Por Alberto Rueda
El mensaje que el Papa Francisco expreso a los obispos mexicanos en la pasada visita que estos hicieron en El Vaticano, fue contundente, claro y revelador.
Habló de las diversas problemáticas que aquejan a los mexicanos y que en muchas de las ocasiones, el propio aparato gubernamental ha querido ocultar o disimular.
Y no tiene desperdicio toda vez que sí la visión que el máximo jerarca de la Iglesia Católica es objetiva, desdibuja a un México con una agenda de temas que está obligado a atender pues en la actualidad el escenario afecta la propia dignidad humana de los hombre y mujeres que habitan esta nación.
Y porque además, el mensaje del argentino nos da un amplio panorama de la forma en cómo somos vistos por el entorno internacional.
En la visita Ad Limina Apostolorum, el Sumo Pontífice hizo un puntual señalamiento y crítica a problemas como el narcotráfico, desempleo, malas condiciones laborales, falta del desarrollo a los sectores desfavorecidos. Se pronunció en favor de los más necesitados, los que no tienen acceso a los servicios sociales, los migrantes en busca de mejores condiciones de vida, los campesinos.
“Sé de vuestra preocupación por las víctimas del narcotráfico y por los grupos sociales más vulnerables, y del compromiso por la defensa de los derechos humanos y el desarrollo integral de la persona. Todo esto, que es expresión de la “íntima conexión” que existe entre el anuncio del Evangelio y la búsqueda del bien de los demás, coopera, sin duda, a dar credibilidad a la Iglesia y relevancia a la voz de sus Pastores”.
Este fue el mensaje que más incómodo a mas de un prelado que ha buscado congraciarse con las autoridades, antes de buscar escenarios de equilibrio que garanticen el desarrollo sostenido e incluyente.
Sobran ejemplos y nombres
Francisco habló sobre los movimientos históricos de la Independencia y la Revolución ocurridos en los siglos pasados de la vida nacional y los puso como ejemplo para que en la actualidad se unan los esfuerzos en favor de La Paz social y la convivencia justa, libre y democrática, lo que da un claro reflejo de la visión política que emprenderá el catolicismo de cara a reformas estructurales, de las cuales México no está exento por tratarse de un país con un alto número de feligreses.
A los purpurados de México también les hizo un fuerte llamado de valentía y liderazgo cuando señaló que no deben “dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, a ser valientes y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro”. Palabras muy similares a las que Benedicto XVI pronunció en 2012, tras su visita a Guanajuato.
El Papa Argentino habló abiertamente sobre los múltiples fenómenos de la violencia que el país padece, en especial aquellas que atentan contra los jóvenes. Jorge Mario Bergoglio es un Pontífice que entiende que la paz se construye con elementos que van más allá de la oración, por eso expresó que a la Iglesia Católica le “compete aportar soluciones técnicas o adoptar medidas políticas, que sobrepasan el ámbito pastoral”.
El sector reformista del gobierno Vaticano, considera a México como uno de los países que deben comenzar a impulsar su Doctrina Social como un eficaz instrumento que puede ayudar a los ciudadanos en la inclusión de las políticas sociales y estructurales de sus gobiernos.
Y como lo anunciamos en este mismo espacio en la antena pasada, Francisco pidió a sus sacerdotes no resistirse al cambio y dejar sólo de oficiar misas. Resaltó que ellos son sus primeros y más cercanos colaboradores para llevar a Dios a los hombres y los hombres a Dios, además de promover espacios de formación y capacitación permanente. También les exige que se despojen de los oropeles de la mundanidad, del dinero y del poder.
Sin dejar lugar a la duda, esta es la visión de un hombre que mira la realidad de México sin fobias ni filias y es la forma en cómo los ojos del mundo nos ven, antes de mostrarnos como un país en desarrollo, para seguir por la vía del tercer mundo.
