Texto y fotos: Fausto Miguel.
Oaxaca está de fiesta y ofrece al mundo un magno festival étnico, cuyos participantes lucen una gran variedad de huipiles de bonitos tejidos y finos bordados, hechos por manos de artistas oaxaqueños.
La Guelaguetza es una tradición religiosa de antaño que persiste y en la actualidad hermana a los pueblos. Es la ocasión donde se presentan los mejores bailables de las ocho regiones del estado.
Cada región representa en sus bailes y danzas sus tradiciones, su cultura y su lengua y las muestra a propios y extraños que en esta temporada visitan la antigua y arquitectónica Verde Antequera.
Las calles de la Ciudad de Oaxaca se observan abarrotadas de turistas nacionales y extranjeros que han venido desde lejos para admirar su artesanía, arquitectura, monumentos coloniales e históricos, sus museos, sus templos estilo barroco, su gastronomía y sus centros ceremoniales como: Mitla, Yagul, Monte Albán, Zaachila, El Mogote y su legendario árbol del Tule.
Los visitantes admiraron tanta riqueza cultural de los pueblos indígenas del estado en el certamen, Señorita “Diosa Centéotl”, en el que se presentaron 33 bellas mujeres con sus respectivos atuendos de vistosos colores, estilos bordados y de un fino tejido hechos a mano, quienes se expresaron en la lengua natural de su región.
En el estado de Oaxaca hay 500 municipios o cabeceras, se divide en ocho regiones que son: Sierra Norte, Sierra Sur, Istmo de Tehuantepec, Cuenca del Papaloapan, Costa, Valles Centrales, Mixteca y Cañada.
Durante dos semanas, el Centro Histórico fue invadido por calendas, convites y el desfile de las ocho delegaciones que participaron en los dos Lunes del Cerro en el auditorio de la Guelaguetza.
En el Jardín Carbajal se presentaron las cocineras tradicionales con el proceso de los moles de sus comunidades y otros exquisitos platillos de yerbas, hongos y de pescado, sabor a tierra mojada.
