José HANNAN ROBLES
El padre Álvaro Gómez reconoció que la Cuaresma está marcada por la falta de fe, pérdida de valores, falta de respeto a la dignidad humana, alejamiento de la humanidad de Dios, la pérdida del camino de algunos sacerdotes y el avance del materialismo.
El párroco de Los Siete Príncipes, dijo que se están sintiendo los efectos del detrimento de valores, la ausencia de respeto a los padres, abuelos y adultos mayores.
“Recuerdo los tiempos pasados, los de mi niñez y juventud, a los papás y a los familiares se les saludaba con respeto. Hoy tristemente muchos hijos ni siquiera quieren escuchar a sus padres, y estos no buscan platicar y orientar a sus hijos. Se ha perdido el valor de la fe”.
“A los padres y a los abuelos se les ve como un estorbo; a quienes les va bien los mandan al asilo, si no al quinto patio”.
De acuerdo al cuarto mandamiento, Dios quiere que, después que a él, honremos a nuestros padres y a los que él reviste de autoridad para nuestro bien (CEC n. 2248).
Las personas mayores, deben de recordar que los creyentes se descubrían al entrar en el templo, y la mujer se cubría la cabeza con el rebozo o la mascada, como signo de respeto y piedad, narró.
En la Iglesia se respiraba santidad, había silencio. Todo eso se ha perdido, dijo.
Actualmente la gente reza o va al templo por cumplir, sin saber por qué. Los fieles que asisten al culto ya no saben cómo comportarse, cómo vestir, cómo contestar a las oraciones.
Se da el caso de que algunos feligreses, en los actos religiosos estén hablando, enviando o recibiendo mensajes por el teléfono celular, insistió.
Entrevistado por Real Politik, el sacerdote lamentó que se haya perdido el respeto a la dignidad humana.
Dijo que el distanciamiento de la humanidad de Dios, es causa de la pérdida de valores, y esta pérdida lleva a muchas personas a cometer homicidios, incluyendo el de niños, como sucedió recientemente en Pinotepa Nacional, donde fue abatido un joven matrimonio y su bebé de unos meses.
“El panorama es tétrico, porque nos vamos alejando de Dios, nos vamos a la oscuridad al huir de la Luz de Dios, nos estamos yendo a las tinieblas, a la oscuridad”.
Citó las palabras del Papa Francisco en la playa de Copacabana frente a cientos de miles de fieles, al expresar que comprende que los jóvenes pierdan la fe en la Iglesia debido a los malos sacerdotes.
Jesús, agregó el Papa, se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven egoísmo y corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio.
Acerca de las personas que dan excesivo valor a las cosas materiales, como el dinero, las propiedades, los lujos, expresó “no es que no tengamos que preocuparnos por las cosas que se compran con el dinero, pero hay que saber balancear y darle a cada cosa su importancia”.
“Inclusive muchos de nosotros los religiosos andamos por ahí, pues tristemente nos dejamos arrastrar por estas cosas. Hay religiosos que perdieron el camino, que a última hora se dieron cuenta que no era por ahí su vida; pero somos humanos y así nos pasa”, reflexionó.
Muchos secuestros, homicidios se cometen a raíz del dinero, a lo que se suma la corrupción, aseguró el párroco.
La Cuaresma, explicó, siempre ha sido una oportunidad grande que Dios nos da para revisar nuestra vida pasada, proyectar nuestra vida en el futuro, revisar las relaciones que tenemos con Dios y con el prójimo. Es una oportunidad muy especial que Dios nos ofrece cada año y nos invita a recuperar los valores que se han perdido.
La Cuaresma es tiempo de reflexión, tiempo de renovarnos en muchas cosas, recalcó el sacerdote.
La Cuaresma nos prepara para llegar a la Semana Santa; lamentablemente mucha gente utiliza la Semana Santa, para irse a la playa, “si alguien quiere cumplir con un acto religioso se van al templo así como está”, citó.
Al hablar de la misericordia divina, enunció que es una gran luz de amor y de ternura, es la caricia de Dios sobre las heridas de nuestros pecados.
Mencionó que en una ocasión, el Papa Francisco explicó el significado de la misericordia de Dios, a partir del episodio en que los fariseos y los escribas llevan a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio, y le preguntan qué hacer de ella, teniendo en cuenta que la Ley de Moisés preveía la lapidación por tratarse de un pecado considerado como gravísimo.
¿Qué es la Semana Santa?
La Semana Santa, conocida también como Semana Mayor, es un periodo de siete días que inicia con el Domingo de Ramos, y termina con el Domingo de Resurrección. Con la Semana Santa el cristianismo conmemora el Triduo Pascual, es decir, los momentos de la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesucristo.
La Semana Santa está precedida por la Cuaresma, que se refiere al tiempo de la preparación donde se recuerdan los 40 días de Jesucristo en el desierto. Las celebraciones centrales de la Semana Mayor son, Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección.
La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido solo en una ocasión de descanso y diversión, refirió.
Se olvidan de lo esencial, la semana se debe de dedicar a la oración y a la reflexión de los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús, añadió.
El Domingo de Ramos, se celebra la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Por eso se acostumbra llevar palmas al templo para que sean bendecidas.
Jueves Santo, día en que se recuerda la Última Cena de Jesús con sus apóstoles a quienes lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre.
En el Jueves Santo instituyó la Eucaristía y el sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar al Huerto de los Olivos, ahí pasó toda la noche y, después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.
Viernes Santo, en este día se recuerda la pasión de Nuestro Señor, su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato, la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Se conmemora con un vía Crucis solemne y con la ceremonia de la adoración de la cruz.
Sábado Santo o Sábado de Gloria, se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros.
Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo la vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús.
Se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos.
Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua, es el día más importante y más alegre para los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos. Pascua es el paso de la muerte a la vida.
