EDITORIAL
El pasado domingo 13 de noviembre, se estrenó la LXIII Legislatura del Estado, luego del término constitucional de la otra que, como mucho dijimos, fue caracterizada como la más improductiva, la más opaca y la más onerosa de todas cuantas han pasado en la historia política oaxaqueña. Luego de tomar posesión, no faltaron los problemas. Un grupo de trabajadores del edificio legislativo en San Raymundo Jalpan, retuvo a una decena de noveles diputados, por más de 17 horas. ¿El motivo? Carmela Juárez, delegada del Sindicato de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado e Instituciones Descentralizadas de Carácter Estatal (STSPEIDCE), rechazó la propuesta de algunos legisladores (as) salientes, para otorgarles puestos de base a sus cercanos o ex colaboradores. Pusieron de ejemplo a la ex diputada del PT, Hita Beatriz Ortiz, quien insistió en dejar con base a sus hijos.
En esta parafernalia se advirtió el protagonismo de algunos legisladores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que, a trancas y barrancas querían quedarse con la Mesa Directiva y con la Junta de Coordinación Política (JUCOPO), cuestión que va en contra de las normas legislativas, pero que la anterior diputación, ya había avanzado en ello, logrando tener de parte de la ciudadanía un calificativo adicional: “mañosos”. Si bien es cierto que aún es demasiado prematuro para juzgar la actuación de nuestros (as) legisladores (as), en el principio están los fines. Habrá que ver si operan en sus responsabilidades o harán lo mismo que sus antecesores: calentar la curul y cobrar sus emolumentos quincenales a precio oro.
Una de las primeras tareas que tiene la nueva legislatura –y que están ya cumpliendo a partir del lunes 21- es el calendario de comparecencias de los funcionarios de primer nivel del ejecutivo, en el marco de la Glosa del VI Informe del gobernador Gabino Cué Monteagudo. Sin duda alguna, hay muchas cosas que preguntarles a quienes han desempeñado importantes responsabilidades, pero sobre todo, a la luz del desastre económico, político y social que deja el actual régimen. Hay capítulos que de manera indiscutible tienen que ser ponderados por nuestros representantes populares. No pueden quedar al aire. Por ejemplo, ¿qué habrá de responder el Secretario de Finanzas, Enrique Arnaud Viñas, respecto a la deuda millonaria que deja el actual gobierno a Alejandro Murat, que inicia funciones el próximo primero de diciembre o cómo se justifica un adeudo de esa magnitud, sin obras relevantes ni programas sociales?
Es necesario indagar con quienes han tenido la responsabilidad de garantizar el orden y la gobernabilidad, el por qué, hasta el día de hoy, la ciudadanía sigue sometida por bloqueos y atropellos a la libre circulación, sobre todo de transportistas que piden y piden concesiones, saturando ya el mercado y haciendo de éste, un nido de delincuentes; normalistas que exigen plazas; o proveedores que exigen su pago justo. La Glosa no tiene que ser en comisiones, sino que la nueva legislatura debe estrenarse con temas fundamentales. No hay que olvidar que este fin de sexenio, desde hace al menos un par de meses, ha devenido un infierno para el ciudadano común y corriente ante tanto abuso de maestros, transportistas y demás lacras sociales y la complacencia y la abulia del gobierno. Más aún, interrogar a quien corresponda el por qué a estas alturas, se adeudan miles de millones de pesos a los proveedores del gobierno que está por terminar, sin tener empacho éste, en reconocerlo ni dar una alternativa. Porque de una cosa estamos ciertos todos: estamos ante el fin de un régimen que fue, para todos los oaxaqueños, un rotundo fracaso.