Agencias.- Investigadores de los atentados de París descubrieron pistas que indican que dos de los terroristas que cometieron los atentados en esta capital eran de nacionalidad francesa y siria.
De acuerdo a fuentes del Ministerio francés del Interior, uno de los cuerpos de los atacantes descubiertos en la sala de espectáculos Bataclán, en la que fallecieron 82 personas, corresponde a un ciudadano francés.
El hombre, cuya identidad no fue facilitada, había sido fichado por los servicios de espionaje franceses, precisaron las fuentes.
Según los primeros indicios, los cuatro terroristas que atacaron la célebre sala de fiestas del onceavo distrito parisino, podrían ser franceses ya que platicaron en esa lengua durante los ataques.
La policía descubrió además un pasaporte sirio junto al cuerpo de uno de los kamikazes que se suicidaron la víspera en las inmediaciones del Estado de Francia, en las afueras de París.
Según un último balance publicado este sábado, en los atentados fallecieron 127 personas y 300 están hospitalizadas con heridas de distinta gravedad.
Francia promete castigo ejemplar contra el terror
Más temprano, el presidente francés François Hollande se comprometió a atacar sin piedad al grupo Estado Islámico luego que el grupo yihadista admitió que organizó los ataques más letales infligidos a Francia desde la Segunda Guerra Mundial.
François Hollande, quien declaró tres días de luto nacional y elevó la seguridad de la nación a su máximo nivel, calificó la matanza de «un acto de guerra que fue preparado, organizado y planificado desde el extranjero, con ayuda interna».
Hollande dijo que al menos 127 personas murieron la noche del viernes en tiroteos en cafés de París, atentados suicidas cerca de estadio nacional de Francia y una toma de rehenes con masacre dentro de una sala de conciertos.
Mientras el presidente hablaba a la nación, la policía antiterrorista francesa trabajaba para identificar a posibles cómplices de los ataques que se sabía participaron en los ataques. La policía informó que halló un pasaporte sirio en el cadáver de uno de los terroristas suicidas cerca del estadio nacional en París.
En un comunicado escrito en francés y árabe y publicado en internet, Estado Islámico se adjudicó el sábado la autoría de los ataques.
La declaración se mofa de los ataques aéreos de Francia afirmando que «no sirven para nada, ni siquiera para proteger las podridas calles de París». El texto llevaba el logotipo del grupo y era similar a declaraciones previas del grupo.
El ministro del Interior Bernard Cazeneuve anunció que quedan prohibidas todas las manifestaciones públicas hasta el jueves, y que cada gobierno local tiene la potestad de declarar un toque de queda si lo considera necesario. Añadió que serán despachados refuerzos policiales y militares a edificios públicos de importancia.
Muchas atracciones turísticas en París permanecían cerradas el sábado, inclusive la Torre Eiffel, el museo Louvre y el parque Disneyland París.
Los parisinos se expresaron acongojados, enfurecidos y angustiados por la tragedia, pero al mismo tiempo de mostraron desafiantes.
Cientos de personas salieron del estadio de fútbol la noche del viernes ondeando banderas francesas y cantando el himno nacional. Otras acudieron a un hospital cercano para donar sangre. Ofrendas florales se acumulaban en las aceras mientras un músico tocaba la guitarra y cantaba «Imagine», la canción pacifista de John Lennon.
Como ejemplo del temor en los países vecinos de que estallen similares en su territorio, el gobierno británico convocó a una reunión emergencia del grupo COBRA, que abarca los máximos dirigentes de sus agencias de seguridad nacional. Italia también elevó al máximo su nivel de seguridad en lugares públicos y fronteras nacionales.
El primer ministro británico David Cameron dijo que hay británicos entre los muertos en París, pero se negó a dar detalles. Advirtió que el grupo Estado Islámico es una amenaza «que está evolucionando».
Hollande atribuyó la masacre a lo que describió como «un ejército terrorista, el grupo Estado Islámico, un ejército yihadista, contra Francia, contra los valores que representamos: Un país libre que significa algo para todo el mundo».
La identidad de los agresores, al menos de forma pública, seguía siendo básicamente un misterio. Se desconocía su nacionalidad, sus motivos e incluso su número exacto. Las autoridades anunciaron la muerte de ocho atacantes, siete de ellos en atentados suicidas, una estrategia terrorista que no se había utilizado antes en Francia. Otro agresor murió abatido por la policía.
En Twitter, muchos yihadíes elogiaron de inmediato a los agresores y criticaron las operaciones militares de Francia contra extremistas del grupo Estado Islámico.
La portavoz de la fiscalía Agnes Thibault-Lecuivre dijo que las autoridades no podían descartar que hubiera otros agresores fugados.
Hollande dijo que Francia -que ya bombardea objetivos del grupo EI en Siria e Irak como parte de la coalición liderada por Estados Unidos y tiene tropas combatiendo a extremistas en África- «será implacable contra los bárbaros del grupo Estado Islámico».
Los milicianos que atacaron el viernes por la noche lanzaron al menos seis ataques con armas de fuego y bombas en rápida sucesión, en una ofensiva aparentemente indiscriminada contra objetivos civiles.
Tres suicidas se inmolaron alrededor del estadio nacional, en el norte de la capital, donde el presidente francés asistía a un amistoso entre las selecciones de fútbol francesa y alemana. El sonido de las explosiones asustó a los aficionados dentro del estadio, pero el partido continuó entre crecientes temores del público.
Aproximadamente a la misma hora, el ruido de los disparos ahogó el tintineo de las copas en un popular barrio parisino. La sangre llegó al asfalto después de que los agresores abrieran fuego contra una serie de cafeterías de moda, abarrotadas en un viernes por la noche inusualmente templado. Al menos 37 personas murieron allí, según el fiscal de París François Molins.
Los atacantes asaltaron entonces una sala de concierto, el Bataclan, donde iba a actuar una banda estadounidense de rock. Abrieron fuego sobre el público aterrado y después los tomaron como rehenes. Cuando la policía cercó a los agresores, tres de ellos se mataron detonando explosivos que llevaban pegados al cuerpo, dijo el jefe de la policía de París, Michel Cadot.
Otro agresor se inmoló en el boulevard Voltaire, cerca de la sala de conciertos, dijo la oficina del fiscal.
En el Bataclan se produjo la peor matanza
Un video grabado desde el balcón de un apartamento y subido el sábado en el sitio web de Le Monde mostraba parte de ese horror. En las imágenes se ve a docenas de personas que huían de los disparos fuera del local, y corriendo hacia una calle lateral.
Al menos una persona se ve temblando en el suelo mientras decenas pasan corriendo, algunas cojeando o ensangrentadas. La cámara gira hacia la calle para mostrar a más gente que huye, arrastrando dos cuerpos por el suelo. Otras dos personas se agarran con las manos de los balcones de un primer piso, y se quedan colgando en un aparente intento de mantenerse fuera de la línea de fuego.
Sylvain, un fornido asistente al concierto de 38 años, se derrumbó entre lágrimas al recordar el ataque, el caos y cómo había escapado durante un receso en los disparos.
«Estaba viendo el concierto desde el foso, en medio de la masa del público. Primero oí explosiones, y pensé que eran fuegos artificiales».
«Pronto olí la pólvora y comprendí lo que estaba ocurriendo. Había disparos por todas partes, en oleadas. Me tumbé en el suelo. Vi al menos dos tiradores, pero oí a otros hablar. Gritaban ‘Es culpa de Hollande’. Oí a uno de los tiradores exclamar ‘Alá Akbar»’, dijo Sylvain a Associated Press. Por temor a su seguridad, habló bajo condición de que no se empleara su nombre completo.
Él era uno de las docenas de sobrevivientes a las que se ofrecía terapia y mantas en un edificio municipal convertido en centro de crisis.
Hollande declaró estado de excepción y anunció que se renovarían los chequeos fronterizos en fronteras normalmente abiertas cumpliendo con la zona europea de desplazamientos libres.
«Una Francia decidida, una Francia unida, una Francia que se une y una Francia que no permitirá quedarse pasmada ni siquiera hoy, hay una emoción infinita enfrentada con este desastre, esta tragedia, que es una abominación, porque es barbarie», dijo Hollande.
El suceso plantea preguntas sobre la seguridad para los millones de turistas que viajan a París, y para los eventos internacionales que suele acoger la capital francesa, donde se desplegaron tropas para apoyar el trabajo policial e intentar restaurar el orden.
El parque de diversiones Disneyland Paris, una de las atracciones turísticas más visitadas de Europa y situada al oeste de la capital, anunció que no abriría sus puertas el sábado, algo poco habitual.
Unos 14.2 millones de personas visitaron Disneyland Paris el año pasado.
Está previsto que unos 80 jefes de estado, entre los que podría incluirse Obama, viajen a una importante cumbre climática dentro de dos semanas. Francia organizará en junio la Eurocopa de fútbol, con el Stade de France como importante sede.
La UNESCO, con sede en París, espera recibir a varios jefes de gobierno el lunes para un foro sobre cómo derrotar al extremismo. El presidente iraní, Hasan Ruhani, canceló un viaje debido a los atentados del viernes. Hollande canceló sus planes de viajar a Turquía este fin de semana para la cumbre del G-20.
Francia estaba en vilo desde enero, cuando extremistas islámicos atacaron la revista satírica Charlie Hebdo, que había publicado caricaturas del profeta Mahoma, y contra un supermercado kosher. En esta ocasión los objetivos eran jóvenes que asistían a un concierto de rock y ciudadanos corrientes que disfrutaban saliendo el viernes por la noche.
El país ha experimentado otros ataques de menor escala o intentos de ataque este año, incluido un incidente en agosto a bordo de un tren bala en el que pasajeros estadounidenses sometieron a un hombre.
Las autoridades francesas están especialmente preocupadas por la amenaza que representan cientos de franceses islamistas radicales que han viajado a Siria y regresado a su patria con habilidades para cometer actos violentos.
Aunque aún no se sabe quién es el responsable de los ataques, el grupo Estado Islámico está «claramente en lo alto de la lista» de sospechosos, dijo Brian Michael Jenkins, experto en terrorismo y asesor sénior del presidente de RAND Corp.
«La gran duda es si estos atacantes, si resulta que están conectados con uno de los grupos en Siria, son terroristas nacionales o si eran combatientes que regresaron» tras haber sido parte de las filas del grupo Estado Islámico, dijo Jenkins.