En entrevista con Real Politik, la ganadora del primer premio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina por su libro El núcleo del disturbio (Planeta, 2002), advierte que la literatura puede guiar pero no puede funcionar como un elemento panfletario
Ernestina Gaitán Cruz
Samanta Schweblin (Buenos Aires, Argentina, 1978) autora de cuentos considerados como fantásticos, considera arbitraria la clasificación de su literatura en este género, pero acepta que le gusta el mundo en el que conviven las caras de lo fantástico y de lo “normal”, como en su reciente novela Distancia de rescate (Editorial Almadía).
En entrevista, dice que hay situaciones que se consideran fantásticas, como el de la niña del cuento Pájaros en la boca, que da nombre a su libro anterior y que sólo comía pájaros vivos, y sin embargo en países como China, es normal comer animales vivos, y por otra parte, dice, hay temas reales que son amenazantes y no se consideran fantásticos.
Citó que en Distancia de rescate, todo el tiempo juega con un clima de terror y es un relato de mucha tensión, en el que siempre está a punto de pasar algo terrible, no obstante, la trama aborda un tema que sí puede ser amenazante, como el de los pesticidas en el campo argentino.
“Si te digo que en el plato que te vas a comer esta noche hay pesticida, entonces es algo que de verdad te puede pasar. Sin embargo, agregó, en el texto no hablo directamente de los pesticidas, ni de la gente que trabaja y consume productos con pesticidas y se muere”.
“No nombro la empresa que los comercializa, pero sí hay un miedo y una historia que te hace dar cuenta que el peligro real está más cerca de lo que te imaginas y si bien el texto abre ese mundo y en las entrevistas se habla de ello, me parece que la narración no soportaría todo eso”.
La autora, que con su reciente obra por primera vez incursiona en la novela, explicó que por estas razones, la literatura puede encender alarmas en la mente del lector, porque después realiza búsquedas personales sobre las etiquetas o los nombres que le llamen la atención, por ejemplo. Aun así, dice, la literatura puede guiar, pero no puede funcionar como elemento panfletario”.
La ganadora del primer premio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina, con El núcleo del disturbio (Planeta, 2002) y el primer premio del Concurso Nacional Haroldo Conti, comenta que se enamoró de la literatu
ra al leer los textos de los escritores del Boom latinoamericano y en sus obras, se dice seguidora de dos tradiciones literarias, la estadounidense y la latinoamericana.
La primera, dijo, con el oficio de sus autores, su precisión y control sobre el lenguaje, y la segunda, en la que los escritores vienen de un mundo de historias alucinantes, de una relación con el lenguaje muy desbordante.
Así, mencionó a Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Antonio di Benedetto, Flannery O´Connor, Jerome David Salinger, Cormac Mc Carthy, Juri Herrera, y en especial a Juan Rulfo, del que reconoce influencia sobre todo en sus cuentos.
Samanta Schweblin, quien en el año 2008 obtuvo el Premio Casa de las Américas (Cuba,) por el libro Pájaros en la boca y cuya obra ha sido editada en Argentina, Alemania, Cuba, España, Ecuador y Perú, y sus cuentos traducidos al alemán, checo, francés, portugués, serbio y al sueco, ahora publica en Penguin Random House, una editorial multinacional.
Sin embargo, su reciente libro Distancia de rescate, lo publicó en la oaxaqueña editorial Almadía, porque después de Pájaros en la boca, tiene una buena experiencia con ellos, “tienen buenos autores, nos cuidan, nos miman, tienen buenos editores, son libros divinos… los elijo de corazón”, dice, además, de que considera que el futuro de la literatura está en las editoriales independientes.
