Enrique ARANDA/Excélsior
La exdiputada Rosa María de la Garza —Rosi Orozco, como prefiere ser llamada—reapareció en Tlaxcala, ¡en el esfuerzo por impedir un eventual triunfo de la panista Adriana Dávila Fernández!
Lejos de los reflectores partidistas, de los de Acción Nacional al menos, desde el término de la gestión del expresidente Felipe Calderón Hinojosa quien, en su momento, “apadrinó” su arribo a las estructuras del poder federal, la exdiputada Rosa María de la Garza —Rosi Orozco, como prefiere ser llamada— reapareció en Tlaxcala… en el marco de la campaña de la perredista Lorena Cuéllar Cisneros o, mejor, ¡en el esfuerzo por impedir un eventual triunfo de la panista Adriana Dávila Fernández en la puja por el gobierno estatal!
Aunque de manera discreta, ciertamente, la ahora titular de la Fundación “Unidos contra la Trata” y pastora non de Casa sobre la Roca, una secta cristiana fundada por su esposo, el pastor Alejandro Orozco, director
general del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) durante el calderonato, que opera con registro de Asociación Civil, ha acrecentado su presencia y operación en la campaña de la aspirante del sol azteca, para sumar votos a la causa de ésta, sí, pero más que para ello, para revivir la personal confrontación que mantiene con la candidata del blanquiazul, por el diseño de la política en materia de trata de personas… un tema complejo y (socialmente) sensible que, vale decir, aún hoy sigue “atorado” en San Lázaro.
De tal relevancia es el asunto que, hace apenas un par de semanas, el propio exjefe del Ejecutivo fue conminado a intervenir ante la impresentable pastora Orozco para atenuar “la guerra…” emprendida contra la aspirante y exsenadora de Acción Nacional que, se recordó entonces, tras conseguir la unánime aprobación de su propuesta de legislación en materia de trata, al cierre de 2014, debió ser cobijada por sus compañeros en la cámara alta —los perredistas Miguel Barbosa y Angélica de la Peña, esposa del coordinador, ahora de su candidata en Tlaxcala, incluidos— a suerte de apoyos, el de la totalidad de sus compañeros… ante los ataques que hoy son reeditados. Si hubo o no respuesta a la petición, lo ignoramos.
Al margen de otras consideraciones, lo único realmente importante en la puja que —“a tercios…”, según los más recientes sondeos— libran hoy las aspirantes de PAN y PRD, y el priista Marco Antonio Mena Rodríguez, parece haber entrado en una etapa de definiciones… y no en el mejor de los ambientes, enrarecido como puede observarse que se encuentra el Estado por la intromisión en su proceso electoral de toda suerte de manos político-partidistas locales y externas sí, pero también, ahora, (aparentemente) religiosas…
Los ánimos no están precisamente bajo control y ello, digámoslo claro, a nadie conviene. A nadie, particularmente, de quienes viven y trabajan cotidianamente al interior de sus fronteras…
ASTERISCOS
* Vaya sorpresa la que se llevaron los aspirantes panistas a la Constituyente, al recibir la solicitud de la titular de Acción Electoral del PAN regional, Margarita Saldaña, urgiéndoles a favorecer con su voto a Javier Emmanuel (¿?) “¡Para que gane un concurso y pueda cantar en el Auditorio, abriendo el concierto de Pablo Milanés, Óscar Chávez y Fernando Delgadillo… ojalá lo apoyes votando por él!”. Pura política, pues…
* ¡Vaya ridículo!, aceptemos, el del tricolor que, con fotografías truqueadas, acusó formalmente al, ya de suyo cuestionado, aspirante de Acción Nacional al gobierno de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca de mantener vínculos con el crimen organizado. Más allá del asunto, la problemática en la norteña entidad va mucho más lejos…
* Inexplicable, en opinión de los más, el sorpresivo traslado del exgobernador michoacano, el priista José Jesús Reyna García, desde el penal de “alta seguridad” El Altiplano en el Estado de México, donde se encontraba hasta la mañana de ayer, al de “mediana seguridad” de Mil Cumbres, ubicado a unos kilómetros de Morelia. Este día, se afirma, habrá noticias…