2017 ya es historia, a título personal, puedo afirmar que fue un año complejo, intenso, de reencuentro con afectos, de cerrar ciclos; atrás quedaron desencuentros, la justicia, la divina y la terrenal colocaron las cosas en su lugar; el destierro concluyo dejándonos sabias enseñanzas, templó el carácter y la serenidad para saber esperar a que la ruleta de la vida girará; nos mostro a plenitud que la adversidad no es eterna; que en la vida cómo en la política o cualquier acción humana, citando a uno de los clásicos “no hay victorias absolutas ni derrotas permanentes”.
Stefan Zweig, escritor y activista social austriaco de origen judío, en sus obras y acciones fue de los primeros en protestar, denunciar, los crímenes de nazismo durante la Segunda Guerra Mundial; sus novelas, relatos y biografías en las que conjugaba la realidad histórica con la imaginación aún son vigentes; su muerte fue su última decisión propia, al suicidarse junto con su esposa escribió “creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significo el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la tierra”. De su obra “Fouché” les comparto su visión sobre el destierro:
“Se ha compuesto el himno del destierro, esa potencia creadora del destino, que levanta al hombre en su caída y concentra en la dura opresión de la soledad, nuevamente y en un orden nuevo, las fuerzas conmovidas del alma. Siempre culparon los artistas al destierro como aparente obstáculo del ascenso, como inútil intervalo, como interrupción cruel. Pero el ritmo de la naturaleza quiere estas censuras forzadas. Pues sólo quien sabe de sus honduras conoce integra la vida. El impulso de reacción es lo que comunica al hombre toda la fuerza de su pujanza”.
“El genio creador, sobre todo, necesita temporalmente este aislamiento forzado para medir desde la profundidad de la desesperación, desde la lejanía del destierro, el horizonte y la altura de su verdadera misión. Los más altos mensajes de la humanidad ha venido del destierro; los creadores de las grandes religiones, Moisés, Cristo, Mahoma, Buda, todos tuvieron que entrar en el silencio del destierro, en el no estar entre los hombres, antes de poder pronunciar la palabra decisiva. La ceguera de Milton, la sordera de Bethoven, la cárcel de Dostoiewski, la prisión de Cervantes, el encierro de Lutero en la Wartburg, el destierro de Dante y la expatriación voluntaria de Nietzsche a las zonas heladas de la Engadina, no fueron exigencias del propio genio, sino ordenadas secretamente contra la voluntad despierta del hombre mismo”.
“Pero también en el terreno bajo más firme de la política, una ausencia temporal da al hombre de Estado, nueva lozanía en la mirada y mayor intensidad para pensar y calcular el juego de las fuerzas políticas. Nada más propicio para una carrera que su interrupción temporal, pues el que ve el mundo siempre desde arriba, desde la nube imperial, desde la altura de la torre de marfil del poder, no conoce otra cosa que las sonrisas de los subordinados y su peligrosa complacencia; el que siempre sostiene en las manos la medida, olvida su verdadero valor”.
“Nada debilita tanto al artista, al general, al hombre de poder, como el éxito permanente a voluntad y deseo. En el fracaso es donde conoce el artista su verdadera relación con la obra; en la derrota el general sus faltas y en la pérdida del favor, el hombre de Estado, la verdadera perspectiva de la política. La riqueza permanente debilita; el aplauso constante hace insensible; únicamente la interrupción procura el ritmo que trabaja en el vacío, nueva tensión y elasticidad creadora. Únicamente la desgracia da mirada profunda y extensa para la realidad del mundo.
“Enseñanza dura, pero enseñanza y aprendizaje es todo destierro. Al débil le amasa de nuevo la voluntad, al indeciso lo hace enérgico. Al duro más duro aún. Nunca es el destierro para el verdadero fuerte una mengua. Es siempre un Tónico de fuerza”.
2018. Aquí estamos otra vez, dispuestos, más que dispuestos, a continuar navegando en mares tempestuosos, transgrediendo convencionalismos, soñando utopías. Sosteniendo nuestras formas y maneras de pensar sin asumirlas como verdades absolutas; listos para aportar al debate de ideas, respetando como debe ser en un régimen democrático los disensos; con sentido positivo, viendo para adelante, sin rencores ni fobias, en el otro extremo de los maximalismos y las actitudes cortesanas. Pero sobre todo con profunda lealtad y amor a este, nuestro país, nuestro México y en especial a mi musa eterna, Oaxaca, “la tierra donde nací y en donde están mis amores” diría el juglar.
Y ya en el terreno de la necia realidad. En este 2018, todos los mexicanos debemos tener el aplomo para reconocer y afrontar las tres grandes incertidumbres que tenemos enfrente, mismas que, en el cómo se definan, incidirán de forma directa en nuestras vidas, proyectos, realidades.
El proceso electoral, en el que se elegirán más de tres mil cuatrocientos representantes para cargos locales y federales, incluyendo a quien ocupe la “Silla de Krauze” versión Peña FIL de Guadalajara; representa un inmenso reto para la sociedad en su conjunto. Los asesinatos de actores políticos en diversos estados del país, incluyendo los hechos violentos, también ya con saldo trágico, que se han suscitado en eventos electorales en la Ciudad de México; dan muestra de la disputa de intereses que se tejen y protegen en los andamiajes de la micro política y son señales poco alentadoras de hasta donde están dispuestos a llegar, personajes que sienten la posibilidad de perder posiciones y privilegios.
Parte de este clima electoral imperante, está relacionado con el contexto de inseguridad en amplias zonas del país y de la Ciudad de México. Y preocupa que tanto el gobierno federal como el de la capital y varios gobernadores, utilicen atajos discursivos para justificar la violencia, lo cual pronostica un panorama extremadamente sombrío.
Por si algo faltara, la reanudación este trimestre de las negociaciones del TLC y su posible desenlace abonan al clima de incertidumbre; el alza estrepitosa del dólar en las últimas semanas lo corrobora.
Como se advertirá, iniciamos el año ubicados en tres limbos cardinales.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh