José HANNAN ROBLES
El Internado de Educación Primaria “General de División Ignacio Mejía”, desde su creación hace más de 75 años, ha estado identificado con el pueblo; prócer y añeja institución con profundas raíces que la han mantenido al paso de los años.
El internado funcionó hasta 1974, en las instalaciones que actualmente ocupa la Escuela Secundaría para Trabajadores, Avenida Juárez y licenciado Verdad, junto al santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.
En el edificio destacaban dos grandes dormitorios de una sola planta, con espacio para cerca de 500 camas.
Un comedor, con mesas para 12 alumnos. La comida era llevada en peroles de aluminio, que los comensales servían por turno diario, tenía que calcular muy bien los tantos de lo contrario su ración se veía disminuida para compensar a los demás.
Los marciales toques de la corneta que se percibía a distancia considerable por la presencia de pocos vehículos y zonas deshabitadas, marcaban la hora de levantarse, el momento de asistir al comedor y, en la noche el toque de silencio que obligaba a apagar las luces de los dormitorios.
Todo quedaba en total silencio, quienes no obedecían el toque de silencio, eran castigados con permanecer cierto tiempo de plantón, parados fuera del dormitorio, y si la falta era más grave de a “puentecito”, con los pies y las manos apoyadas en dos camas separadas lo más posible.
Era falta, no tender perfectamente la cama, sin arrugas en sus sábanas. Los largos dormitorios, uno ubicado en la parte norte y el otro al poniente del edificio se veían pulcros, con las camas perfectamente alineadas.
La institución únicamente era para barones de origen humilde. Quienes vivían en la ciudad o cerca de ella, tenían la oportunidad de salir viernes por la tarde y regresar lunes. Los demás, con la debida autorización de sus padres, salían sábado y domingo. En las tarjetas para salir se leía la leyenda “puede salir solo”, o “no puede salir solo”.
En sus amplias instalaciones, el Internado “General de División Ignacio Mejía”, tenía talleres de panadería, peluquería, declamación, danza, encuadernación, hilados y tejidos, de orfeón, entre otros.
Actualmente funciona en
Villa de Etla, con 208 alumnos
El internado se mudó a la Villa de Etla, hace aproximadamente 40 años. En 1978, se convirtió en mixto, es decir para niños y niñas.
Actualmente cuenta con 208 alumnos, 77 mujeres y 131 varones.
La profesora Irene Córdova Ramos, subdirectora de esta institución educativa, comenta que los alumnos se internan los lunes a las 6: 30 horas, saliendo los viernes a las 18:00 horas.
Reciben tres comidas al día, colación en el horario de recreo. El gobierno entrega mensualmente un pre a cada niño equivalente a 18 pesos.
El internado dispone de 30 pesos diarios, que otorga el gobierno, para cubrir los gastos de alimentación.
Para ingresar al internado, la dirección, realiza un estudio socioeconómico, analiza la problemática familiar, cuando son familias desintegradas o padres que trabajan se flexibiliza el acceso de los menores.
Cuando se detectan problemas psicológicos, antes de ingresar los niños son sometidos a una valoración, se canalizan al psicólogo, neurólogo o al especialista que el menor requiera, como psicología integral.
Personal del internado trabaja conjuntamente con los padres sabedores de la situación y problemática por la cual los menores ingresan a la institución, comentó la subdirectora.
Problemas de conducta y aprendizaje
Presenta la mayoría de niños y niñas
“La mayoría de padres tienen la idea de que aquí vamos a corregir conductas, por lo regular la mayoría de niños que ingresan al internado son niños con problemas de conducta o de aprendizaje, consecuencia de la desintegración familiar, de la agresión física y moral que viven en el ámbito familiar”.
Irene Córdova comentó que algunos niños provenientes de familias disfuncionales han sufrido violación, “una vez los menores dentro de la institución, les observamos ciertas actitudes, como golpear a sus compañeros, negarse a comer, padecer depresión, dormirse en clase o en los talleres demostrando su falta de interés por aprender”.
Niñas que conviven con un padrastro han sido objeto de abuso sexual, en estos casos los pequeños comentan “que se sienten más seguros estando en el internado que en su propia casa”, refirió.
Cuando platicamos con los padres, agrega, de la situación que viven sus vástagos, tenemos que llegar a acuerdos con ellos, “yo les comento mucho que, tanto escuela, como familia se tiene que platicar, dialogar y concretar ciertos acuerdos que deben de tener seguimiento para que los niños mejoren tanto en aprendizaje como en conducta”.
40 % de niños proceden
De hogares disfuncionales
La profesora subrayó: “que el objetivo del internado es que los niños estén bien, porque cuando están bien emocionalmente tienen la apertura para que los conocimientos entren, “de lo contrario nadamás los estamos como cuidando, la función del internado ya no se cumple porque hace el trabajo de guardería”.
Reveló que el 40 por ciento de menores que ingresan al internado proceden de hogares disfuncionales.
Entre la problemática que los menores arrastran desde sus hogares, destacan conducta agresiva, hiperactividad, síndrome y deficiencia intelectual.
En la institución prestan sus servicios 73 personas, en los turnos matutino, vespertino y nocturno. Las 24 horas cuenta con médicos para brindar atención.
Al concluir la primaria, los internos tienen la opción de continuar sus estudios en la Ciudad de los Niños de Guadalajara, hasta concluir el bachillerato con una carrera técnica terminal.
Un promedio de cinco egresados del internado se encuentran estudiando en Guadalajara, y una niña en la Ciudad de las Niñas, que funciona en Chalco.
En estas instituciones los chicos no cubren ninguna cuota, ya que empresas trasnacionales apoyan para que el internado sea autosustentable, dijo.
Ex alumnos apoyan al internado
La profesora Córdova Ramos, quien está a cargo de lo técnico pedagógico, manifestó que exalumnos que cursaron sus estudios en el internado cuando se encontraba en la ciudad de Oaxaca, llegan a la institución siempre en su apoyo.
El domo de la explanada de la escuela, calentadores, colchones, entre otros artículos han sido donado por los ex alumnos, apuntó.
La Asociación de ex Alumnos del Internado Ignacio Mejía, que preside el actual fiscal del estado, ofrece constante ayuda, aseguró.
“La responsabilidad de los chiquillos la tenemos los trabajadores al servicio, pero también vamos más allá del cariño, comprensión y querer escucharlos”.
Refirió que la sociedad debe ver el reflejo del internado, donde se han formado grandes personas con base al esfuerzo de los padres y los apoyos que percibe.
El internado es un lugar seguro, de formación que puede tener muchas expectativas en la vida de los niños, finalizó.