Ante la falta de un plan para afrontar la contingencia más grande registrada en Oaxaca durante los últimos dos siglos, miles de ciudadanos del Istmo de Tehuantepec, la región devastada por el terremoto de 8.2 grados Richter del pasado 7 de septiembre, permanecieron más de cinco días sin ningún tipo de ayuda asistencial y abandonados a su suerte, durmiendo en la calle, entre el pánico, el dolor y la desesperanza
Luis RAMÍREZ y David MÉNDEZ/ Enviados
ISTMO DE TEHUANTEPEC.- La tragedia más grande suscitada en Oaxaca en los últimos 230 años dejó al descubierto la perversidad y frivolidad de la clase política de uno de los estados más corruptos del país, donde miles de damnificados han sido abandonados a su suerte, viviendo en la calle, en medio del dolor, la crisis, la desesperanza y la estela de muerte que dejó a lo largo y ancho de esta región, el terremoto de 8.2 grados que sacudió el sureste de México el pasado 7 de septiembre.
Cientos de habitantes e integrantes de cuerpos de socorro que nada tienen que ver con las pugnas político-electorales, como la brigada internacional Topos, famosa por brindar altruismo en las peores catástrofes mundiales, lo que les ha valido la empatía de países de primer mundo, han acusado que lejos de aliviar el sufrimiento de la población, la cúpula del poder ha retardado la llegada de ayuda para sacar provecho y promocionar a los actores de los distintos partidos, comenzando por el PRI, de cara a las elecciones de 2018.
Especialistas en Protección Civil y contingencias de diversa índole que hablaron con Real Politik, revelaron, además, que los sistemas de gobiernos municipal y estatal quedaron colapsados desde el primer minuto después del sismo; sin embargo, las autoridades no hicieron nada por recuperar el control y, al contrario, impidieron que los voluntarios pudieran coordinar las labores de asistencia.
El Heroico Cuerpo de Bomberos de Juchitán de Zaragoza, cuestionó al gobierno estatal por no haber convocado a sesión permanente al Consejo Estatal de Protección Civil y coordinar así, desde los primeros minutos del 8 de septiembre, toda la ayuda y muestras de solidaridad desencadenadas desde todos los rincones del mundo en favor de Oaxaca.
Hubo, sentenció, un vacío de autoridad que se prolongó durante los siguientes cinco días.
Hoy, advirtieron, la inacción gubernamental mantiene a todos los pueblos del Istmo de Tehuantepec en la antesala de una nueva crisis, no por las secuelas del terremoto más fuerte registrado en Oaxaca desde 1787, sino por el encono provocado por la desesperación de haberlo perdido todo y la injusticia.
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En medio de las severas críticas que ha recibido su gobierno por los diversos escándalos de corrupción que lo han acompañado durante toda su administración, el presidente, Enrique Peña, y el mandatario, Alejandro Murat, quien asumió el cargo en diciembre pasado, visitaron Juchitán de Zaragoza el viernes 8 de septiembre, horas después de la tragedia, registrada a las 23:49 horas con 18 segundos del jueves.
Peña Nieto arribó alrededor de las 15:00 horas al aeropuerto de Ciudad Ixtepec, junto con una comitiva de secretarios de Estado, y se sumó a un recorrido que realizaba Murat por Juchitán de Zaragoza.
Al anochecer, el Ejecutivo federal decretó tres días de luto nacional ante los 61 muertos que se contabilizaban en esos momentos en Oaxaca (45), Chiapas (12) y Tabasco (cuatro): “Unidos venceremos, y unidos seremos más fuertes que la propia fuerza de la naturaleza”, había dicho Peña, según un comunicado enviado a diversos medios.
Sin embargo, durante el viernes, sábado y domingo, el tiempo que duró el duelo, la población de Juchitán de Zaragoza, a pesar de que su nombre se había hecho ya internacionalmente famoso por ser el lugar más devastado del país, con el 80 por ciento de sus viviendas destruidas y contabilizar hasta 76 muertos, no recibió ningún tipo de ayuda, ni víveres ni asistencia médica, según los relatos de habitantes.
El 80 por ciento de la ciudadanía dormía –y lo seguía haciendo al cierre de este reporte– en la vía pública, ante el temor de que las casas que se mantenían en pie terminaran de colapsar a consecuencia de las decenas de réplicas que se documentaban a diario.
Mientras las autoridades subían videos a las redes sociales en los que reiteraban que la población afectada recibía y recibiría durante el tiempo que fuera preciso el cobijo del gobierno estatal y federal, en secciones como la Octava, las mujeres eran incapaces de contener las lágrimas al momento de hablar con los reporteros, mientras pedían que las cámaras enfocaran las ruinas de lo que alguna vez fueron sus casas y reclamaban a las autoridades el hecho de no haber llegado hasta ellas.
La misma condición prevalecía en el resto de las municipalidades en las que el fenómeno ocasionó daños de gran magnitud, como en Asunción Ixtaltepec, donde 10 personas murieron y al menos el 80 por ciento de las viviendas sufrieron algún tipo de daño, o Unión Hidalgo, donde cinco ciudadanos más dejaron de existir; en Xadani, donde un padre y su pequeña hija perecieron debajo de los escombros de la casa que acababan de remodelar, o en Tehuantepec, donde la muerte enlutó a un hogar.
Protección Civil,
elefante blanco
El Heroico Cuerpo de Bomberos de Juchitán de Zaragoza, a cargo de Francisco Vásquez Jiménez, condenó que durante los cinco días posteriores al movimiento telúrico, con epicentro en Pijijiapa, Chiapas, la zona careció de una cabeza de mando que coordinara tanto la ayuda humanitaria, que comenzó a fluir desde el mismo viernes, como a los cuerpos de seguridad y de socorro de los gobiernos municipal, estatal y federal, así como de agrupaciones sin fines de lucro y de gobiernos de otras entidades del país.
“Hay demasiada desorganización”, dijo Vásquez, consultado por este medio la mañana del domingo 10 de septiembre.
“No hay una cabeza, un orden para afrontar esta contingencia”, lamentó, al tiempo que agregó: “Hay ayuda, muestras de solidaridad, pero no está siendo bien canalizada. Cada quién está yendo por su lado”.
De entrada, Vásquez criticó que 72 horas después del siniestro, el Gobernador del estado no hubiera convocado a una sesión permanente al Consejo Estatal de Protección Civil, con el objetivo de delinear la ruta de respuesta inmediata a la contingencia y del proceso de auxilio y rehabilitación de los perímetros devastados.
La ausencia de dirección, explicó, generó descontrol y, además, pugnas entre los cuerpos de seguridad oficiales y los grupos de voluntarios, integrados por personas que viajaron desde el norte, occidente y centro del país para coadyuvar en las labores auxilio.
Por ejemplo, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) prohibió al grupo internacional Topos Tlatelolco Azteca colaborar en la búsqueda del policía local Juan Jiménez Regalado, que, desde el día del temblor, había permanecido atrapado bajo los escombros del Palacio Municipal.
Según el relato de Roberto Avendaño, integrante de la delegación Oaxaca de Topos Tlatelolco, el Ejército intentó, el viernes 8 de septiembre, impedir que los brigadistas, reconocidos por sus rescates en Japón, China, Egipto, Estados Unidos y Colombia, entre otros, cooperaran en las labores de rastreo de los restos de la víctima.
Aun sin la autorización de los militares, los socorristas se dedicaron a realizar diversas tereas en el perímetro siniestrado hasta que los soldados, al filo de las 21:00 horas, determinaron acordonar el área y dar por concluidos los trabajos de ese día.
Esto, de acuerdo con la versión de Avendaño, provocó una confrontación verbal entre los integrantes de la Sedena y los rescatistas, pues los últimos insistían en prolongar las acciones hasta la madrugada.
Ante la reticencia de los militares, personal de la Policía Municipal de Juchitán de Zaragoza –cuya víctima pertenecía a la corporación– intervino y autorizó a los Topos continuar en la zona. Alrededor de cuatro horas después, el cuerpo fue localizado.
Pugnas y desorganización
Las fricciones entre los grupos de socorro se agudizaron el domingo 10 de septiembre ante la inacción de las instancias de gobierno, luego de que ni el titular de la Coordinación Estatal de Protección Civil, Amando Demetrio Bohórquez, hoy destituido; ni el secretario General de Gobierno, Héctor Anuar Mafud, ni el secretario de Seguridad, Raymundo Tuñón Jáuregui, todos integrantes del Consejo Estatal de Protección Civil, habían hecho presencia en el lugar de la tragedia.
Frente a ello, el Heroico Cuerpo de Bomberos de Juchitán de Zaragoza en conjunto con 38 brigadistas de Topos Tlatelolco, procedentes de Nuevo León, Jalisco, Michoacán, Veracruz y Oaxaca, asumieron la responsabilidad que le correspondía a Protección Civil y comenzaron a recorrer las zonas más dañadas de la ciudad con el objetivo de acordonar áreas, emitir diagnósticos de habitabilidad y derribar estructuras a su alcance, que significaran un riesgo inminente para la población.
“Ahora sería para que estuviera trabajando gente de Protección Civil con todas las actas circunstanciadas de las zonas, con un mapa enumerado, firmado por el Cabildo, para (visitar cada uno de los inmuebles y) determinar si son habitables”, criticó, a su vez, el comandante de Protección Civil y Bomberos del municipio de Allende, Nuevo León, Rubén Tamez, otro de los integrantes de Topos Tlatelolco Azteca.
“Supongo que así es en todas partes, como lo manejamos nosotros, conforme a la reglamentación municipal”, continuó.
Gobierno colapsado
El especialista aseguró que el sistema de seguridad y de Protección Civil de Oaxaca colapsó totalmente horas después del terremoto, generando un caos peor al que se había vivido durante el sismo y los minutos posteriores, cuando nadie podía dimensionar los daños.
“(La) autoridad competente en esta situación es Protección Civil, Desarrollo Urbano, Desarrollo Integral de la Familia, encabezados por el presidente municipal.
“Desarrollo Urbano porque sabe en dónde está la vulnerabilidad (de la zona), Protección Civil porque tiene un Atlas de Riesgo y tiene que hacer un análisis previo en las primeras 72 horas o, mínimo, un recorrido. Y la cuarta es el DIF, para instalar un albergue en cada zona para que la gente no esté durmiendo en la calle”.
–Pero no hay nada de eso, cuestionó el reportero.
–Yo no estoy diciendo que esto no esté; estoy diciendo el procedimiento que nosotros haríamos, respondió.
–¿Cómo vamos a tener acceso a una fuga de gas o una explosión por acumulación de gas? ¿Cómo voy a acceder a un lugar donde hay 100 gentes durmiendo en una privada? No van a dejar pasar la ayuda, con la gente tirada en la calle… con una explosión, con los derrumbes….
–¿Las autoridades son responsables de ello?
–Yo no puedo decir que la ciudadanía es responsable, tampoco te puedo decir que la autoridad, yo estoy diciendo los riesgos potenciales que hay… La realidad es que yo no quisiera estar en los zapatos del (director) de Protección Civil de aquí.
Juchitán, sin Atlas de Riesgo
En la periferia de la ciudad, a unos dos kilómetros del centro, considerado la zona cero de Juchitán, en dos cubículos de tres por tres metros, permanecen, en el acceso principal, alrededor de ocho ciudadanos haciendo fila.
Impacientes, esperan a ser atendidos por dos jóvenes y una mujer, cuyos rostros reflejan impotencia por no darse abasto con el trabajo.
Todos los que esperan son ciudadanos que acudieron a reportar los daños sufridos en sus viviendas tras el paso del terremoto, en busca de obtener ayuda de la administración municipal que encabeza la perredista, Gloria Sánchez López, hermana del ex candidato a la gubernatura, Héctor Sánchez López.
Es la Dirección Municipal de Protección Civil, que encabeza José Antonio Marín López, y que debió ser la primera respondiente después del sismo.
Esta dependencia opera con ocho trabajadores que ganan dos mil pesos quincenales y que, actualmente, con palas, picos, escobas, bicicletas y carretillas intentan enfrentar los daños ocasionados por el terremoto más fuerte que ha sacudido México durante los últimos 100 años –según el gobierno– y que ha tirado el 70 por ciento de las casas de Juchitán y tiene al borde del colapso a otro 10 por ciento.
Ante la ausencia del comandante en jefe, el subcoordinador, William López Cabrera, reconoce que trabajan de manera independiente al gobierno del estado y la Federación, pues éstos, al momento de la entrevista, no se habían acercado a ellos para formar un solo frente.
No tienen siquiera vehículos propios, pero así pretenden responder a los llamados de la población, que, según el reporte de rescatistas, se encuentra en pánico y en proceso de desarrollar estrés postraumático.
López admite, además, que Juchitán de Zaragoza no cuenta con un Atlas de Riesgo actualizado y que su único antecedente, es un documento de 2010 que “está en revisión” y que hace mayor énfasis en amenazas por inundaciones, un problema constante para las secciones y colonias que se localizan en la parte baja del municipio.
“Hemos buscado la manera de capacitarnos. La capacitación sí la tenemos; afortunadamente, hemos podido conseguir las capacitaciones por otros medios”, indica, con voz, nerviosa.
–¿El Atlas de Riesgo, lo tienen?, indaga Real Politik.
–Está en trámite, la actualización… en Sedatu.
–No tienen, técnicamente, un Atlas de Riesgo, entonces.
–Está desactualizado.
–¿De cuándo data?
–De 2010.
—Y ese plan, ¿qué alertaba?
—Las zonas de mayor afectación, las zonas con mayor vulnerabilidad del municipio y las zonas a las que se le tienen que dar prioridad para la atención.
—¿Cuántos edificios estaban en riesgo en el centro de la ciudad y en la Novena Sección, y cuántos terminaron por colapsar?
—No tengo el dato.
–¿Un número aproximado?
–Mentiría si doy un número de viviendas; todavía estamos recabando la información.
–¿Y Protección Civil estatal (está colaborando con ustedes)?
–Bueno, aquí sólo estamos Protección Civil Municipal
—Pero debería haber coordinación con Protección Civil estatal.
–Así debería ser, pero no… estamos aquí.
—¿Se ha parado por aquí el Coordinador estatal (entonces Amando Demetrio Bohórquez)?
—No lo he visto. He estado muy ocupado con tantas vueltas.
–¿Ha habido alguna reunión que esté coordinando Protección Civil estatal, donde intervengan ustedes?
–Bien, ahora solamente se encuentra sesionando el Consejo Municipal de Protección Civil al mando de mi coordinador.
Sin insumos de curación
Mientras tanto, personal de la Jurisdicción Sanitaria 02 de los Servicios de Salud que atiende a la población de los 41 municipios de la región del Istmo de Tehuantepec damnificados por el terremoto, alertó el lunes 11 de septiembre que sólo contaba con equipo de curación para 72 horas más, por lo que no podría darse a basto para atender a los lesionados que surgieran en las comunidades a las que las autoridades no habían podido llegar.
Una médico y una enfermera que realizaban labores de auxilio en Asunción Ixtaltepec, afirmaron que las cifras de lesionados que habían dado a conocer los gobiernos estatal y federal eran irreales, pues indicaron que existían poblaciones como Chicapa de Castro, Reforma de Pineda y San Francisco, San Dionisio y San Mateo del Mar donde, a pesar de haber resultado severamente dañados, la ciudadanía no estaba siendo atendida por ninguna instancia, al menos hasta ese momento.
Sin querer utilizar el término «rebasado», las profesionistas reconocieron que ni la Secretaría de Salud estatal ni la federal estaban preparadas para afrontar una crisis humanitaria como la que se suscita actualmente en Oaxaca, específicamente en el Istmo de Tehuantepec.
En entrevista, refirieron que hasta antes del sismo de 8.2 grados, la jurisdicción sanitaria a la que pertenecen registraba un desabasto de medicamentos casi total; sin embargo, una vez pasado el movimiento telúrico surtieron, aproximadamente, el 60 por ciento de los insumos prioritarios.
Pese a ello, refirieron que la cantidad de gasas, vendas, desinfectante y medicamentos para aliviar el dolor sólo les alcanzaría, en un panorama extremo, para el jueves de la semana pasada.
“Necesitamos medicamentos para (atender) Infecciones Respiratorias Agudas (Iras); la mayoría de la población está acudiendo con nosotros; hay hipertensos, hay hipertensos que no lo eran, pero que, desde la crisis, comenzaron a padecer crisis nerviosa; tenemos demasiados hipertensos”, comentó la enfermera Elisa Guzmán Palomec.
“Nos hace falta material de curación: faltan gasas, guantes, no nos están surtiendo; jabón líquido, Isodine solución…”, agregó.
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El lunes 11 de septiembre, cuatro días después del siniestro, el gobernador Alejandro Murat y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, instalaron una comisión de delegados federales y estatales con el objetivo, según dijeron, de atender “con prioridad” cada uno de los 41 municipios afectados por el sismo del 7 de septiembre.
En un comunicado, el gobierno estatal señaló que la misión de cada delegado seria evaluar los daños y levantar el censo de las casas y comercios afectados para acceder a los recursos del Fondo Nacional de Desastres (Fonden), una tarea para la que, sin embargo, según analistas consultados, bastarían las dependencias estatales o, bien, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) o el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Dentro de la lista dada a conocer a través de un comunicado, figuran dos personajes que han sido perfilados como precandidatos del PRI al gobierno de la República, como el secretario de Salud, José Narro Robles, que se hará cargo de coordinar la cuantificación de daños en el municipio de Asunción Ixtaltepec, así como el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que atenderá a Santo Domingo Tehuantepec.
También resalta el nombre del director general de Petróleos Mexicanos, José Antonio González Anaya, que se hará cargo del censo en Salina Cruz, Magdalena Tequisistlán, San Miguel Tenango y Santiago Astata.
El secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), José Eduardo Calzada Rovirosa, y el subsecretario de Gobierno, René Juárez, atenderán el municipio de Juchitán de Zaragoza; el Secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y el encargado de la Gerencia de la División de Distribución Sureste de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), José Ángel Pérez Barrón, atenderán el municipio de Unión Hidalgo, una comunidad codiciada por las empresas de energía eólica.
Esto sucede a 10 meses de la realización de las elecciones presidenciales de 2018, que, además, definirá a los integrantes del Senado de la República y de la Cámara de Diputados federal. Las últimas encuestas, publicadas hasta antes del terremoto en Oaxaca, vaticinaban que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) llegaría a los comicios en el tercer lugar de las preferencias, detrás de Morena y la potencial alianza del PAN-PRD.
Gobierno lucra con la tragedia
Después de seis días de permanecer en Juchitán de Zaragoza, la brigada de rescate Topos Tlatelolco Azteca decidió partir de la región del Istmo de Tehuantepec, tras acusar a las autoridades municipales, estatales y federales de lucrar con la tragedia y el dolor que embarga a miles de familias.
En voz de su coordinador estatal, César Narváez, los rescatistas denunciaron que ni la alcaldesa, Gloria Sánchez López, ni los gobiernos estatal y federal les permitieron continuar con sus labores de apoyo.
Narváez sostuvo que más que permanecer conmovidos por la catástrofe acontecida, los funcionarios de los tres órdenes de gobierno están más ocupados en “tomarse la foto” y sacar provecho para catapultarse en su carrera dentro de la burocracia.
“En Tabasco, a los dos días de la inundación (de 2007) estaban ya las lonas, las carpas, para proteger a la gente, y aquí nada… Gracias a Dios no llovió. Los funcionarios andan más preocupados por la foto que por resolver los problemas causados por el sismo, la falta de agua, los víveres”, acusó el hombre.
Con lágrimas en los ojos, el socorrista sentenció que, pese a la inacción gubernamental, “Juchitán se va a levantar, (pues) la fuerza de su sangre zapoteca los va a levantar”.