¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino!
Christian JIMÉNEZ
Las piñatas son una tradición en las fiestas decembrinas desde el siglo XVII. Representantes de la Iglesia Católica relatan que fueron los antepasados quienes iniciaron con la tradición de romper ollas de barro colgadas, que llenaban de objetos.
Sin embargo, a partir de la evangelización, los representantes de la Grey Católica continuaron la tradición, pero dieron un sentido religioso al acto de romper la olla, y además acordaron que esa celebración se efectuara durante la temporada de Adviento, que es la temporada previa o de preparación para celebrar la Navidad, y se celebra desde cuatro domingos antes.
El significado religioso indica que las piñatas, que se deben adornar con papel colorido, representan al demonio. Cada una de las piñatas tradicionales es elaborada con una olla de barro cubierta de papel y adornada con siete picos; éstos representan a los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
Para participar de esta tradición, los católicos deben romper la piñata con los ojos vendados, lo que indica la fe que puede prescindir de la vista, y el apalear la olla indica la lucha constante de los hombres para vencer las tentaciones.
Cuando finalmente la piñata se rompe, los premios por la victoria, según la costumbre acuñada por los religiosos colonizadores, son los dulces que caen de la piñata, que son premios de Dios por haber vencido a los pecados.
Tradición que vence al tiempo
Desde hace décadas, varias familias se dedican a la venta de piñatas, su principal actividad económica, sin embargo, factores como el aumento a la gasolina, la crisis económica y el crecimiento de la competencia dificulta el oficio.
Tal es el caso de la familia de Yolanda Rojas, quien desde hace 20 años acude con su esposo al mercado Benito Juárez en la Ciudad de O
axaca para llevar a los clientes desde las piñatas tradicionales, hasta diseños actuales, que se venden el resto del año.
Para este diciembre, Yolanda y su esposo acuden como de costumbre a su puesto al que llegan desde las 10 de la mañana, para ofrecer a los compradores piñatas a precio económico. Ante ello, los piñateros se han visto en la necesidad de modificar un poco la tradición, pues las piñatas de estrella, que por tradición deberían ser de siete picos, actualmente se decoran únicamente con cinco, pues de tener los siete el precio es más elevado.
“El precio por una piñata de barro tradicional de cinco picos es de 70 pesos, el tamaño es estándar y la decoración en papeles metálicos, se ha optado en traer de cinco y de siete picos para que la gente pueda comprarlas”, aclara.
Aunque el precio unitario por piñatas de estrella no parece ser tan elevado, Yolanda relata que año tras año el material y transporte para elaborar las piñatas ha subido, este año se han disparado los precios y por eso, ella y su esposo acordaron bajar sus precios para no afectar el bolsillo de sus clientes, sobre todo de aquellos que cada año compran.
Aunque las piñatas tradicionales ya no son las favoritas de los compradores, Yolanda y su esposo piden un gran número de éstas, pues son las más utilizadas para celebrar las posadas. Sin embargo, también venden piñatas modernas, de cartón y papel que llegan a costar hasta 220 pesos, dependiendo del diseño y tamaño.
En esta temporada, la competencia para los piñateros es mayor, pues muchos de los locatarios incluyen piñatas en sus productos, lo que reduce la posibilidad de ventas por temporada, sin embargo, los locatarios también han ideado la forma de incluir todos los productos necesarios para las posadas y satisfacer a los clientes.
Aunque durante las primeras dos semanas de diciembre las ventas no se habían reflejado para los comerciantes de piñatas, esperan que, como cada diciembre, sea su mayor mes de ventas, luego de que las posadas inicien este 16 de diciembre.