Hasta en tres ocasiones, legisladores e invitados que ayer colmaron el salón de sesiones del Senado se levantaron para ovacionar al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, recibido en sesión solemne, como pocas veces se ha hecho con un mandatario extranjero en esa cámara.
Sonriente, con su elegante traje gris, Trudeau agradeció los aplausos, pero pasó luego problemas porque no podía salir del salón de sesiones, seguido por un grupo de senadoras del PAN y el PRI, así como asesoras y otras damas que lograron colarse y fueron tras él, como si se tratara del actor de moda en Hollywood.
La joven senadora panista Andrea García no dudó en pasar por encima del protocolo e impidió que el primer ministro canadiense siguiera su camino hacia la salida del salón de plenos. Se le puso enfrente y lo detuvo, mientras preparaba su teléfono para una selfie.
Las panistas Sonia Rocha y Pilar Ortiz, a las que se unió la joven senadora Anabel Acosta, del PRI, aprovecharon también para tomarse la foto con el mandatario invitado. Todas trataban de platicar con el canadiense.
Ladies, ladies, les decía un molesto y rubio escolta, que trataba de abrir paso a un Trudeau ya no tan sonriente y seguido de cerca por el cortejo de senadoras, a las que se sumaron las priístas Lucero Saldaña y María del Rocío Pineda Gochi.
El desorden se explica porque sólo 70 senadores asistieron y los 75 escaños vacíos los llenaron con invitados, asesores y familiares.
Desde que el primer ministro de Canadá llegó a la sede senatorial de Reforma e Insurgentes, cerca de las 10 de la mañana, en la explanada –donde se le rindieron honores– se encontró con algo inusual: no sólo lo esperaban legisladores, sino decenas de mujeres que actuaron como fans.
Eran secretarias, asesoras e invitadas que emitían gritos de júbilo cuando el atractivo primer ministro caminó unos pasos para firmar el libro de visitantes distinguidos. Una joven, que no quiso precisar quién era, sacó una cartulina negra con corazones rojos y el mensaje: I love you, Justin.
Se equivocaron de Justin, pensaron que era el cantante Justin Bieber, quien también es canadiense, comentó un senador de oposición.
Pero no fue el único incidente durante la visita de Trudeau. La víspera, durante la conferencia de prensa conjunta con el presidente Enrique Peña Nieto, la reportera María Eugenia Rojas, de Radio Fórmula, una de las dos designadas por la Presidencia para hacer preguntas en nombre de los periodistas mexicanos, remató su participación solicitando poder fotografiarse con el visitante.
La reacción de estupor de los periodistas mexicanos y canadienses ante la solicitud fue inmediata, y Peña Nieto y Trudeau rieron ante la petición. El deseo de Rojas fue concedido momentos más tarde, cuando a través del Estado Mayor Presidencial fue llamada para fotografiarse con ambos políticos.
El hecho se convirtió en un escándalo en redes sociales, donde circula el video en que Rojas se toma la foto con Trudeau y le declara su amor.