Si millones de mexicanos son deportados de Estados Unidos y regresan a su país, encontrarán una Nación desgarrada por una guerra que ha dejado unos 180 mil muertos y decenas de miles de desaparecidos en 10 años, de acuerdo con cifras y expertos en economía y migración. Hallarán un país con 55 millones de pobres con una economía que ha crecido un triste 2 por ciento anual en los últimos 20 años. Llegarán a un país donde la corrupción genera escándalos a diario y ha manchado con saña incluso a la Investidura Presidencial. Llegarán a un México que no estaba listo ni siquiera para los mexicanos que nunca se fueron…
Octavio Rivera e Ilse García / sin embargo.com
CIUDAD DE MÉXICO.- El 20 de enero, Donald Trump se convertirá en el Presidente 45 en la historia de Estados Unidos (EU). Ese día podría empezar a hacer realidad su promesa de deportar a más de 11 millones de indocumentados que viven en su país, entre ellos unos 5.8 millones de mexicanos.
De ejecutarse, el plan, que según el Presidente electo arrancaría con la expulsión de 3 millones de indocumentados con antecedentes criminales, millones de compatriotas tendrían que volver a México, aunque sea de manera gradual.
El ambiente profundamente antiinmigrante que atizó Trump durante la campaña y que hoy tiene una extendida vida propia en EU, podría hacer que a la diáspora de compatriotas indocumentados se sumen en su viaje al sur otros miles de mexicanos que pudieran estar legalmente en aquél país, pero que no encuentren su espacio en un país gobernado por Trump. Entre ellos podrían estar incluso los hijos de esos migrantes, que nacieron allá y por lo tanto son ciudadanos estadounidenses.
De darse el escenario anterior, una consecuencia potencial sería la reducción paulatina del flujo de remesas a México, de acuerdo con los analistas. Trump no necesitaría confiscarlas: con el sólo retorno de paisanos, este importante flujo de dinero podría disminuir.
Los envíos llegan al país principalmente de EU y en 2015 alcanzaron casi los 25 mil millones de dólares, es decir, 33 por ciento más que los ingresos de México por las ventas de petróleo y derivados del crudo ese año.
Entre 2.5 millones y 5 millones de familias mexicanas son las que reciben el dinero, de acuerdo con el doctor Javier Urbano, coordinador del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana.
Según los cálculos del especialista, el total de receptores sería de por los menos 10 millones de personas, a quienes se sumarían millones de mexicanos más que se benefician de los envíos por la capacidad de consumo que generan.
Cada una de las familias beneficiarias recibe en promedio unos 280 dólares al mes, alrededor de 5 mil 800 pesos, con un tipo de cambio de 20.7 pesos por unidad.
Hasta un tercio de las remesas se destina directamente al consumo y, en algunos casos, llegan a ser el único ingreso de las comunidades receptoras.
“Si las remesas sirven para tener a un niño en la escuela, para asegurarle una buena nutrición o para pagar mejores servicios médicos, y además impulsan el consumo, por supuesto que son un factor de desarrollo” de esas comunidades, dijo el académico.
La gran víctima de una reducción en flujo de remesas sería el consumo, de acuerdo con el investigador y experto en economía del Tecnológico de Monterrey, Ángel Iván Olvera Lozano.
Las familias que reciben las remesas usualmente las destinan a cubrir la alimentación y sus necesidades básicas, incluso al arreglo o construcción de una casa o a la compra de un terreno.
Si la gente deja de consumir, las empresas dejan de producir porque la demanda de productos baja. Y si eso pasa, baja su producción, lo que podría obligarlas a despedir trabajadores, generándose dinámicas negativas para la economía.
“Si llegaran cientos de miles o millones de mexicanos crecería el desempleo, bajaría el consumo y se reduciría el ingreso de las empresas. Si eso pasara la economía mexicana se volvería menos atractiva y, en ese caso, el flujo de inversiones hacia nuestro país podría reducirse significativamente”, explicó Olvera Lozano.
El México que los espera
Los millones de mexicanos que podrían volver a México si Trump cumple su plan de deportaciones, llegarían a un país al que le falta de todo, menos dificultades.
México vive una crisis de violencia a casi una década de que el entonces presidente Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico en diciembre de 2006.
A 10 años de iniciada la batalla, septiembre pasado fue el mes más sangriento en lo que va de la presente administración.
De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, ese mes se registraron en el país mil 974 homicidios. En los primeros nueve meses de este año se han cometido en el país 15 mil 201 homicidios dolosos.
El número total de ejecuciones vinculadas con la violencia entre diciembre de 2012 y julio de 2016 es de 78 mil 109 en todo el país. Esa cifra habría que sumarla a los 120 mil asesinatos que de acuerdo con INEGI se cometieron entre 2007 y 2012, es decir, durante el sexenio de Calderón, para llegar a la trágica cifra de casi 180 mil asesinatos a causa de la guerra.
A esa cifra tendrían que sumarse decenas de miles de desaparecidos y decenas de miles de desplazados y miles de fosas clandestinas que transformaron en un enorme cementerio al territorio nacional.
La tierra de la desigualdad
De acuerdo con los últimos datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Pobreza en México (Coneval), publicados en julio pasado, en México se sumaron casi 2 millones de personas más a la condición de pobreza durante los primeros dos años del gobierno de Peña Nieto.
La cifra pasó de 53.3 millones de pobres en 2012 a 55.3 millones en 2014.
Además, la economía del país lleva más de 20 años creciendo al rededor de un 2 por ciento. Un crecimiento mediocre y que durante el actual sexenio no parece mejorar. En los primeros tres años del Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, de 2013 a 2015, la economía del país ha crecido un 2.0 por ciento en promedio.
El desempleo es sin duda un factor que abona a la pobreza. En los últimos 18 años, el déficit acumulado de empleo formal en el país alcanza los 15.1 millones de puestos de trabajo. Es decir, de acuerdo con el observatorio económico México ¿Cómo vamos?
Entre 1997 y 2015 se registraron 7.7 millones de empleos en el IMSS, en lugar de los 22.8 millones que deberían registrarse para darle empleo a los 1.2 millones de mexicanos que se suman a la fuerza laboral cada año.
Hoy en México, los desempleados representan hasta cuatro por ciento de la Población Económicamente Activa y hasta casi 30 millones de personas [57.4 por ciento de la PEA] en el país trabajan en la informalidad, es decir, no tienen seguridad social.
México, según datos de la organización internacional Oxfam, muestra el mayor nivel de concentración de los ingresos: el 1 por ciento de la población más rica posee el 21 por ciento de los ingresos totales del país.
Además la riqueza conjunta de sólo cuatro multimillonarios pasó del equivalente al 2 por ciento del Producto Interno Bruto en 2002 al 9 por ciento en 2014. Los mismos datos indican que 38 por ciento de la población indígena del país vive en pobreza extrema, mientras del resto de la población, sólo vive en esa condición el 10 por ciento.
Corrupción endémica
Los connacionales llegarían también a un país sumido en la impunidad: sólo se ha podido encarcelar -luego de que él mismo se entregara a las autoridades- a un ex gobernador de los al menos cinco acusados de corrupción y otros delitos.
Guillermo Padrés Elías, ex mandatario de Sonora, es el único que se encuentra hoy en prisión, donde enfrente un proceso por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Mientras, Javier Duarte, Gobernador con licencia de Veracruz, está prófugo desde el pasado 12 de octubre. Roberto Borge, ex gobernador de Quintana Roo, denunciado penalmente por la presunta venta irregular de terrenos en una reserva de la entidad, está libre. La denuncia en contra del ex Gobernador de Chihuahua, César Duarte, ante la PGR, por enriquecimiento ilícito, está atorada, dicen sus opositores. Y recientemente el ex mandatario de Durango, Jorge Herrera Caldera, se amparó luego de que se exhibiera el desfalco en su estado.
México, un país enfermo
El doctor Urbano, coordinador del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana, dijo que responsabilizar a Trump de cualquier escenario adverso que pueda enfrentar el país es casi una perversidad.
En su opinión, la vulnerabilidad que muestra México en este momento frente a la amenaza del norte es producto de la increíble fragilidad económica y política que los últimos gobiernos mexicanos han provocado.
Es como un cuerpo humano, explicó, el académico. Si no genera resistencias, si está mal comido, desnutrido, si no está sano, un evento externo puede matarlo.
“El cuerpo social que se llama México está lleno de fosas clandestinas, de miles de desaparecidos, de migrantes masacrados, de gobernadores rateros, de presidentes incompetentes, de burocracias incapaces… estamos inundados de corrupción e impunidad. Así de enfermo está el cuerpo social que es México, por eso el virus Trump puede tener consecuencias tan negativas”.
La industrialización que no llegó
Olvera, el profesor e investigador del Tec de Monterrey coincide en que Trump podría ser sólo la última de una racha de malas noticias que en realidad son de manufactura interna.
Los grandes lastres de la economía mexicana, en su opinión, que se han arrastrado por décadas y décadas son:
1.- Pemex. La reforma energética no hubiera sido necesaria de haberse invertido bien en esa empresa. Pemex habría podido ser una empresa muy productiva, de clase mundial, pero el gobierno usaba el dinero que generaba para cumplir con sus funciones. Nunca invirtió en la compañía como debería haberlo hecho.
2.- El mayor lastre de México y su economía es la corrupción. Se han perdido cantidades enormes de dinero de gobierno en gobierno. Actualmente hay varios gobernadores prófugos que saquearon las finanzas de sus estados. Hay empresas que pierden entre 15 por ciento y 30 por ciento de su productividad por tener que pagar sobornos a las burocracias, a los funcionarios de todos los niveles, para conseguir contratos o licitaciones o violar reglamentos.
Olvera, de cualquier forma, encuentra en la situación actual un espacio de oportunidad, para que México diversifique su comercio y refuerce su relación comercial con China, América Latina y Europa, para reducir así la enorme dependencia que tenemos de la economía estadounidense.
Y tiene otra recomendación, imperiosa: reformar verdaderamente el sistema educativo del país.
A este México volverían nuestros paisanos.