Si le va bien a las mujeres, nos irá bien a todos
Bárbara García Chávez es la candidata del Partido del Trabajo a la Presidencia municipal de la capital de Oaxaca, si gana las elecciones del 5 de junio se convertirá en la presidenta municipal número 110, la primera munícipe electa.
Es abogada y maestra en Finanzas Públicas, maestra universitaria. Ha sido regidora, también funcionaria del gobierno federal, como delegada de la Procuraduría para Defensa del Contribuyente, y asesora en el Senado de la República, entre otros cargos.
En abril pasado fue invitada por el PT para ser la candidata de ese partido político, lo pensó y aceptó. Pero planteó una condición: que las y los integrantes de la planilla fueran ciudadanos y ciudadanas. Logró ese objetivo en un 90 por ciento.
En entrevista para Realpolitik analiza los retos de realizar una campaña en 29 días y la propuesta de un gobierno en el que lo fundamental es hacer las cosas de forma diferente y en base a un trato con la gente.
¿Cuáles son tus fortalezas como candidata?
La claridad sobre lo que la ciudadanía quiere nos da muchas ventajas a las candidatas. En especial a mi. La gente no confía en los candidatos de siempre. Hay un hartazgo evidente. Sin duda pensar que el electorado no tiene memoria es menospreciar a quien se quiere gobernar.
En mi encuentro con la ciudadanía hay aceptación ante la posibilidad de ser gobernados y gobernadas por una mujer, de manera específica por las propias mujeres.
Pese a las resistencias partidistas, la paridad llegó para quedarse, y percibo entre las y los habitantes de la ciudad gran aceptación y son quienes consideran que llegó el momento de ser gobernados por una mujer; en tanto, mi propuesta es hacer un gobierno diferente: honesto y justo para lograr la igualdad que se requiere en una verdadera democracia participativa.
La gente ha escuchado planteamientos de “cambio”, de hacer las cosas de manera “diferente”. ¿Tu propuesta en ese sentido es solo porque eres mujer?
Sí, porque soy mujer y porque he estudiado a fondo las condiciones y los problemas de Oaxaca. Mi visión como mujer me ha permitido vivir y sentir la desigualdad y mi posición como feminista es terminar con esa desigualdad, principio que afecta al colectivo mayoritario de la población, las mujeres. Es decir, hacer un gobierno con políticas públicas dirigidas al empoderamiento económico y a la eliminación de las diferentes expresiones de violencia hacia las niñas y mujeres. Está comprobado que dejar de lado a las mujeres es impedir el desarrollo de la sociedad en su conjunto. Si nos va bien a las mujeres, le irá bien a los hombres.
¿Qué propuestas planteas frente a la demanda de servicios públicos para la población?
La deficiencia e ineficiencia de los servicios públicos, que corresponden al gobierno municipal como la autoridad más cercana a la población, también generan desigualdad, un reclamo general y permanente de la ciudadanía, de ahí que es otro eje de gobierno dotar de los servicios que dignifiquen la vida y garanticen los derechos fundamentales: un medio ambiente saludable, mejores condiciones en su entorno, elementos de seguridad pública confiables, en suma, una ciudad amable para la población, que debe observar también acciones complementarias de salud, educación, deporte, arte y cultura. Así como acciones concretas para la población vulnerable: personas con discapacidad y de la tercera edad. Y una política diferente, no asistencialista, para las jefas de familia en quienes impacta en mayor medida la pobreza como consecuencia de la desigualdad de género.
Y frente a la corrupción, un reclamo generalizado, ¿cuál es tu propuesta?
Cierto, la gente está preocupada por la corrupción cada vez mayor y más evidente, de ahí que propongo la inmediata creación de un Observatorio Ciudadano Anticorrupción, autónomo, con presupuesto y con capacidad de llevar a cabo acciones sustantivas frente al señalamiento de cualquier acto de corrupción del funcionariado hasta sus últimas consecuencias.
¿Tu opinión sobre la competencia política electoral por la capital oaxaqueña?
La contienda empieza desde un piso resbaloso cuando la necesidad de la gente define, en muchas ocasiones, el voto, sobre todo cuando está determinada por factores económicos y no necesariamente por ideas y propuestas. Existe, además, un desequilibrio en el gasto de los partidos para establecer las condiciones de la movilidad de las y los aspirantes, donde las mujeres, de nueva cuenta, estamos en desventaja. De ahí la importancia del papel de los medios para informar a la ciudadanía en este ejercicio democrático.
Por todo lo anterior, sin una verdadera información y un desequilibrio en el gasto de los partidos políticos estamos frente a una democracia dirigida. Eso lo percibe el electorado y aumenta el abstencionismo.