El magnate fue designado oficialmente como el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, durante la Convención Nacional Republicana, celebrada en Cleveland (Ohio), de cara a las elecciones que se celebrarán el próximo 8 de noviembre y en las que competirá con Hillary Clinton, que será nominada oficialmente este lunes en la Convención Nacional Demócrata que inicia el lunes. El polémico empresario ofrece “ley y orden” para restaurar la grandeza de la nación americana y mantiene su propuesta de levantar un gran muro en la frontera con México para acabar con la migración
Agencias
Ohio.- Donald Trump pintó un cuadro de un Estados Unidos distópico (una sociedad ficticia indeseable en sí misma) y se vendió como el único que puede salvarlo.
Cuando aceptó la nominación republicana en la noche del jueves, Trump usó lenguaje duro, prometió erradicar la delincuencia, construir un muro fronterizo, derrotar a ISIS, rejuvenecer la economía, e instó a los aliados de Estados Unidos o mejorar por su bien.
“Estoy contigo”, dijo Trump. “Voy a luchar por ti, y voy a ganar para ti”.
El magnate aceptó su nominación como candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos con un discurso en el que prometió “ley y orden” para restaurar la grandeza de un país que ve en alarmante declive.
“En esta carrera por la Casa Blanca, yo soy el candidato de la ley y el orden”, proclamó ante un público entregado que abarrotaba la Convención Nacional Republicana en el pabellón Quicken Loans de Cleveland (Ohio) y coreaba “¡Trump, Trump, Trump!”.
El magnate inmobiliario, todo un neófito que nunca antes ha ocupado un cargo político, estuvo a la altura de su noche estelar en la convención con su discurso más consecuente y “presidencial” desde que lanzó su insólita campaña hace poco más en un año.
Fue el momento crucial en la transformación de un magnate impulsivo y una estrella televisiva con tendencia a insultar hacia un político con opciones de ganar la presidencia de EEUU.
La alocución, de una hora y quince minutos (la más larga en una convención desde 1972), resultó un colofón feliz a una semana marcada por las divisiones de su partido en torno a su nominación y las polémicas, como el supuesto plagio del discurso pronunciado ante la convención por su esposa, la exmodelo eslovena Melania Trump.
El multimillonario, que fue presentado en el escenario por su hija Ivanka, una figura decisiva en su campaña, pintó un cuadro oscuro de EEUU como una nación debilitada y humillada y se postuló como el salvador que puede evitar el desastre.
“Nuestra convención ocurre en un momento de crisis en nuestra nación”, subrayó Trump, con tono autoritario y un fondo de banderas estadounidenses.
“Los ataques a nuestra policía -prosiguió- y el terrorismo en nuestras ciudades amenaza nuestra forma de vida. Cualquier político que no perciba este peligro no está listo para liderar nuestro país”, aseveró el magnate, entre los vítores de los delegados.
El magnate, cuya impredecible carrera hacia la Casa Blanca ha echado por tierra las reglas de la política convencional, también se erigió en “la voz” de la «olvidada» clase trabajadora, esa “gente que trabaja duro, pero que ya no tiene una voz”.
Uno de los momentos cumbre de la noche llegó cuando Trump oficializó su propuesta estrella, la construcción de un muro en la frontera con México para taponar la inmigración ilegal.
“Vamos a construir un gran muro para poner fin a la inmigración ilegal, para acabar con las pandillas y a la violencia, para impedir la entrada de droga”, subrayó el multimillonario.
Los miles de delegados, muchos en pie, respondieron casi al unísono con el cántico “¡Construye el muro, construye el muro!”, una de las consignas más escuchadas en los mítines del candidato republicano, y gritos de “¡USA, USA, USA!” (“¡EEUU, EEUU, EEUU!”).
Trump también abogó por suspender “inmediatamente” la inmigración de los países afectados por el terrorismo yihadista hasta que EEUU aplique un sistema de “escrutinio riguroso”, tras los atentados de simpatizantes del Estado Islámico (EI) que han golpeado al país.
No faltaron los ataques a su rival en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre, Hillary Clinton, quien será “coronada” esta semana candidata demócrata en la Convención Nacional del partido en Filadelfia.
“El legado de Hillary Clinton no tiene que ser el de EEUU. Los problemas a los que nos enfrentamos ahora -pobreza, violencia en casa, muerte y destrucción en el extranjero- continuarán siempre que mantengamos las mismas políticas que los crearon”, aseguró Trump,
en alusión a la etapa se Clinton como secretaria de Estado (2009-2013).
El empresario arremetió contra Clinton por ser un “títere” de “los grandes negocios, la élite mediática y los grandes donantes”, además de representar un “sistema trucado”.
“¡Que la encarcelen, que la encarcelen!”, voceó la concurrencia, una de las consignas más oídas y controvertidas en Cleveland. “Derrotémosla en noviembre”, replicó Trump, que declinó corear la frase.
En política exterior, el nominado republicano, de 70 años, proclamó una suerte de aislacionismo, si conquista la Casa Blanca, porque su prioridad será “poner a EEUU primero”.
“Americanismo, no el globalismo, será nuestro credo”, advirtió el multimillonario, partidario de recuperar industrias que se han ido a otros países, renegociar tratados comerciales y enfrentarse a las políticas comerciales y cambiarias de China.
Sobre la lucha contra el terrorismo yihadista en el mundo, Trump propuso mejorar los sistemas de espionaje y “abandonar la política fallida de cambio de régimen y reconstrucción de países que Hillary Clinton impulsó en Irak, Libia, Egipto y Siria”.
“En cambio -puntualizó-, debemos trabajar con los aliados que comparten nuestro objetivo de destruir al EI y extirpar el terrorismo islámico”.
Asimismo, el candidato republicano reiteró su plan de exigir a los socios de la OTAN que “paguen su parte”: “Recientemente dije que la OTAN estaba obsoleta, porque no cubría de manera apropiada el terrorismo y porque muchos de los países miembros no pagan la parte justa. Como siempre, EEUU ha estado pagando el coste”.
Arropado por su familia en el escenario y con el pabellón rendido a sus pies, Donald Trump cerró su discurso con la promesa de cumplir el gran lema de su campaña: “Hacer a EEUU grande de nuevo”.