Hemos caminado a lo bruto, pero tal vez haya una recompensa buena. No podemos regresar, mientras no estemos gobernados por las maras ahí nos vamos a quedar a trabajar.
Trayecto hacia Oaxaca, frustrado
El pasado 31 de octubre, después de diversos intentos por conseguir a través del gobierno de Oaxaca y de organizaciones sociales y el magisterio oaxaqueño, la caravana migrante renunció a su intento de avanzar a la capital del estado. Pese a los riesgos que implica atravesar a Veracruz, la caravana decidió abortar el plan ante el rechazo por parte del presidente Enrique Peña Nieto y del gobernador Alejandro Murat a la solicitud que por escrito le hicieron integrantes de la caravana.
“La pandilla controla más que la seguridad en Honduras, la policía existe pero no se mete para nada, ahí sucede algo, llamas a la policía en la noche y tal vez vienen al día siguiente, si vienen”
Bryan Flores, migrante hondureño
“A ver qué oportunidad nos sale, a ver qué destino viene para nosotros allá, si no podemos pasar, a lo mejor buscaríamos un permiso o algo para poder trabajar aquí, pero lo que queremos primero es pasar”
José Funes, migrante hondureño