Tan sólo en Oaxaca, en seis años, el tricolor perdió más de 120 mil votos; ediles, diputados e incluso gobernantes han sido los responsables de que su militancia se haya alejado del partido, por la falta de cumplimiento de sus promesas de campaña, reconoce el secretario de Acción Electoral, Baruc Alavez Mendoza; necesario alejarse de actitudes antidemocráticas como el “dedazo”, sostiene
Texto: David Méndez
Fotos: Jairo ARAGÓN
Sumido en una profunda crisis de credibilidad, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se enfila a lo que para prácticamente todos los analistas y expertos es una misión imposible: retener la Presidencia de la República en los comicios de 2018 y mantener la mayoría en el Congreso de la Unión.
Con un discurso optimista, pero poco convincente, la dirigencia estatal ha comenzado, a contrarreloj, un proyecto de reestructuración que, como según dice, tiene el objetivo de rescatar el voto duro de las colonias populares, un sector que hasta hace 16 años le daba el apoyo suficiente para ganar holgadamente cualquier contienda, pero que hoy, parece haberle dado la espalda.
Sin embargo, la confianza que intenta transmitir una parte de la directiva del partido, se disipa cuando su aún presidente estatal, Germán Espinosa Santibáñez, se niega a hablar con Real Politik sobre el proyecto que tiene para su partido de cara al proceso electoral venidero.
Durante dos semanas seguidas, a través de su departamento de Prensa, el líder puso de pretexto la saturación de su agenda para no atender a los reporteros y, finalmente, ante la insistencia, envió a los comunicadores con el secretario de Acción Electoral, el cuarto en el escalafón de la estructura local, para que respondiera a las interrogantes.
Versiones extraoficiales, que fueron rechazadas por el partido, apuntan a que Espinoza vive sus últimas horas al frente del Comité Directivo Estatal, pues llegará a sustituirlo el ex secretario de Salud y ex delegado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Martín Vásquez Villanueva.
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La crisis por la que atraviesa el PRI se debe a que ediles, diputados e incluso gobernantes emanados de esta organización incumplieron reiteradamente sus promesas de campaña, lo que los alejó de la militancia y de la sociedad, admitió, a su vez, el secretario estatal de Acción Electoral, Baruc Efraín Alavez Mendoza.
Si aspira a ser competitivo en los próximos comicios, es imprescindible que el Revolucionario Institucional regrese, por un lado, a los principios con que se guió hasta hace 30 años y “camine de cerca con sus bases”, pero, por el otro, que se aleje de prácticas antidemocráticas como el «dedazo» para definir candidatos, aceptó.
De no ser así, el otrora partido hegemónico de México acumulará un fracaso más en julio del próximo año, cuando se renueven la Presidencia de la República, el Congreso de la Unión, nueve gubernaturas y diputaciones locales y presidencias municipales en las 32 entidades del país.
A pesar de este diagnóstico, Alavez rechazó que su partido haya quedado fuera de la carrera por Los Pinos, pues vaticinó que la organización saldría «fortalecida» de su Asamblea Nacional, en el que el pasado fin de semana quedaron delineadas las reglas para definir a sus candidatos del ámbito federal.
–El PRI es más señalado porque es (el partido) más conocido y porque estamos en el poder, pero, finalmente, nadie se escapa de esto (de las críticas), respondió Alavez Mendoza, consultado sobre la mala reputación que arrastra su partido, en el ocaso del sexenio de Enrique Peña Nieto.
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En el caso de Oaxaca, agregó, la dirigencia ha comenzado un proceso de reestructuración que como principal meta tiene rescatar a sus comités seccionales y municipales, las células de organización más pequeñas del priiato y en las que, por décadas, basó su voto duro.
En 2016, tras el sexenio de Gabino Cué Monteagudo, uno de los gobiernos más cuestionados de la historia de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, hijo del ex gobernador José Murat Casab, le regresó al PRI la titularidad del Poder Ejecutivo estatal.
Gracias a los escándalos de corrupción que rodearon a Cué Monteagudo y apoyándose en la pulverización del voto de oposición, que se dividió entre Morena, el Partido del Trabajo y la alianza PAN-PRD, el equipo de campaña de Murat fue capaz de lidiar con la falta de credibilidad y el repudio nacional contra su partido y ganar el proceso.
Sin embargo, la realidad, a pesar de la victoria, evidencia la crisis que actualmente envuelve al partido: De manera individual, el PRI obtuvo, en 2016, 121 mil 118 votos menos que en 2010, cuando Eviel Pérez Magaña, con 584 mil 977 sufragios, perdió la contienda por la gubernatura ante Cué Monteagudo.
Descontando los sufragios que obtuvieron el Partido Verde Ecologista de México y el Partido Nueva Alianza (61 mil 999), el 5 de junio de 2016, Murat Hinojosa consiguió el respaldo de 463 mil 859 mil ciudadanos.
Y este declive es reconocido por la directiva.
–Nosotros llegamos en diciembre; tenemos prácticamente siete meses como Comité Estatal.
>Primero, nos dimos cuenta que estábamos en un proceso en el que habría que mejorar algunas prácticas, que tendríamos que cambiar otras, que no podíamos hacer lo mismo que veníamos haciendo porque íbamos a tener los mismos resultados.
–¿Qué cosas había que cambiar?
–Diferentes formas, como el contacto con la sociedad, como el acercamiento con los distritos. El acercamiento es muy importante porque nos permite tener al partido vivo y eso teníamos que modificarlo, teníamos que acelerarlo y teníamos que actualizarlo, con miras a recuperar la confianza.
–Recuperaron la gubernatura, pero a nivel nacional están en una condición adversa.
—El PRI, incluso en el ámbito nacional, necesita una recomposición, meternos en un proceso de entendimiento entre las diferentes expresiones. Hacer de la unidad, eso que siempre se ha pregonado, una realidad en los hechos.
–¿Hay resentimiento?
–No.
–Pero hay sectores olvidados.
–Hay intranquilidad por cosas que no se han cumplido; se admite… y nuestra tarea es que eso se supere de aquí al proceso electoral; más bien, a la elección de 2018…
— ¿Cuánto tiempo tiene este olvido, de la dirigencia hacia la militancia?
–Son cosas que se vienen acumulando desde hace muchos años. Realmente no podríamos señalar una fecha que comience y otra que termine. Yo te puedo decir que, fácilmente, tenemos en una mecánica de trabajo que creíamos que sólo con el logo ganábamos, desde hace unos 16 años.
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Entre los dirigentes estatales involucrados en este periodo oscuro del priato resaltan los nombres de Ulises Ruiz Ortiz, líder estatal durante el sexenio de José Murat; Jorge Franco Vargas, autor intelectual del fallido desalojo magisterial de 2006 y, posteriormente, nombrado dirigente; Héctor Anuar Mafud, exsecretario general de Gobierno y ex presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE) y Alejandro Avilés Álvarez, actual delegado de Sedesol, aspirante a la senaduría, y líder durante las elecciones del año pasado.
–¿Pecó de confianza el PRI?
–Nos faltó mayor aplicación en nuestras tareas… nos fuimos desgastando como cualquiera, como cualquier grupo de trabajo que no está participando activamente, que no está vivo, se va desgastando.
—Se olvidó de sus bases.
>El partido tiene que estar pendiente de lo que está haciendo su fracción parlamentaria, tiene que estar pendiente del presidente municipal que llegó por la vía de su partido. No es que se inmiscuya, sino que tenemos que estar vigilantes de que cumplan con el ofrecimiento de campaña, sino ¿cómo vamos a regresar?, por eso la gente nos pierde confianza.
Pero el 2016 no sólo evidenció la fragilidad del voto del PRI, sino que dejó de manifiesto un nivel de antipatía nunca antes visto: el 68 por ciento del electorado que acudió a votar rechazó en las urnas al partido fundado en 1929.
Después de la votación del 5 de junio, los partidos de oposición obtuvieron un millón 54 mil 10 sufragios, de un millón 639 mil 20 en disputa.
–¿Puede el PRI revertir este panorama adverso en 2018?
—Creo que es una situación compleja para todas las expresiones políticas.
— Más para el PRI
–El PRI es el más señalado porque es el más conocido y porque estamos en el poder, pero, finalmente, nadie se escapa a esto. Si se revisa cómo están las estructuras de los partidos, la mayor consolidada es la nuestra.
—Alejandro Murat obtuvo 460 mil votos, bajo las siglas del PRI, sin contar alianzas.
–Son las circunstancias.
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Con ese panorama, el PRI llegó a su Asamblea Nacional, dónde la cúpula definiría el reglamento interno de la organización de cara al proceso electoral 2017-2018, que arrancará en septiembre próximo.
La polémica no tardó en llegar. Durante el primer día, en la Mesa de Estatutos, realizada en Campeche, delegados como Ulises Ruiz Ortiz y Manlio Fabio Beltrones condenaron las reformas al reglamento promovidas por el grupo Atlacomulco; entre ellas, permitir la postulación de candidatos externos y limitar el campo de acción de los chapulines plurinominales, aquellos legisladores que se mantienen activos en el Congreso de la Unión a partir de nominaciones de representación proporcional, por dedazo de las cúpulas.
El PRI aprobó modificaciones para permitir la postulación de un ciudadano simpatizante para la Presidencia de la República en 2018, y eliminó el requisito de los 10 años para los militantes con aspiraciones presidenciales.
A mano alzada, los 520 delegados que participaron en la mesa avalaron la propuesta que presentó el ex diputado federal José Ramón Martel, a quien José Antonio Meade nombró como su asesor especial durante su gestión en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
El enojo de URO
Como parte de los oradores que se pronunciaron en contra, el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, advirtió que existe mucha inconformidad entre los priistas: “la militancia está hasta la madre de las imposiciones y de que no se respete; ahora queremos quitar requisitos y abrir el partido, a quién, si tenemos militantes, hombres y mujeres que pueden representarnos, por qué quitar esos requisitos y ofender a la militancia”, criticó.
Pese a los reclamos, los delegados avalaron la modificación estatutaria, pero también dejaron intactos los requisitos relacionados a que los candidatos –militantes o externos– deberán apegarse a los principios, estatutos y programa de acción del Revolucionario Institucional.
–¿No habrá problema con la corriente que encabeza Ulises Ruiz?
–No, mientras él esté en el partido no es problema; bienvenida la discusión, bienvenido el diálogo; de eso se trata. Las mesas de diálogo y análisis de nuestro partido son para eso.
–¿Cree que se llegue a ir Ulises Ruiz?
–No, no creo. Yo creo más bien que en ese escenario va a encontrar el espacio para dirimir sus dudas, sus exigencias y sus propuestas.
–¿Por qué va el PRI en 2018, tanto a nivel estatal como federal?
—Vamos por todo.
–¿Cree que sea factible?
–Por qué no. Si hacemos bien las cosas, podemos ganar.
>¿Qué significa hacer bien las cosas?; primero, el proceso que estamos concluyendo (para renovar sus estructuras municipales) y, luego, una buena elección de candidatos, que salgan de la voluntad de la población.
–¿No más dedazos, al menos en el ámbito estatal?
–Así es. Nosotros necesitamos hacer conciencia. Todo empieza en el municipio: si tenemos un buen candidato municipal, no solamente sumamos votos al municipio, sumamos votos para lo demás.
>Si nosotros propiciamos que sean los propios militantes organizados quienes decidan qué candidato quieren para su ayuntamiento, entonces se van a hacer responsables de hacerlo ganar; ahora, si llegamos con alguien que no es conocido, pero que es mi ‘cuate’ y decimos éste va a ser porque es mi cuate, pues, entonces, los resultados ya sabemos cuáles serán.
–El dedazo ha sido nocivo entonces.
–Eso va a quedar en la historia del partido, en lo que no se debió haber hecho nunca.
–¿Cómo ven a los de enfrente (Morena, al PAN y al PRD)?
—Nosotros estamos viendo el trabajo nuestro. Nos llegan noticias, pero estamos metidos al 100 por ciento en hacer lo que a nosotros nos toca.
–¿No hay resquemor, no hay zozobra?
–Sí, estamos conscientes de que hay un señor (Andrés Manuel López Obrador) que ya ha hecho campaña por alrededor de 18 años y que, obviamente, es conocido. Hace ofertas que cuando tuvo oportunidad en el gobierno de la Ciudad de México no las cumplió… criticando al capital, pero asociado a él.
>No desconocemos que está ahí y que sí tiene su reflejo. Si le dicen ahorita (al electorado) ‘¿a quién conoces?’, la gente lo conoce; sin embargo, una cosa es que lo conozcan y otra cosa es que vayan a votar por él.
–¿El PAN y el PRD?
–Es poco el tiempo, pero nos falta ver muchas cosas: ¿Cómo se están conformando las sociedades?, ¿cómo se va a conformar el PAN?, ¿con quién se va a asociar?; el PRD, ¿con quién se va asociar?.
–¿Del posible frente opositor PAN-PRD, qué opina?
—Tuvieron la oportunidad de hacerlo (del 2010 al 2016 en Oaxaca) y tenemos los resultados a la vista.
–¿Están muertos políticamente el PAN y el PRD?
No, nadie en la política está muerto. Todo mundo depende de las circunstancias.
–¿En la Asamblea Nacional también van a quedar definidos los lineamientos para diputados locales y alcaldes?
–Eso toma otro matiz, porque, basado en esos principios, nosotros tenemos que adecuarlos a nuestra realidad.
–La normativa para definir a sus abanderados estatales ¿cuándo quedará definida?
–Todavía tenemos tiempo para poder lanzar nuestra convocatoria.
–¿Hay ya algún esbozo de cuál va a ser el método para designar a los abanderados del PRI?
–Sería muy precipitado decirlo, es lo que define la Asamblea Nacional. Ahí se van a establecer las líneas que tenemos que seguir todos los priistas para el proceso de selección de candidatos.
