Político e historiador mexicano que destacó, en el marco del proceso de emancipación de México y en las primeras décadas de la independencia del país, por su trabajo como historiador y como periodista; su labor política estuvo marcada por la paradoja de sufrir más prisiones por parte de sus correligionarios que de los realistas españoles y como escritor fue prolífico y algo irregular de estilo: se le deben no menos de 107 títulos
Carlos CERVANTES
Carlos María de Bustamante tuvo gran participación en pro de la independencia de nuestro país, se unió a la causa no solo luchando al lado de los próceres, sino que lo hizo con la pluma hasta donde la censura inquisidora se lo permitió. Fue reconocido como “el ilustre abogado insurgente”. Su obra fue muy amplia no solo dentro de lo periodístico sino por la cantidad de libros que publicó, sus investigaciones y la narración de los hechos que le tocó vivir, con un gran patriotismo, siendo admirador de Morelos. Sufrió persecución y encarcelamiento habiendo sido huésped de los calabozos de San Juan de Ulúa, logrando sortear un sinfín de obstáculos, hasta que se consumó la independencia. Fue nativo de esta ciudad de Oaxaca.
En 1948 el Gobierno del Estado de Oaxaca presidido por el Lic. Eduardo Vasconcelos conmemoró el primer centenario de su fallecimiento ocurrido en el año de 1848, por lo cual fue editado un folleto que dirigió el profesor Joaquín García Icazbalceta, conteniendo un resumen de la actividad del periodista y de escritor y editor. De ahí tomamos algunos datos.
Su niñez en Oaxaca
Nació en esta ciudad el 4 de noviembre de 1774 (día en que el calendario celebra a San Carlos). Su padre, José Antonio Sánchez de Bustamante, español de nacimiento, estuvo casado cuatro veces. Su hijo Carlos fue el primogénito con su esposa Jerónima Merecilla y Osorio que lo dejó huérfano a los seis años y su niñez la pasó muy enfermizo. A los 12 años comenzó a estudiar gramática latina en el estudio particular de don Ángel Ramírez y enseguida pasó a estudiar filosofía en clase de capense en el Seminario de Oaxaca. Su maestro don Carlos Briones poco pudo enseñarle por lo que en el primer año salió reprobado recibiendo recriminaciones de todos y de su propio padre por lo cual en el segundo año se aplicó con ahínco logrando salvar el obstáculo con calificación sobresaliente.
Pasó a México donde se graduó de bachiller hasta el año de 1800 iniciando su carrera de jurisprudencia aplicándose al mismo tiempo para aprender el francés. Como afortunada coincidencia conoció al doctor Antonio Labarrieta quien lo impulsó con otros conocimientos y por esas fechas el joven Carlos conoció al Virrey Azanza, quien poco después fue cambiado, pero dejó bien recomendado al oaxaqueño con el señor Manuel Bachiller quien le asignó 500 pesos anuales como auxiliar en su despacho jurídico en Guanajuato de donde pasó a Guadalajara y ahí se recibió de abogado, terminando sus prácticas en 1801.
En la sala del crimen
Al fallecer el relator de la audiencia, el cargo se le confirió a Carlos María, conociendo muchos casos de delitos cometidos especialmente asesinatos y robos, pero la primera vez que le tocó ordenar una sentencia de muerte se sobrecogió de tal manera, que renunció el mismo día y retornó a la ciudad de México donde el señor Tomás González Calderón que era gobernador de la sala del crimen, le dio trabajo. En ese lugar le tocaron casos muy complicados como el de aquel individuo acusado de un crimen sin pruebas suficientes y condenado a muerte por lo que su defensor Carlos con argumentos muy razonados rebatió al fiscal en forma tan razonada y elocuente, que logró salvarle la vida al acusado que fue condenado a diez años de prisión. Tanto este caso como otros donde sobresalió su elocuencia le permitieron al oaxaqueño entrar en relaciones con personajes de entonces y antes las había tenido en Guanajuato con el cura Hidalgo.
La causa de la Independencia
En 1805 Bustamante inició la publicación del “Diario de México”, pero tuvo que superar muchos obstáculos especialmente los que impuso el virrey Iturrigaray. Sin embargo, el periódico contribuyó a promover la poesía. Pero llegó el año 1810 en donde hizo un papel principal, ya que ocurrió también el levantamiento de España contra los franceses. Caló fuerte en su ánimo el encarcelamiento del virrey Iturrigaray y la muerte del licenciado Verdad quien había sido su amigo y protector, por lo que Bustamante definitivamente abrazó la causa de la independencia auxiliando de todas las maneras que podía. En septiembre de 1812 fue publicada la Constitución de Cádiz, por lo que don Carlos fue el primero en practicar la libertad de imprenta publicando un periódico satírico al que denominó “El Juguetillo”. Poco después el virrey en turno prohibió esa libertad por lo que el periódico también dejó de circular.
Brigadier e inspector de caballería
Finalmente se trasladó a Oaxaca, recientemente ocupada por Morelos, quien aun cuando no se encontraba en esos días, supo de la llegada de don Carlos y le otorgó el nombramiento de brigadier e inspector general de caballería, asuntos de los cuales poco conocía; sin embargo, logró formar un regimiento de caballería quedando al frente del mismo, pero continuó escribiendo para el “Correo del Sur”. Cuando Morelos instaló el Congreso de Chilpancingo, don Carlos fue nombrado para representar a México en dicho organismo y escribió el discurso con el que el Generalísimo abrió las sesiones del Congreso. Ante otros sucesos el Congreso no se consideró seguro en Chilpancingo y se trasladó a Oaxaca que tampoco les fue segura y continuaron por otras entidades tanto Bustamante como el padre Crespo quienes la madrugada del 25 de septiembre de 1814 fueron sorprendidos por los españoles y a duras penas lograron huir perdiendo todo cuanto llevaban. Continuaron las penalidades, las detenciones y fugas hasta que en 1827 se le reconocieron sus servicios y fue pensionado. La vida de don Carlos después de 1824 la pasó en el Congreso Federal siempre representando a Oaxaca, con breves intervalos. Falleció el 21 de septiembre de 1848 a los 74 años de edad.
Sus publicaciones periódicas
Dentro de sus obras originales fueron publicadas: Cuadro Histórico de la Revolución de la América Mexicana, Galería de Antiguos Príncipes Mexicanos, Crónica Mexicana Teoamoxtil, que contiene todo lo relacionado con los antiguos indígenas tultecas y mexicanos; Campañas del general Félix María Calleja, Mañanas de la Alameda de México, Cuadro Histórico de la Revolución Mexicana, 1843-46; Historia del Emperador Agustín de Iturbide, El Gabinete del Presidente Anastasio Bustamante, Gobierno del General Antonio de Santa Ana y El Nuevo Bernal Díaz del Castillo.
Publicó decenas de libros
escritos por otros autores
De los periódicos que publicó se recuerdan: El Juguetillo, El Centzontli, La Avispa de Chilpancingo, Voz de la Patria, Revoltijo de Papas, La Marimba, La Sombra de Moctehcuzoma Xocoyotzin (sic). Escribió en diversos periódicos tanto de la ciudad de México como de aquellos lugares hasta donde lo llevó la guerra de Independencia. Asimismo, editó diversos folletos entre ellos “Memoria Estadística de Oaxaca y Descripción del Valle del Mismo Nombre”. Otro que hoy se aplicaría muy bien en nuestra entidad se llamó “Males y Males y el Remedio no Aparece”.
También escribió sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, por ello se le recuerda como un oaxaqueño culto que sufrió los rigores de la guerra de Independencia y la tenaz persecución de los iberos, de su inquisición y de sus virreyes, confabulados con el clero retardatario.
Bustamante fue el primer oaxaqueño universal en el siglo XIX, sin dejar de considerar las brillantes mentes que produjo la Nueva España en suelo oaxaqueño. Las prensas insurgentes incorporaron los primeros poemas patrióticos y de apoteosis de los adalides de la insurrección. Morelos ordenó publicar los periódicos “Sud” y “El Correo Americano del Sur”.
Desde Oaxaca recordamos al distinguido abogado, literato, editor y periodista de singulares logros, pero especialmente como un ardiente partidario y actor en la independencia de nuestro país.