Algunos líderes hispanos que han estado asesorando a Donald Trump dicen que se sienten traicionados después de escuchar su largamente esperado discurso sobre inmigración, el cual descarta definitivamente un camino hacia el establecimiento de estatus legal para gente que vive en el país sin permiso del gobierno.
Trump estuvo cerca de pedir la deportación masiva de millones de personas que no han cometido delitos, más allá de sus violaciones a las leyes de inmigración. Pero el candidato presidencial republicano descartó además una «amnistía» y dijo que quienes quieran vivir legalmente en Estados Unidos necesitarán salir y formarse en la fila de espera en sus propios países.
«La gente sabrá que no se puede entrar de contrabando, agazaparse y esperar a ser legalizado», dijo Trump en su duro discurso de la noche del miércoles. «Esos días se acabaron».
El lenguaje tomó desprevenido a un grupo de líderes religiosos y empresariales hispanos que han estado asesorándolo, a menudo enfrentando críticas de sus propias comunidades. En reuniones a puertas cerradas y a través de llamadas telefónicas, Trump había dado a muchos la impresión de que estaba preparado para suavizar su postura sobre inmigración en momentos en que intenta cortejar a votantes más moderados de la elección general y mejorar su situación entre hispanos y otras minorías.
Ahora, algunos creen que Trump los engañó.
«Habemos varios que nos hemos aventurado a tratar de, al menos, razonar con él y eso nos ha dejado confundidos y decepcionados», dijo Tony Suárez, vicepresidente ejecutivo de la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano, quien ha estado entre quienes han presionado a Trump para que modere su postura.
Apenas el lunes, señaló, el magnate inmobiliario convertido en político había dicho en una conferencia telefónica con líderes religiosos que podían esperar ver en el discurso a un Trump más gentil, más compasivo. A Trump, dijo Suárez, se le preguntó explícitamente si verían un alivio o cualquier «esperanza» para al menos algunas de las personas que viven actualmente en las sombras.
«Él dijo ‘sí’, y que pensaba que estaríamos muy complacidos el miércoles», dijo Suárez. «La impresión dada en la conferencia telefónica no fue lo que escuchamos anoche».