A esta pequeña comunidad rural los políticos sólo llegan en épocas electorales, en busca del voto, después no se vuelven a aparecer. A pesar de ser un pueblo de artesanos, sus habitantes viven sumidos en la pobreza y entre múltiples carencias; hasta el momento ninguna autoridad ha atendido los daños ocasionados por el sismo de 8.2 grados, ocurrido la noche del 7 de septiembre
Texto: Jorge VEGA AGUILAR
Fotos: Esteban CHINCOYA
SAN MARCOS TLAPAZOLA, Tlacolula de Matamoros.-Un trascavo derrumba lo que fue parte de la escuela primaria, ubicada a un lado de la agencia municipal. El sismo de 8.2 grados del 7 de septiembre del año pasado agrietó ese espacio de adobe que, finalmente tuvo que ser demolido.
La cúpula y los muros del templo de cantera rosa del siglo XVI también fueron dañados por ese fenómeno natural, y representan un riesgo para los fieles católicos que acuden a ese lugar.
El agente municipal Francisco García Martínez y sus colaboradores observan las maniobras del trascavo en medio del ruido ensordecedor, mientras una nube de polvo se levanta.
“Este pueblo siempre ha estado olvidado, los políticos sólo vienen en época de campañas políticas y ya no regresan”, comenta el agente municipal, un hombre con características de campesino, que al igual que la mayoría de los habitantes de este lugar en su mayoría se dedican a la agricultura.
Con apoyo de sólo 40 mil pesos mensuales que reciben de la cabecera municipal de Tlacolula de Matamoros, donde gobierna el panista-perredista Fausto Díaz Montes, esta agencia municipal “no puede solventar sus gastos”, resalta García Martínez.
Añade: “Nadie de gobierno, ni municipal ni estatal, ni menos federal o personal de Protección Civil vinieron para constatar los daños que ocasionó el sismo”.
“Pero que tal, ya van a acudir en busca del voto, como siempre lo han hecho”, señala.
Ésta, es una pequeña comunidad rural ubicada aproximadamente a 10 minutos al sur de Tlacolula de Matamoros y a una hora de la ciudad de Oaxaca de Juárez.
Tlapazola se traduce como “Lugar de nidos”, en náhuatl, y ha sido proveedor durante muchos años de productos de alfarería para el Valle Central y el mercado de Tlacolula.
Se considera que hay alrededor de 300 alfareras que trabajan el barro rojo, y que desde hace tres décadas elaboran objetos con nuevas formas.
Sus artesanías con ese material consisten en ollas, cazos, comales, bateas, vasijas, platos, alcancía y platones, que tienen mucha demanda en el mercado. Pero al paso del tiempo ya han evolucionado a nuevas formas.
La Feria del Barro Rojo es una actividad que se lleva a cabo en el mes de julio, en el marco de las festividades de la Guelaguetza en la ciudad de Oaxaca de Juárez, y atrae a numerosos visitantes.
Desde los 1744 metros sobre el nivel del mar, altura a la que se ubica, se domina el Valle de Tlacolula, y la carretera que comunica a esta localidad.
Se observa una parte de la carpeta asfáltica rehabilitada, obra que se hizo con recursos provenientes del Fondo para el Fortalecimiento Financiero para el Ejercicio Fiscal 2017.
Tuvo un costo total de 500 mil pesos y comprendió corte de carpeta asfáltica, demolición a mano, retiro de material de base existente, base hidráulica, mejora de suelo, cemento, arena y grava, compactación de carpeta de concreto asfáltico, pintura de tráfico pesado, y letrero informativo.
De acuerdo a datos recientes, en esta comunidad hay una población de mil 114 habitantes, y está considerada como de alto grado de marginación.
La mayoría de las viviendas tienen piso de tierra, y algunas cuentan con solo una habitación.
“Éste, es un pueblo de migrantes, y nuestros hermanos que están en ciudades de Estados Unidos, ante la indiferencia de las autoridades de la cabecera municipal nos han apoyado siempre”, afirma el agente.
García Martínez, asegura que “desde hace 30 años, la cabecera municipal de Tlacolula de Matamoros no cumple con la entrega de recursos económicos suficientes para solventar las necesidades de la agencia”.
“El auditorio de usos múltiples, por ejemplo, fue construido con apoyo de los paisanos que están en la Unión Americana”, indica.
En la entrada de esta localidad, está abandonado un módulo turístico “Tourist Yu’u”, construido en la administración del gobernador Heladio Ramírez López, y que, como muchos otros en otros lugares de la entidad nunca funcionaron.
El agente municipal menciona que un ejemplo de la solidaridad de sus paisanos migrantes que se encuentran en Estados Unidos, es la construcción de la barda del atrio del templo de cantera rosa.
En la entrada del templo se observa una placa que señala lo que refiere el agente municipal: “La barda se terminó con apoyo de hermanos de la Unión Americana, la eclesiastía, el Club Deportivo Fundación Tlapazola, se inició el 5 de mayo y terminó el 8 de noviembre de 2014”.
Una de las preocupaciones, no sólo de la autoridad de esta agencia municipal, sino de los habitantes de la misma, sobre todo los católicos es que la cúpula del templo se derrumbe y provoque pérdidas de vidas humanas.
“Mire las cuarteaduras “, señala al reportero. “Por eso hemos tomado las debidas precauciones, para evitar una tragedia, apunta.
Para llegar a esta comunidad rural, hay dos vías: una llegar a Tlacolula de Matamoros y luego recorrer la carretera durante unos 10 minutos, y otra vía de acceso es a través de San Juan Guelavía, la que se considera que es más corta. “Pero ese camino está intransitable”, señala el agente municipal.
García Martínez, insiste en que éste “es un pueblo olvidado, donde, como siempre, cuando es época electoral vienen los candidatos a pedir el voto, pero a la hora de solicitarles apoyo ni siquiera se acuerdan de nosotros”, puntualiza.