El director general del Centro de Readaptación Social (Cereso) de San Juan Bautista Cuicatlán, Alfredo Santiago Aquino, recibe pagos semanales de 5 mil pesos a su cuenta personal de los internos a los que les ha entregado la operación de la tienda y la cocina que se encuentran en el interior del penal.
Fichas de depósito y el testimonio de los familiares de las personas privadas de su libertad, revelan el modus operandi del funcionario.
En los documentos también se evidencia como Santiago Aquino recibió varios depósitos, uno de ellos de 16 mil pesos realizado el 30 de enero de 2017, para sumar 22 mil pesos del dinero que ingresa tanto a la cocina como a la tienda del Cereso; recursos que utilizó para la compostura de su camioneta que daño tras protagonizar un choque por manejar supuestamente en estado de ebriedad.
Los familiares de las personas privadas de su libertad demostraron con la factura en mano, el pago de la compostura de la camioneta marca Ford, modelo 1997, con placas del KX81091 del Estado de México.
Los testimonios de los familiares y de las propias personas privadas de su libertad, detallan que el director del penal de Cuicatlán vende las concesiones para la operación de la cocina y la tienda y, recibe una cuota semanal.
A cambio, quienes los presos que las compran también asumen el control del penal. Un autogobierno que está conformado por una Mesa Directiva conformada por 16 internos.
Pablo Manuel Soriano de la Rosa, una de las personas privadas de su libertad en ese reclusorio, es quien tiene bajo su poder la administración de la tienda y de la operación de los teléfonos, con los cuales los internos se comunican con sus familias. Mientras que la cocina está bajo el control del interno Ruperto Villarreal Gómez; la cual también es usada como negocio particular para la venta de comida por las noches.
Además, los principales líderes e integrantes de la Mesa Directiva en el Cereso de Cuicatlán son Carlos García Torres, Francisco García García, Oscar Yovani Ibarra Diego, Joel Reyes Juárez, Artemio Placido Candelario, Rogelio Aguirre y Víctor Zárate.
Sólo la operación de la cocina y la tienda le importan ingresos extras e ilegales de 20 mil pesos mensuales; además de otro tipo de ingresos que le permite la imposición de una Mesa Directiva en el penal.
Santiago Aquino negocia con estas concesiones según los internos se presten a sus intereses y abusos. En cuanto detecta alguna oposición, no duda en cambiar a los responsables de ambos negocios en el interior del penal y las revende a presos que se apeguen a sus intereses, según explicaron los familiares.
Cuatro de los presos que se atrevieron a denunciar la corrupción en el interior del penal fueron reprimidos, aislados y traslados a los Ceresos de San Juan Bautista Tuxtepec, Cosolapa y Miahuatlán; donde también los mantienen aislados.
