No hay voluntad de los gobiernos federal, estatal y municipal para su rescate
José HANNAN ROBLES
El río Atoyac vive una crisis muy profunda, seria y severa, si no irreversible sí en condiciones de gravedad muy alta, advirtió Juan José Consejo, director del Instituto de la Naturaleza y la Sociedad de Oaxaca.
Su situación actual es alarmante debido a la contaminación de sus aguas. En este sentido, existen propuestas encaminadas a mejorar su condición actual, para lo cual se requieren recursos económicos y crear una conciencia de la problemática para que se concreten, agregó.
El río Atoyac se ha convertido en receptor de infinidad de descargas.
Tiene diferentes problemas, uno muy serio corresponde a las altas tasas de coliformes fecales, la cantidad de desechos domésticos básicamente humanos, combinados con todo tipo de sustancias como desechos hospitalarios, presencia de una gran cantidad de sólidos disueltos, grasas y aceites en algunos puntos de su recorrido, que forman un coctel muy peligroso.
Aunque se hacen algunos esfuerzos por llevar estas contaminaciones a un tratamiento, todavía se vierte en el río una enorme cantidad de diferentes productos que lo hacen uno de los más contaminados del sureste del país, lamentó.
El deterioro de la calidad de agua se debe a que tradicionalmente el río ha sido utilizado como un sistema de drenaje, fue convertido en albañal. Otros factores que incidieron son, el crecimiento desordenado de la ciudad, la actitud social, “le dimos la espalda al río, lo convertimos en un albañal”.
Existen problemas muy serios en la parte alta de la cuenca que provocan que ya no llegue el mismo caudal de agua. El lecho del río ha sido alterado, se ha corregido a lo largo de la historia varias veces, pero sobre todo recientemente. Se ha extraído en exceso y sin control materiales pétreos como arena, grava y piedra.
Presenta daños severos, sobre todo en la parte que cruza la ciudad. La cuenca del Atoyac que en realidad nace en la cordillera norte pero atraviesa la quinta parte del estado, es una cuenca muy extensa, explicó.
O se rescata o se declara muerto
Expuso sobre la necesidad de despertar la conciencia colectiva para lograr el reto que implica el saneamiento y rehabilitación del río Atoyac, ya que es una obligación de todos.
Refirió que hay dos opciones, la que se ha seguido, por desgracia en las grandes ciudades, sobre todo en la Ciudad de México: declararlo muerto, para entonces entubarlo para evitar la contaminación que es otro problema serio.
Convertirlo simplemente en un drenaje, es una mala opción, representaría perder el río, y tener un problema adicional de contaminación, porque entubarlo posterga y lo lleva más abajo donde va a seguir causando problemas.
Otra alternativa es rescatarlo o regenerarlo, volverlo a convertir en un río vivo, esa sería la pretensión; en un río que se lleve bien con la ciudad lo que no se ha logrado a lo largo de muchos años, sobre todo en los últimos, agregó
El esfuerzo de regenerar el río, considerando que la problemática que tiene es muy compleja y que atraviesa por lo menos 20 municipios en su parte alta, no es un asunto sencillo, requiere el concurso del gobierno en sus tres niveles y de la sociedad en general, reiteró.
“En realidad la acción más sensata, y yo diría que hasta la más barata, es regenerarlo, muchas cosas se pueden hacer que no son de gran inversión, sobre todo en términos de infraestructura. Sí requiere de mucho trabajo, pero yo diría que el asunto financiero no es tan importante como la decisión política la que hasta el momento no la ha habido, la decisión de tomar en serio al río Atoyac para regenerarlo”.
“Como en casi todas las cosas que tienen que ver con el agua, es un asunto de todos, no solamente le corresponde al gobierno que, sin duda ha sido omiso o incluso ha hecho cosas que han tenido un efecto destructivo desde hace muchos años, pero sin duda la responsabilidad nos cae a todos y la tarea de arreglarlo también nos corresponde a todos”.
Comentó que hay varios esfuerzos, entre ellos algunos recientes, citó el responsable de la Comisión Estatal del Agua y la Comisión Nacional del Agua para reducir los niveles de contaminación, consistente en llevar los drenajes, en vez de mandarlos al río, en paralelo, es decir no mezclarlos al agua del afluente y mejor buscar su tratamiento. Hay algunos avances, pero sigue sin existir una estrategia integral, se atiende solo a San Jacinto Amilpas. “Es una estrategia que por su dimensión yo creo que es fallida”, afirmó.
También se hacen esfuerzos para evitar las inundaciones, porque curiosamente los problemas del Atoyac son de falta de agua, pero en la época de lluvias tiene exceso de agua; el Atoyac también es una fuente destructiva de agua porque no se han sabido manejar sus avenidas.
Se tiene un proyecto en el que participa un grupo de holandeses con mucha experiencia en el manejo de agua, para hacer un plan piloto de rescate de la zona de Monte Albán, que sufre periódicamente problemas de inundación.
El director del Instituto de la Naturaleza y la Sociedad de Oaxaca, comentó que ya entrados los años sesenta se veían los peces en las aguas del río y la gente se iba a bañar en él, al igual que a sus afluentes el río San Felipe y la Cascada, lo que actualmente es impensable.
Hoy lo que se ve son copos de espuma y se percibe el fétido olor de sus aguas que anuncian enfermedades y su muerte lenta.
El río fue desviado en varias ocasiones
Nos hemos llevado mal con el río desde que se fundó la ciudad hace casi 500 años, expresa.
La visión española en ese tiempo no era solo de conquista de los habitantes sino de los elementos naturales, se les hizo fácil hacer cosas como desviar el río que no tenía el curso actual, se desvió de diferentes maneras, al igual que el río Jalatlaco se descaminó de manera importante a la altura del templo la Merced.
El Atoyac pasaba muy cerca del Zócalo, en las calle Trujano; hay un registro histórico del lugar donde estaba el curso original y se desvió porque provocaba inundación, también originaba desbordamientos periódicos en todo el Valle de Etla y en el Valle Grande.
Era una condición natural y muy benéfica para la agricultura, las avenidas del río sostuvieron la agricultura en todos los valles centrales durante siglos.
Los españoles establecieron la ciudad en el lugar que eligieron, y como se inundaba tuvieron que realizar obras muy costosas.
Registra el colectivo popular que la gran obra en la Colonia fue el acueducto de San Felipe, trabajo que en realidad si fue importante, pero hubo dos grandes obras para hacer exactamente lo contrario, no para atraer agua sino para alejarla, citó.
Es menos impactante la serie de canales en el Valle de Etla, para llevar el agua a diversas zonas para abrirlas al cultivo, las que todavía se mantuvieron hace no mucho tiempo.
Este sistema era más sustentable, y tampoco tiene un registro muy claro porque se hicieron poco a poco, todo el valle de Etla fue cuadriculado por una técnica de canales, sobre todo en la parte baja de Etla, San Lorenzo, Villa de Etla.
Todo esto, se perdió recientemente por el proceso de urbanización de la ciudad.
En los 40 y 60 se dio el fenómeno del agua entubada y drenaje como los grandes signos de modernidad, esto fue la puntilla de un proceso que ya se venía dando porque con este sistema hubo un olvido mayor del Atoyac.
Finalmente puntualizó que se debe contribuir para recuperar el sentido del agua como algo frágil y sagrado, que nos importa a todos; debemos dejar de darle la espalda al río, revivirlo, ya no considerarlo como el patio trasero y el lugar para deshacernos de lo que no queremos.