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José María Bradomín, un estudioso de la historia de Oaxaca

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Escritor, poeta y periodista, don Guillermo Villa Castañeda dejó un importante legado bibliográfico, en donde destacan obras como Crónicas del Oaxaca de Hace Cincuenta Años, Monografía del Estado de Oaxaca y Toponimia de Oaxaca, trabajos que las actuales autoridades han desaprovechado

 

Carlos CERVANTES

 

El nombre del maestro normalista, escritor, poeta y periodista, fue Guillermo Villa Castañeda, quien como se estilaba en esos años utilizó el pseudónimo de “José María Bradomín” tanto para sus artículos periodísticos como en los libros que publicó sobre el pasado reciente y lejano de Oaxaca incluyendo uno que ha sido de mucha utilidad para los reporteros y que es la Toponimia de Oaxaca, que contiene el listado de las miles de poblaciones que conforman el estado de Oaxaca, especificando a qué distritos corresponden para evitar confusiones si se toma en consideración que muchos nombres de pueblos están repetidos y aparecen en diversas regiones.

 

Maestro estudioso y perseverante

 

Fue oriundo de esta ciudad e hizo sus estudios elementales en las escuelas Pestalozzi, Carlos Gracida y Porfirio Díaz. Después tomó cursos para prepararse como maestro rural, ejerciendo de inmediato, pero sin dejar de prepararse por lo cual años después presentó sus exámenes en el Instituto de Capacitación del Magisterio y obtuvo el título de maestro normalista, dando un ejemplo de perseverancia y deseos de superación profesional.

Tuvo cercanía con intelectuales oaxaqueños como el poeta y compositor Juan G. Vasconcelos autor de la letra de las “mañanitas oaxaqueñas” y el escritor y periodista Enrique Othón Díaz, de quienes abrevó sus aptitudes. Al poco tiempo se convirtió en investigador de la historia de Oaxaca e inició su faceta de poeta. En 1929 comenzó a escribir en diversas publicaciones como La Opinión, Eco Estudiantil, Libertad y Cuadernos de Oaxaca que dirigía el maestro Gonzalo Hernández Zanabria, firmando con el pseudónimo de José María Bradomín. Su obra poética la publicó en los libros Solar Nativo y Lira Dispersa. Nació el periodista y poeta.

Iniciaba también su faceta de historiador con el antecedente que como maestro estuvo en muchas regiones de la entidad donde encontró abundante material que comenzó a coleccionar, para después publicarlo en sus libros.

 

Admirador de Porfirio Díaz

 

Como articulista de prensa fue agudo crítico de los gobiernos de todos los niveles e incluso mencionó los defectos que tuvo don Benito Juárez, pero esa era su ideología. Se caracterizó como un gran admirador de don Porfirio Díaz, por ello seguramente formó parte del comité pro repatriación de los restos del caudillo, hacia Oaxaca, cosa que aún no se concretiza. Escribió en periódicos como El Universal que todavía circula a nivel nacional, La Nación, Omega y Hombre Libre. Los dos últimos de crítica severa a los gobiernos. Pero también lo hizo en Jueves de Excélsior.

En la década de los cincuentas siendo maestro en la escuela de San Juan Bautista La Raya, editó su Monografía del Estado de Oaxaca y Toponimia de Oaxaca. Continuó con otras publicaciones dando a conocer el costumbrismo de Oaxaca, enfrentándose a los problemas de los escritores que carecen de los recursos para financiar la edición de sus libros.

 

El Oaxaca de hace cincuenta años

 

En su libro Crónicas del Oaxaca de Hace Cincuenta Años, editado en 1976, hace un ameno relato de lugares y costumbres que van desapareciendo. Toca el tema de los portales y el zócalo, cómo eran en el tiempo que le tocó vivir; describe las antiguas casas de la ciudad de Oaxaca, tan espaciosas, llenas de flores y de jaulas de pájaros, la distribución de las habitaciones y una serie de complementos que la modernidad ha desaparecido al irse reduciendo los espacios; otro relato se refiere a las calles y callejones en especial los nombres que tenían antes de ostentar los actuales, lo mismo con los  barrios y esquinas que fueron famosas; otro tema se refiere a las antiguas fuentes ubicadas estratégicamente para que el vecindario pudiera surtirse de agua cuando no existía la tubería actual que lleva el líquido hasta  el interior de los domicilios; mención especial merecen los mesones, transportes, changarros, boticas, médicos y curanderos; lugar especial ocupa lo relacionado con los velorios tanto de adultos como de los “angelitos”, lo cual generalmente se hacía en los mismos domicilios particulares puesto que no existían las capillas de alquiler; comenta en el libro las fiestas tradicionales de la ciudad y las diversiones populares, costumbres familiares y sociales; también la naciente industria, oficios y artesanías cuyos productos tenían usos prácticos en los hogares donde aun se utilizaba el carbón o la leña; la gran actividad en los mercados, la cocina oaxaqueña,  escuelas, indumentaria y los tipos populares citando incluso a aquellos a quien llama “jotos” y que también fueron populares como don Alfredito Heredia, otro Loaeza y el tercero, Marcelino.

 

Don Alfredito y sus ahijados

 

Dice el escritor que “su condición daba pábulo en aquel entonces pues en la actualidad éstos han abundado mucho más de la cuenta”. Agrega que “aquel don Alfredito era de muy buena familia y por lo consiguiente bastante bien relacionado con los diversos sectores sociales de la ciudad, distinguiéndose como fervientísimo devoto del Sagrado Corazón y principalmente porque andaba a la caza de jovencitos que no hubiesen hecho aún la primera comunión o no hubiesen sido confirmados, de los cuales se convertía inmediatamente en padrino y como sus relaciones sociales y su ferviente religiosidad eran dos eficaces auxiliares para la consecución de sus cristianos propósitos, llegó a contar ahijados por docenas”, pero se llegó a descubrir que solo hacía su labor cristiana para reclutar a los ahijados cuando estuvieran en la edad apropiada con lo cual quedó al descubierto el truco y entonces comenzaron a llamarlo “don Alfredito el de los ahijaditos”. En esos tiempos eran desconocidas las palabras “pederastia” o “abuso infantil” que cometen los mismos curas, mucho menos se hablaba “del orgullo gay”.

 

Nativo de esta ciudad

 

El maestro Guillermo Villa Castañeda nació en esta ciudad de Oaxaca el 2 de enero de 1910 en una casa ubicada en la actual calle de Bustamante a un costado del templo de San Francisco, Sus padres fueron José María Villa, nativo de Durango y doña Luz Castañeda Rosas, de esta ciudad. Falleció el 17 de mayo de 1994 a la edad de 84 años. Dejó un valioso legado que lamentablemente ninguna autoridad ha aquilatado ni mucho menos ha promovido la reimpresión de la obra publicada en libros, pues tal parece que no les interesa la cultura ni mucho menos reconocer a quienes dejaron huella en Oaxaca.

Recordamos que en la década de los setentas en diversas ocasiones acudimos al domicilio del maestro, en la Calzada Madero, como reporteros para solicitarle opiniones en relación a diversos temas los cuales abordada con conocimiento y en base a su experiencia indiscutible. Un oaxaqueño ejemplar que recibió diversos reconocimientos, en vida.

Oaxaqueños distinguidos como el periodista Alfonso Francisco Ramírez, José L. Bonnechi, Jacobo Dalevuelta; Vidal Álvarez, periodista de El Universal, y otros, hicieron elogiosos comentarios de la obra del maestro Villa quien cantó a Oaxaca, como pocos lo habían hecho.

 

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