José HANNAN ROBLES
En esta temporada aparecen para su venta en comercios, casas particulares, puestos, mercados, las tradicionales piñatas, ya no de siete picos como originalmente fueron creadas para representar los pecados capitales, sino de múltiples figuras que van desde Cantinflas hasta diferentes personajes de Walt Disney como Pinocho, Blanca Nieves, el Pato Donald, Mickey Mouse, Dumbo, La Sirenita, La Dama y el Vagabundo, hasta el Chapulín Colorado, el profesor Girafales, El Chavo del 8, Quico, entre otros más.
Los siete pecados representados por igual número de pisos de la piñata, son: soberbia, avaricia, gula, lujuria, ira, envidia y pereza.
Todas son hechas de manera artesanal, con una olla de barro, papel de china de distintos colores, hay quienes todavía usan el engrudo, hecho de almidón y agua, para pegar el papel a la olla.
Las grandes piñatas que se utilizan para adorno, son hechas de esferas de cartón, pues de otro modo se requeriría de una olla muy grande y costosa.
Son rellenadas de frutas, naranjas, lima limones, plátanos, manzanas, tejocotes y dulces, las cuales se esparcen al quebrarla, simbolizan las bendiciones que reciben los presentes.
La piñata, colgada de un mecate que es alzado y aflojado para evitar que sea tocada por el palo, debe ser rota por niños y jóvenes vendados de los ojos.
El palo con que se rompe representa la fortaleza y fuerza de Dios, los ojos vendados significa la fe ciega en Dios.
Se cantan versos como dale, dale, dale, alegrando las vecindades y las calles donde aún se acostumbran las posadas tradicionales.
Se cree que el origen de la piñata es chino, ya que en las celebraciones del año nuevo chino, se confeccionaba un animal de papel que era rellenado por semillas, se dice que el viajero Marco Polo llevó la costumbre a Europa, en Italia se le dio el nombre de pignatta.
En México y en algunos países la tradición es romper piñatas durante las nueve posadas, así como en los cumpleaños de los niños.
Con la alegría del oaxaqueño es casi imposible que se haga una posada sin piñatas, ya que es esperada por todos los asistentes.
No quiero oro, no quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata
En México del 16 al 24 de diciembre se llevan a cabo las nueve posadas que preceden al nacimiento del Niño Jesús, la noche del 24 de diciembre, según la tradición.
Figura infaltable es la piñata de todos tamaños, colores y formas.
En las casas grandes, el escenario para romperla es el patio o el jardín, en las pequeñas se cierra la calle o se utiliza el estacionamiento o algún lugar común.
Hasta hace algunos años, cuando las posadas tenían la asistencia de gran cantidad de niños, antes de romper la piñata se cantaba: no quiero oro, ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata.
Durante el rompimiento se entonaba el estribillo dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino, ya le diste una, ya le diste dos, ya le diste tres y tu tiempo se acabó.
Hoy esta tradición prácticamente está olvidada.
Los brillantes colores, representan las tentaciones del satanás que deben ser exterminadas, pero el acto concluye en fiesta pues al ser rota la piñata el hombre ha abatido el mal y la recompensa es la fruta y los dulces que significa la gracia de Dios.
Entre las versiones del origen de la piñata, se dice que está relacionada con los viajes de Marco Polo a China, quien conoció la tradición de sus habitantes que acostumbraban romper la figura de un buey lleno de semillas, con motivo del año nuevo chino.
Al traer esta tradición Marco Polo a Europa, los españoles la trajeron al Nuevo Mundo al hallarle parecido con una de las ceremonias mexicas en honor a su dios de la guerra, Huitzilopochtli,
Otra versión señala que los antiguos mayas solían practicar un juego en el cual, con los ojos vendados, intentaban romper una olla de barro.
