Cientos de fieles la celebran -este 8 de diciembre- con gran fervor en Santa Catarina, Juquila
José HANNAN ROBLES
Fotos: Jairo ARAGÓN
Santa Catarina, Juquila, un pueblo lleno de religiosidad, encanto y naturaleza, con su gente sencilla que recibe al peregrino o visitante con el corazón en la mano, celebra este martes 8 de diciembre a la milagrosa y venerada Virgen de Juquila.
Durante todo el año, pero más desde las últimas semanas de noviembre, empiezan a llegar de diversas partes, sobre todo de los estados de Puebla, Tlaxcala, Michoacán, México, Veracruz, entre otros, peregrinos motivados por la fe, con la esperanza y deseo de poder mostrar a la Virgen su devoción.
El Santuario de Nuestra Señora de Juquila se llena de fe y esperanza, con cántico, alabanzas y peticiones de miles de creyentes que se postran a los pies de la venerada imagen.
En 20 días llegan más de 80 mil peregrinos
El Rector del santuario de Nuestra Señora de Juquila, padre Jacinto López Montaño, estimó que del 15 de noviembre al 8 de diciembre unos 80 mil peregrinos llegan a este centro mariano a pedir, orar y llorar ante la venerada imagen de la Virgen de Juquila.
Tan solo en los días centrales de la celebración hacen acto de presencia entre 10 y 12 mil personas.
Las peregrinaciones proceden de distintas entidades del país y, en ocasiones, de Centro América donde es muy adorada la Virgen por los milagros concedidos.
Los creyentes de otras entidades se distinguen porque llegan en grupo a bordo de autobuses, debidamente organizados, en cambio los de Oaxaca “llegan como arrieritas y hormiguitas que caminan y caminan llegan y se van, por eso no hacen tanto bulto”.
No faltan las camionetas con la imagen de la venerada madre de Dios que traen verdaderos altares. Otras traen la imagen de la Virgen al frente, sobre la defensa de sus vehículos de motor.
Cientos de creyentes viajan desde sus estados o comunidades en bicicleta sorteando el riesgo de transitar en carreteras, sufriendo las inclemencias del tiempo, cansancio y desvelo, pero la fe y el deseo de postrarse a los pies de Nuestra Señora de Juquila es más fuerte que todo eso. Otros lo hacen en motocicletas.
La afluencia de peregrinos al Santuario de Nuestra Señora de Juquila es cada vez mayor, afirmó el sacerdote.
Detalló que la fiesta inicia con el convite, y la misa de gallo que se celebra a las 12:00 de la noche, continuando con la novena, la calenda y las vísperas el día siete.
El 8 de diciembre, día central de la festividad de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Juquila, se oficiará solemne celebración litúrgica presidida por el Arzobispo José Luis Chávez Botello.
Durante la madrugada y la mañana los peregrinos cantarán a la Virgen María las tradicionales mañanitas, después de haber caminado largas distancias hasta por varios días.
El intenso dolor de llegar de rodillas ante el altar de la Virgen María, no se percibe por el amor que se siente por ésta.
El padre López Montaño refirió que lejos de perderse la devoción por la Virgen de Juquila, se ha fortalecido, siendo importante que se entienda el sentido de la peregrinación: “El Papa ha pedido que la peregrinación sea un momento de reafirmar la fe, un momento para ir redescubriendo nuestra fe”.
Llamó a quienes visiten el santuario a prepararse para la peregrinación, no sólo de cómo van a viajar, cuántos van a ir, si no espiritualmente, porque es muy importante el sacramento de la confesión.
Una de las mejores preparaciones para peregrinar es confesarse antes de salir, así cuando lleguen al santuario y participen de la Eucaristía puedan comulgar. Con la peregrinación se ganan indulgencias, porque el santuario es un lugar para ganarlas, apuntó.
Fray Jordán regaló a humilde campesino la imagen de la Virgen
Según la leyenda, en 1526 con la llegada de Fray Jordán de Santa Catalina, a un pueblo de nombre Amialtepec, durante su estancia ocupó los servicios de un humilde campesino, a quien educó religiosamente.
Cuando llegó el momento de que Fray Jordán regresara a su lugar de origen, y tenía que pagarle al humilde campesino le regaló en recompensa una imagen de la Purísima Concepción, tallada en España, advirtiéndole que tenía que venerarla como le había enseñado.
La imagen fue colocada en el jacal del humilde campesino. Cuentan que un día el jacal se incendió y se redujo a cenizas, presentando la imagen sólo ligeras quemaduras, posteriormente acontecieron diversos milagros de los cuales se enteraron los pueblos circunvecinos siendo así como habitantes de Juquila se organizaron para trasladar su imagen a la comunidad, iniciándose el nacimiento de un pueblo religioso hasta llegar a la construcción del santuario donde actualmente se continúa venerando a la imagen, realizando sus festividades y actos religiosos el 8 de diciembre.
Descripción de la imagen: Tiene una tercia de vara (30 centímetros) y el grueso de dos dedos (85 centímetros), viste una túnica sobre la que cae el manto que se desprende de los hombros y se tercia airosamente bajo el brazo izquierdo.
El cabello se extiende sobre el ropaje, las manos están unidas ante el pecho, y los ojos modestamente inclinados.
Estos rasgos los comparte con la imagen de la Virgen de los Remedios de Santiago Jamiltepec, sin embargo, la imagen de Jamiltepec es de tez blanca, ambas son consideradas imágenes hermanas de acuerdo con un decreto episcopal.
Pedimento, centro de meditación y reflexión
El Pedimento es uno de los lugares más sagrados para los creyentes que visitan el santuario de Nuestra Señora de Juquila. Se localiza a un kilómetro de Santa Catarina, Juquila, es el lugar donde los peregrinos meditan y rezan pidiéndole a la Virgen su intervención ante su hijo Jesucristo por su salud o de familiares, por la solución de algún problema difícil, también dan gracias por los favores o milagros recibidos.
Algunas personas confeccionan con barro, hojas de árboles, pedazos de madera, piedras, la representación del milagro que solicitaron a la Virgen.
También hay puestos donde se pueden comprar imágenes de madera, rosarios, escapularios, milagros, entre otros objetos religiosos.
El Pedimento es un lugar de visita obligada para los peregrinos.
Juquila ofrece al visitante una gran variedad de platillos regionales que al igual que la comida oaxaqueña ha trascendido fronteras.
Se puede degustar chiles rellenos, amarillo de res, pozole, verde de espinazo, nanacates u hongos silvestres, patitas de cerdo en vinagre, chicatanas en salsa y tamales, memelas de elote, atole, chocolate de agua y de leche, pan de yema, bocadillos de panela y coco, tostadas de corozo y panela.
Dulces oaxaqueños como nenguanitos, mostachones, suspiros, bocadillos, entre otros.
Hay diversidad de artesanías confeccionadas en cedro, caoba, palma, bordados, herrería, entre otros materiales.
En Santa María Yolotepec, las artesanías se elaboran con palma de color natural o teñida, se pueden encontrar sombreros, bolsas, petates, sopladores, monederos.
En Santiago Yaitepec, los artesanos ofrecen trajes típicos con bordados de flores y animales.
En Santa Catarina Juquila, la Virgen de Juquila es tallada en cedro o caoba.