Emilio TRINIDAD ZALDÍVAR
En reto grande se metió Xavier Nava, actual presidente municipal de
San Luis Potosí, pues recibió una administración con muchas dificultades, de acuerdo a algunos de sus colaboradores y amigos que de principio a fin se la jugaron con él.
Afirman que la administración que encabezó Ricardo Gallardo
Juárez, dejó de pagar la última quincena a los trabajadores; el parque vehicular sin ubicar y solo una relación por escrito; adeudos con proveedores, bancos y constructores. Se quejan de que estuvieron sacando documentación oficial y que hay más de 600 laudos laborales. Eso, dicen, es solo el principio de todas las irregularidades que han ido encontrando.
Cuando dirigí el periódico El Sol de San Luis, tuve la oportunidad, junto que Pepe Alemán, entonces subdirector del diario, de entrevistar al para ese tiempo diputado federal Xavier Nava. Ahí nos dijo que iría por la alcaldía de la capital del estado, fue y hoy la preside.
Mostró el joven político agallas, habilidad, oficio y talento, al enfrentar a quien parecía tenía popularidad y el apoyo mayoritario de los ciudadanos para reelegirse como alcalde.
El problema de Ricardo Gallardo -entre muchos-, fue que no escuchaba consejos y opiniones y que creyó que con acciones populistas y desdeñando a la prensa local y nacional, obtendría el voto para en tres años enfilarse a la gubernatura.
Recuerdo haber asistido con él a una cita -a la que por cierto llegó sumamente tarde- con dos de los hombres más importantes del respetado semanario Proceso, Salvador Corro y Raúl Monge. Ellos querían conocer al tan criticado alcalde, al que señalaban tirios y troyanos como hombre oscuro, vinculado a la delincuencia, al crimen organizado y al narcotráfico.
Deseaban saber por qué era tan vinculado a esos terribles males que junto con la corrupción azotan desde hace años a México. Una y otra vez le preguntaron a Gallardo sobre esos temas pero él fue evasivo y expuso que para otra ocasión platicaría con ellos. Grave error, una semana después, Proceso sacó un reportaje lapidario en el que desmenuzaba todo cuanto se decía del polémico empresario, habilitado como mal político, sin una sola línea en la que pudiera decir algo en defensa propia sobre tan desgastante tema para él, porque simplemente no quiso hablar.
Gallardo creyó que los reportajes en su contra difundidos con anterioridad por Carlos Loret, Ciro Gomez Leyva y Denisse Maerker, no le harían daño y que su popularidad y cercanía con los pobres serían suficientes para remontar la andanada de desprestigio. Yo le creía buen hombre, humilde, sensible, sencillo y alejado de todo cuanto se decía de él, porque en el trato directo así se comportaba, pero no supo o no pudo sacudirse y sacudir para su familia con pruebas y declaraciones convincentes señalamientos tan graves.
Su hijo del mismo nombre pagó consecuencias y hoy desde San Lázaro como diputado federal, pretende recuperar imagen y posibilidades de disputarle al presidente municipal de San Luis
Potosí, Xavier Nava, la gubernatura que estará en disputa en poco menos de tres años, para suceder al gobernador Juan Manuel
Carreras López, quien por cierto también operó para que Ricardo
Gallardo Juárez no pudiera reelegirse porque de haber sido así, difícilmente alguien le habría podido disputar el cargo.
El nieto de don Salvador Nava tiene la oportunidad de oro para demostrar que sabe y puede con la responsabilidad de sacar a la capital de tan bello estado, de sus dificultades económicas, políticas
y sociales, para lograr la transformación que merece la ciudad de San
Luis Potosí.
Aún no asumen sus cargos y ya les buscan sucesor
La ministra en retiro Olga Sánchez Cordero y el ingeniero y abogado
Alfonso Durazo Montaño aún no despachan en las Secretarías de
Gobernación y Seguridad Pública, y ya son objeto de evaluación y crítica a grado tal que los ven fuera del gabinete del presidente
Andrés Manuel López Obrador más temprano que tarde, ya sea porque dicen los analistas que desconocen los cargos que ocuparán,
o porque de manera personal decidirán que les es mejor trabajar desde el Senado de la República para fines personales.
Doña Olga sabe que su retiro total en el servicio público está muy cerca, y Durazo Montaño tiene claro que desde la Secretaría de
Seguridad Pública, no podrá aspirar a su mayor deseo que es el de gobernar su natal Sonora.
En el Senado Alfonso Durazo podrá proponer y debatir diversos temas sin desgaste mayor, e ir con frecuencia a la entidad que viera nacer a su ex jefe y amigo Luis Donaldo Colosio, pero desde la responsabilidad de devolverle a México la tranquilidad y seguridad de los ciudadanos, francamente se ve muy difícil, sino imposible, que pueda aspirar a ser el jefe del Ejecutivo estatal.
Quien se encuentra feliz por esta situación, es la novata política, hoy senadora Lilly Téllez, quien pretende desde su responsabilidad legislativa, disputarle a Durazo Montaño la candidatura al gobierno
de Sonora. Ella, junto con muchos otros que en su tiempo fueron feroces críticos de López Obrador, a quien no bajaban de ignorante, populista y dictador, hoy se han beneficiado de su perdón, y por el partido Morena que fundara el tabasqueño, pretenden escalar en la actividad pública, como si pudieran aprender ese oficio de la noche a la mañana.
Doña Olga Sánchez Cordero no tiene preocupación por su futuro pues ha sido una exitosa abogada, ministra y hoy que incursiona en la política, sabe que es de salida, pero Alfonso Durazo Montaño tiene claro que su vida pública aún es por muchos años, pero el desgaste que tendrá al frente de esa nada peleada tarea en el gabinete
lopezobradorista pudiera ser el fin para sus aspiraciones.
Twitter @emtrizal61